El mundo de las adicciones, esas que tantas alegrías nos han dado y esas que tantos mundos nos abren, donde vemos nuestro interior. Ese que es más ruin, más real e intrínseco. Ese que a veces , también es crónico. En este caso el amor, más bien el desamor. El desamor crónico. La imposibilidad de amar para siempre, de sentir pasar el tiempo sin configurar un patrón del amor donde uno siempre sepa donde se coloca. Un timón difícil de gobernar. Algo que también puede ser crónico.
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