Teatro: Animales en apnea. Sala Cuarta Pared

Esta semana se ha estrenado en la sala Cuarta Pared la segunda entrega de Temporada verde: La emergencia climática a escena. La obra nos lleva a las costas de Almería, donde se desarrolla la historia a partir del hecho real de la aparición de un cachalote con 37 kilos de plásticos en su estómago. Con este punto de partida, Juan Asego crea un ecodrama en torno a una familia que se encuentra al borde del abismo por su doble moral con el tema medioambiental. El texto fue escrito durante el Laboratorio de Creación Dramatúrgica En Verde 2023 (perteneciente al proyecto Espacio Teatro Contemporáneo). Una obra contundente y reivindicativa que nos dará muchos elementos sobre los que reflexionar con el paso de las horas y el poso de que en ella vemos. 

Tras la fantástica "Solarpunk" (texto de Ruth Rubio y creación de la compañía Hernández & Fernández), este mes de Diciembre llega "Animales en apnea", la segunda entrega de esta interesante propuesta del ETC (Espacio Teatro Contemporáneo) de Cuarta Pared, surgida de un laboratorio de creación dramatúrgica centrado en la innovación y el riesgo en la escritura, con el foco en el cambio climático y sus implicaciones sociales, políticas, económicas y demográficas. Tras un largo proceso de creación y selección, tres compañías fueron las elegidas para realizar esta Temporada Verde, un ciclo teatral creado para dar voz a los desafíos medioambientales y al cambio climático desde el arte contemporáneo. Para el mes de Febrero La Rueda Teatro Social prepara la tercera de las partes de este ciclo, bajo el título de "Viernes I’m in Love", un texto de Sandra Arpa.

La Temporada Verde traslada a los escenarios la urgencia de una crisis que ya impacta en la vida cotidiana de millones de personas, explorando los conflictos éticos, sociales y afectivos que emergen frente a la emergencia climática e invitando al público a reflexionar sobre las decisiones, acciones y omisiones que configuran el presente y el futuro de nuestro planeta. En esta "Animales en apnea" el Colectivo Trance ha creado un montaje que se sitúa entre el eco del mar y el “mar de plástico” de Almería, y transita entre la tragedia y el espectáculo.




El Colectivo Trance nace de la inquietud de los creadores Elena Santos y Juan Asego por explorar nuevos lenguajes teatrales capaces de dialogar con el presente. Sus piezas se sostienen sobre textos propios de autoficción y poética, construidos desde la intimidad para abrirse a lo colectivo, buscando siempre un equilibrio entre lo comercial y lo contemporáneo. La compañía apuesta por escenografías de estética muy plástica, clara y depurada, y un uso de la iluminación como fuerza narrativa esencial, concebida no como acompañamiento sino como motor dramático. Presentaron su primer trabajo "Antología de la rabia" en el V Festival ESSENCIA de Cuarta Pared. Otros títulos que han pasado por Madrid son "Después del ruido", "Canta. Y no llores", "2&Dos" o "Estoy bailando". La compañía convierte cada pieza en un acto de resistencia estética, política y emocional, siempre atravesado por la misma pregunta: “¿cómo hacer del teatro un espacio de belleza, riesgo y encuentro?”.




En este nuevo proyecto buscan concienciar sobre el consumo desmedido de plásticos que nos está llevando a un colapso climático irreparable. Un consumismo descontrolado que afecta al planeta, pero también a las relaciones humanas. Una obra que se presenta como un ente vivo, esa familia que va mutando conforme va conociendo la realidad que los ha llevado hasta esa sala de espera en la que esperan al padre investigado. La obra se presenta como una pieza de metamorfosis, donde aceptar lo que fuimos es el primer paso para comprender lo que somos y, desde ahí, vislumbrar el futuro. La compañía predica con el ejemplo y se muestra concienciada en todo el proceso de creación, no solo en la temática a tratar. El proyecto ha sido desarrollado bajo un firme compromiso con la sostenibilidad y la reducción del uso de plásticos en todos los ámbitos del proceso creativo: han revisado su proceso de producción y han apostado por una escenografía y un vestuario elaborados con materiales reciclados, de segunda mano o cedidos, gracias a la colaboración con empresas locales y entidades comprometidas con la economía circular.




