"Nos encaminamos a la Residencia de Señoritas a escuchar
la conferencia de Federico sobre el libro que trae escrito de América, que se
titula Poeta en Nueva York, y que nos dedica. Suprema prueba de amistad y de afecto
que nos conmueve.
Conocemos varios de los poemas que encierra; son de una grandiosidad y de un dinamismo que escapa a toda descripción. [...]
La sala de la Residencia —que ya he descrito— adolece de fluidos amistosos y hospitalarios, y, para dar tiempo a que la salva de aplausos con que se le recibe dé toda su medida, pone orden en la mesita tras de la cual tomará asiento. Traslada la garrafa de agua a otro sitio, coloca el vaso —que se hallaba boca abajo sobre su gollete— al lado de ella, retira un poco el florero, cuyos claveles olfatea, y coordina sus papeles. No estaría más tranquilo ni más sereno en su casa rodeado de su familia.
Me encuentro sentado al lado de Vicente Huidobro, que está simpático y comunicativo, sin dejar de asumir una actitud de importancia: de juez o de crítico de gran clase.
En las filas paralelas a la nuestra se encuentra toda la elite intelectual; la de ayer, la de hoy y la de mañana: las alas nuevas que se entreabren. Federico toma la palabra en forma deslumbrante desde el primer momento."
Conocemos varios de los poemas que encierra; son de una grandiosidad y de un dinamismo que escapa a toda descripción. [...]
La sala de la Residencia —que ya he descrito— adolece de fluidos amistosos y hospitalarios, y, para dar tiempo a que la salva de aplausos con que se le recibe dé toda su medida, pone orden en la mesita tras de la cual tomará asiento. Traslada la garrafa de agua a otro sitio, coloca el vaso —que se hallaba boca abajo sobre su gollete— al lado de ella, retira un poco el florero, cuyos claveles olfatea, y coordina sus papeles. No estaría más tranquilo ni más sereno en su casa rodeado de su familia.
Me encuentro sentado al lado de Vicente Huidobro, que está simpático y comunicativo, sin dejar de asumir una actitud de importancia: de juez o de crítico de gran clase.
En las filas paralelas a la nuestra se encuentra toda la elite intelectual; la de ayer, la de hoy y la de mañana: las alas nuevas que se entreabren. Federico toma la palabra en forma deslumbrante desde el primer momento."
(Carlos Morla Lynch, 1958)