Entramos en la Sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán- Gómez y nada más entrar, me vino a la cabeza, un recuerdo o más bien una visita. Parecía volver al Museo de la Escuela rural de Cabranes en Asturias, que visité hace años y aun sigue viva en mi recuerdo, no ya los pupitres, no ya el crucifijo o los pizarrines, más bien por el recuerdo de hombres y mujeres que querían construir una España de personas, instruidas, cultas, que se dejaron la piel y la vocación en el intento y que entendían que el mayor modo de hacer política, sin ellos quizá saberlo era desde la base, desde la escuela y la enseñanza.