El texto y la dirección corren a cargo de Juan Asego (con Clara Oliver en la ayudantía de dirección), que nos presenta un ecodrama que tuvo como punto de partida el hecho real del cachalote comentado al comienzo, y que se configura como una protesta del uso del plástico desde el epicentro mismo del problema, la costa almeriense. La obra nos invita a reflexionar sobre la debacle climática, preguntarnos si aún estamos a tiempo de cambiar esta deriva catastrófica, si aún podemos salvar el planeta. Con el plástico como "enemigo invisible" que lo va infectando todo, el texto plantea como estamos rodeados en nuestro día a día, como este elemento tan cotidiano es un peligro real para el planeta y para la vida de los seres que lo habitan. El director consigue desarrollar el texto en dos planos, desde lo más cotidiano a lo más universal, de lo terrenal a lo poético, de lo individual a lo colectivo. Porque a lo largo de toda la función sobrevuela el ambiente la necesidad de concienciarnos individualmente para conseguir un cambio real y colectivo. 




Esta producción de Colectivo Trance y Factoría Jarana, con la ayuda a la producción de la Cuarta Pared y la colaboración de Plan A y Ologyquiere transformar la apatía en la que estamos inmersos en acción para que reflexionemos sobre el futuro que nos espera. Un grito tragipoético para transformar la apatía en acción, desde la ternura más humana. La obra transita lo absurdo, flashes de una realidad más poética en la que todo es posible, nos empuja a lo inevitable de la catástrofe natural que estamos propiciando, navega entre aguas turbulentas llenas de mediocridad empresarial y plásticos que lo ahogan todo. El montaje se mueve entre lo cotidiano y lo surrealista, entre la realidad que nos golpea con fuerza y la posibilidad de una acción colectiva, desde lo individual, que pueda cambiar el rumbo de un futuro que se antoja muy negro. Todo esto converge para explotar en esa sala de espera en la que se junta el pasado y el futuro, la realidad y la ficción, lo individual y lo colectivo. 



Todo esto transcurre en una sala de espera de una comisaría de policía en algún lugar de la provincia de Almería, donde una madre y sus hijos esperan a que termine el interrogatorio al padre. La empresa familiar, dedicada al reciclaje de plástico, parece ser el motivo por el que han detenido al padre, por presuntas prácticas ilícitas en la cadena para la reutilización de los plásticos. Lo que parecía un negocio ejemplar se torna en uno de los principales causantes de los males de la costa almeriense. Esa espera se hace eterna, y comienzan los reproches, los silencios de tantos años que afloran como puñales para comenzar un combate por la supervivencia. Todos parecen tener muchas cuentas pendientes con el resto, demasiado tiempo mirando para otro lado y callando todo lo que estaba pasando. 

Todo salta por los aires cuando las rencillas familiares se ven arrasadas por la catastrófica realidad medioambiental representada por la aparición del cachalote muerto. Todos se ven aplastados por una realidad que supera todas sus expectativas sobre lo que podía ocurrir. La realidad ha superado con creces lo que esperaban y se los ha llevado por delante. La madre intenta salvar a sus hijos, mientras estos hacen lo posible por salvarse y hundir al resto, todo esto mientras el plástico las ahoga y no les deja avanzar. El mar, tantas veces referente, se ha convertido en su condena. Todo converge en un acto de resistencia escénico, un grito que atraviesa el silencio, como en cualquier familia.




