Silencio en escena, lentitud y calma. No estamos acostumbrados a los silencios, nos hemos acostumbrado a la prisa, cuanto más efímero mejor. Rascacielos, coches , gente convertida en masa. No es este el caso, allí sentados en nuestra butaca, dos figuras de porcelana aguardan, la belleza plástica traspasa proscenio e inunda la sala pequeña del Teatro Español. Una sala de fiestas en la que el tiempo parece haberse parado, la función no ha dado comienzo, en la sala aun se escuchan conversaciones. En escena figuras inmóviles, viendo pasar lo que ocurre a su alrededor, los desmanes de una época, sin juicio, sin vanidad.