Cuando se cumplen diez años desde que se estrenó por primera vez El principio de Arquímedes; el teatro Quique San Francisco nos ofrece la posibilidad de disfrutar de una obra que nos hará reflexionar sobre un hecho de mucha actualidad.
La obra se desarrolla en las instalaciones de una piscina donde el grupo de los niños más pequeños, los caballitos de mar empiezan a dejar de llevar la burbuja que normalmente utilizan para aprender a nadar.
Poco a poco a lo largo de la semana los pequeños van dejándola de lado, cada uno a su ritmo. Cuando sólo queda uno de los niños, éste empieza a llorar por una mezcla de miedo y nervios al ser el único que queda.
Jordi su monitor – que lleva más de cinco años trabajando en la piscina- intenta convencer y consolar al niño para que esté tranquilo y se meta en el agua. Para conseguirlo da un abrazo y un beso al niño que finalmente lo consigue.
El monitor es una persona muy extravertida y desenfadada y tiene muy buena sintonía con los niños. El gesto que ha realizado lo ha hecho sin la menor maldad, más bien al contrario. De hecho cuando Ana- su jefa- le pregunta por lo que ha sucedido no es consciente de lo que ésta le estaba preguntando.
El joven monitor se ha limitado a gestionar un “conflicto” con uno de sus alumnos de la mejor manera posible y lo ha hecho con el criterio que consideraba más adecuado acorde a sus años de experiencia.
Pero lo que realmente se juzga no es la capacidad para enseñar a los niños que tiene Jordi, sino lo que está en juego es un “problema” de índole ético y moral. El conflicto nos golpea de frente desde el primer momento, cuando Ana la directora del centro pide explicaciones a Jordi sobre lo que ha pasado en la piscina. En ese momento tanto Jordi como los espectadores desconocemos lo que había sucedido.
Todo surge cuando una niña le cuenta a su madre que ha visto como Jordi le daba un beso en la boca al niño que tenía miedo de quitarse el flotador. En seguida uno de ellos lo cuenta en el grupo de Facebook que tienen los padres y a partir de ahí, los rumores, los malentendidos y la tensión no deja de ir en aumento.
La presión de los padres hacia el centro y hacia Ana va creando entre ésta y Jordi, y entre el propio Jordi y otro de los monitores con el que se lleva muy bien una situación cada vez más insoportable.
Ana se ve entre la espada y la pared, por un lado los padres que creen que Jordi es un pervertido y quieren que se tomen medidas contra él. Por otro, pese a sus convicciones poco a poco las dudas, la desconfianza y la incertidumbre respecto a Jordi va creciendo.
Y esta es la principal cuestión que se plantea en la obra. Y si nos pasara a nosotros, y si fueran nuestros hijos, y si fuéramos el monitor.
La obra es una clara denuncia de los prejuicios, como el hecho de prejuzgar, de sacar conclusiones sin conocer todos los datos, de creer todo lo que leemos o todo lo que nos cuentan sin cuestionarnos nada es algo que está muy interiorizado y arraigado en los seres humanos.
La estructura de la obra en dos momentos que van cambiando según lo hace la disposición de los vestuarios le da un toque de intensidad y tensión que produce cierta dosis de angustia al empatizar con facilidad con la situación que se produce. Nos vemos arrastrados a tomar partido por alguna de las partes.
Como decía al inicio han pasado ya diez años desde que se estrenó por primera vez, en la Sala Beckett de Barcelona. Desde entonces El principio de Arquímedes ha sido traducido a más de 20 idiomas y se ha estrenado en más de 50 países, además de haber dado el salto al cine en dos ocasiones (El Virus de la por, dirigida por Ventura Pons y Aos teus olhos con dirección de Carolina Jabor).
El principio de Arquímedes ha sido ganador del Premio Born de Teatro 2011, finalista al Premio Max al mejor texto teatral 2012 y nominado a los Premios Butaca de Teatro -mejor texto, mejor actriz de reparto y mejor escenografía-.
La dramaturgia y dirección corren a cargo de Josep María Miró es autor de los textos teatrales La mayordoma, El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar, La habitación blanca, Tiempo salvaje, Olvidémonos de ser turistas, Cúbito o La travesía.
Asimismo es el autor de la deliciosa Restos del fulgor nocturno que se ha representado recientemente en el Teatro de la Comedia.
Respecto a la sensación de volver a enfrentarse a este montaje Miró señala “… al visitar de nuevo este montaje me interesa ver cómo dialoga con la actualidad. Siento que, tras estos diez años, su vigencia es, si cabe, todavía mayor ahora que cuando la escribí. La presencia de las redes sociales, el control, el miedo, los prejuicios… Todo ha ido a más en esta última década. Es por ello que El principio de Arquímedes interactúa incluso más fuerte ahora con la problemática actual de la confianza, la educación y el miedo. Es un placer presentarla de nuevo en Madrid, con un equipo extraordinario, comprometido y con un talento enorme. Juntos nos volvemos a preguntar cuáles son los límites entre el miedo y la seguridad; entre lo que se puede hacer y lo que no; entre lo que es peligroso y lo que es ternura… Es un nuevo viaje que trata de implicar la mirada del espectador y su opinión sobre una cuestión de una vigencia contemporánea”.
En cuanto al elenco lo forman Ana Belén Beas, Pablo Béjar, Guillermo López y Alejandro Tous.
Destaca el trabajo de Pablo Béjar y Ana Belén Beas, principalmente en los “enfrentamientos” que ambos protagonizan para intentar dar luz a lo ocurrido en la piscina.
En resumen una excelente oportunidad de disfrutar de esta pequeña maravilla y replantearnos como actuar ante situaciones similares.
VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Teatro Quique San Francisco
Dirección: Calle Galileo 39.
Fechas: Del 22 de Abril al 29 de Mayo. De Miércoles a Sábado a las 20:00. Domingos a las 19:30
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