Esta familia al borde del abismo la interpretan el propio Juan Asego junto a Mar Galera, Ricardo Teva y Frasco Contreras, dando vida a la madre y los tres hijos que esperan impacientes el desenlace del interrogatorio al padre, mientras no dejan de echarse en cara todas los reproches que llevaban tiempo escondiendo, como hacen en la empresa familiar con los plásticos que deberían reciclar. Frasco Contreras hace las veces de narrador de la obra e interpreta al hijo que vive ajeno a la empresa familiar, dedica su vida a nadar e intenta que todos se lleven lo mejor posible. Ricardo Teva es el odioso hermano mayor que todo lo quiere controlar y que manipula todo lo que toca. Ya desde el primer momento se le ve que algo oculta. Por su parte Juan Asego da vida al hijo que observa y calla, que sabe lo que ocurre en la empresa pero no es capaz de denunciarlo. Su relación con el hermano mayor provoca el momento de clímax y los de más tensión dentro de la historia. Por último, Mar Galera da vida a la madre, un personaje que intenta que todos se lleven bien a la vez que se hace la despistada sobre todo lo que pasa en el negocio familiar.   




Toda la historia transcurre en un ambiguo lugar presidido por una seria de cuerdas como las que delimitan las calles de las piscinas, colocadas en vertical, que se asemejan a un ábaco en el que hacer las cuentas sobre el destrozo que hemos hecho en el planeta. Antiel Jiménez ha sido el creador de esta minimalista escenografía (también en el responsable del vestuario) que los actores van manipulando a lo largo de la obra. Ya al entrar en la sala vemos a los cuatro actores transitar por ellas, rodeándolas hasta colocarse cada uno en su "calle" correspondiente. Otro de los elementos fundamentales de la obra es la deliciosa y eficaz iluminación de Elena Santos, que consigue llevarnos a las profundidades del mar, con un meticuloso juego de luces, que le da a cada momento de la historia la temperatura y todo adecuados. Por último no podemos dejar de nombrar el potente espacio sonoro creado por Cele Díaz & Gema Escudero, que nos envuelve y amplifica el espacio y la historia, con poderosas canciones y sonidos de lo más sugerentes.




En definitiva, estamos ante una original propuesta, que se nos antoja imprescindible por todo lo que nos cuenta y por las interrogantes que nos plantea ¿Está todo perdido o aún queda tiempo para cambiar el rumbo de la historia? Esta pregunta sobrevuela toda la obra y nos hace salir con un nudo en el estómago, pensando en lo que podemos hacer para revertir este presente tan desastroso que nos augura un futuro catastrófico. Porque debemos concienciarnos todos para poder salvar al planeta. No hay vuelta atrás, no vale mirar hacia otro lado, porque planeta solo hay uno y nos está dando señales de debilidad por lo que le estamos haciendo. Vayan a ver esta obra y disfruten de las interesantes reflexiones que nos plantea. Será un buen tema de conversación de vuelta a casa... y una necesaria reflexión individual sobre lo que podemos hacer.

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Teatro: Sala Cuarta Pared
Dirección: Calle Ercilla 17.
Fechas: Del 4 al 20 de Diciembre. De Jueves a Sábado a las 20:30. 
Duración: 90 min. 
Entradas: Desde 10,80€ en Cuarta Pared


COLECTIVO TRANCE

Texto y dirección Juan Asego
Ayudantía en dirección Clara Oliver
Intérpretes Mar Galera, Ricardo Teva, Frasco Contreras, Juan Asego
Mirada externa Juan Ollero
Acompañamiento Artístico Alberto Fonseca
Iluminación Elena Santos
Escenografía y vestuario Antiel Jimenez
Espacio sonoro Vibro: Cele Díaz & Gema Escudero
Cartel y Diseño gráfico La Pitadisain
RRSS  y Comunicación-Prensa Factoría Jarana & Colectivo Trance
Jefe de Producción Pablo Villa Sánchez
Distribución Colectivo Trance & Plan A

Una producción de Colectivo Trance y Factoría Jarana con ayuda a la producción de Cuarta Pared
Con la colaboración de Plan A y Ology