Un
viola de gamba nos recibe en el Corral, en Almagro, en la cuarenta y seis
edición de su entrañable festival de teatro. Unas notas gozosas, místicas ya
nos meten en santidad en esta noche estrellada. “Ayuda. Piedad. Ven. Por favor,
ven.” Palabras que asoman una petición hacia Dios, señor de San Juan, señor de
tantos y tantas. La mística en un gozo, en un profundo gozo. San Juan, de la
Cruz, de la agonía, de la mística, de la pasión hacia todo, hacia Dios, hasta
el éxtasis. Conozcamos un poco más a este personaje y su poesía. Adentrarse en
ella es algo espiritual, interior, trágico diría yo. Un ejercicio gravitatorio
y enloquecedor que nos lleva al sentimiento humano más profundo, más intrínseco
que se eleva cual escalera hacia el cielo.

Algo
trascendente y humilde a la vez. Mágico. Intentar entender a un ente superior
desde la condición humana, tan imperfecta como cierta, tan oscura como
luminosa. Tan bipolar… En este contexto nace el gozo, profundo, como propuesta
teatral basada en la obra de San Juan, donde se repasa a través de sus textos
la vida de este místico entre lo divino y humano, acompañado por esas notas de
la viola de gamba que nos estremece, nos seduce, nos hace comprender esos
estados de ánimo, esa búsqueda , ese mostrarse descalzo y desnudo ante la
divinidad suprema, siempre elevada, siempre perfecta. Todo de una manera
sencilla e inteligente que nos hace levitar en nuestros asientos, sin despegar
ojos y oídos a la luz de las velas. Todas estas sensaciones nos las ofrece Elfo
Teatro, compañía nacida en Madrid allá por los locos ochenta que en palabras
textuales “centra su esfuerzo en la búsqueda de una metodología propia que
abarque desde el trabajo orgánico del actor y su entrenamiento físico y vocal,
hasta la dramaturgia y la creación”, mostrándonos una desnudez en el escenario
que nos conmueve, real y metafóricamente hablando.

Combinan
en sus montajes marionetas, escenografías, vestuarios y distintas propuestas
escénicas para todo tipo de públicos, místicos o no. Teatro del absurdo,
farsas, comedias, marionetas, clown, sombras, teatro de calle, de aula,
tragedias… tocan todos los palos para llegar hasta nuestro interior, dando en
este caso un protagonismo a la palabra del místico, en un ejercicio filológico
brutal creado de la mano de Sofía Ugena-Sancho y José Luis Luque. Esta
adaptación de Sofía Ugena-Sancho nos pone del revés, nos abre el interior para
capturar cuerpos y almas en un escenario que se presta a ello. Y comienza el
baile, la palabra. El gozo. Con capuchas de tormento que nos trasladan a esa
celda oscura donde pasó nuestro protagonista nueve meses, todo un embarazo
poético aletargado con dosis de ternura y de bondad. De lo divino y humano. En
la sombra también otra asceta, Santa Teresa de la Cruz, que llamaba a San Juan
“mi medio fraile pequeño y distinto”. Esa meditación sin fin de madrugada, esos
toques de voz que nos llevan a distintos momentos y escenarios, esa organicidad
en escena, dirigida maestralmente.

Ese
corazón. Y eso es lo que nos muestra José Luis Luque, con el acompañamiento a
la viola de Sofía Alegre. “¿Dónde queda el mundo y sus certezas?” ¿Dónde queda
el actor, donde queda José Luis cuando se baja del escenario, de las tablas y
muta a un humano más? ¿Cómo es posible que nos lleve a espacios desconocidos,
escondidos en tan solo una hora? El trabajo corporal, la dicción perfecta, los
silencios también, la poesía, la maestría de utilizar distintos espacios,
alturas, texturas, nos ayuda, nos hace entender a San Juan, a José Luis , en un
ejercicio de interpretación descomunal que hace que amemos al teatro, al propio
San Juan o a la madre que le parió si cabe, y perdónenme la vulgaridad, pero
parece que también levito. “En la ausencia de Dios, el ser humano canta. “ Y
aparece la palabra, siempre presente, y José Luis hace de ella poesía, la
estira, la agranda, la hace diminuta, la engrandece. La adora. ¿Puede la
palabra abandonar un lenguaje? La música le acompaña, le adormece, le
mistifica, le da una belleza poética difícil de igualar y de sentir. Una hora
de palabras y silencios que nos desvelan esta noche, como a San Juan. Solo
queda el agradecimiento y el reconocimiento a este hermoso trabajo que nos ha
encogido mente y corazón. Cuerpo y alma. A mi lado otra pluma se desliza en el
papel, anotando esas sensaciones, ese misticismo que ya nos ha atrapado."

En un principio era el verbo, y el verbo era con
Dios, y el verbo era Dios”, mantra que se va repitiendo a lo largo del montaje
que nos hace entrar en esta meditación despierta, en este encuentro con forma
de superación, de altura, de búsqueda divina que no deja de ser una búsqueda
interior . Esa que todos nos planteamos de vez en cuando. Cantar y gozar, gozar
y cantar, junto a la escenografía humilde creada por la propia compañía ,
iluminados ( nunca mejor dicho ) por Carlos Arandojo y el vestuario de Pilar
Cosa, que no es poca cosa ( no me pude resistir), y la música, música que
habla, como una palabra más, como otro lenguaje que acompaña, que crea. San
Juan y la música, la música y San Juan. José Luis y Sofía. Y las velas. Siempre
las velas. Cierren los ojos y sientan. San Juan aparecerá. San Juan nos
acompaña. Disfruten.
Profundo gozo
Teatro: Festival Internacional de Teatro de Almagro
Dirección: Corral de comedias Almagro. Plaza Mayor,
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Entradas: Desde 20€