Teatro: Leonora. Centro de Cultura Contemporánea CondeDuque

Hay obras que desde que se anuncian, apuntan a éxito asegurado. Yo sentí esa sensación cuando conocí que Natalia Huarte iba a ser la protagonista del nuevo trabajo de Alberto Conejero. Dos de las personalidades del mundo del teatro uniendo sus fuerzas para dar vida a este precioso relato sobre la artista británica Leonora Carrigton. Pero hay veces, suele ocurrir con los genios, que incluso con las expectativas en lo más alto, lo que ves te sorprende y te emociona aún más de lo previsto. Y esto es lo que ocurre con la imponente interpretación de Natalia, que una vez más se adueña de la escena para hacernos viajar y desgarrarnos el alma con una historia desgarradora. Solo un pero a todo esto, que solo haya permanecido en escena tres días. Esperemos que vuelvan pronto.



Semana grande para el dramaturgo y director Alberto Conejero, con el estreno de dos textos que llevan su firma. Por un lado llega estos días a la sala Tirso de Molina del Teatro de La Comedia "Laurencia" (dirigida por Aitana Galán e interpretada por Ana Wagener) un recital que mantiene al completo las palabras del personaje de Lope de Vega en "Fuenteovejuna". La otra es la pieza nos llevó este fin de semana a deleitarnos en el Contemporánea CondeDuque con una fabulosa Natalia Huarte recreando pinceladas de la vida de la pintora, escultora y escritora surrealista Leonora Carrigton. Este texto nos sumerge en la tortuosa relación de la autora con su padre, pero también en su riquísimo universo existencial y creativo.




Teatro del Acantilado nos trae este montaje que se estrenó como lectura dramatizada en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes en el mes de Diciembre del pasado año. Ya en esa primera representación estaban los mimbres de este montaje que se ha podido ver este fin de semana (poco tiempo en cartel para una obra tan descomunal, esperemos que vuelva pronto). El resultado es una obra imponente desde su sencillez, con un texto delicioso y una interpretación a cargo de Natalia Huarte simplemente magistral. La obra se inspira libremente en la vida de la artista británica (nacionalizada mexicana), con especial relevancia a su etapa en España y su relación con el pintor alemán Max Ernst. La pieza trata con desgarradora crudeza temas que marcaron la vida de Carrington, como violencia psiquiátrica o la poca libertad de las mujeres en aquella época.




El gran Alberto Conejero ("La piedra oscura", "La geometría del trigo", "El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca", "En mitad de tanto fuego") ha escrito y dirige esta deliciosa obra, que parte de los diarios "Memorias de abajo" de la propia autora. Pero lo más interesante de este viaje por el universo de la artista, es que no pretende ser una biografía, no aborda un tema concreto, sino que va mucho más allá y nos hace un retrato de toda una generación, una visión de la figura de la mujer en aquellos tiempos oscuros de principios del siglo pasado. La lucha de todas ellas, ejemplarizada en la figura de Leonora. Las que querían vivir su vida y sufrían todo tipo de calamidades, violencias, abusos, insultos, desprecio. Y pese a todo ello, lucharon con el objetivo de poder emanciparse, de vivir sus propias vidas y alcanzar sus propios sueños, la búsqueda dura pero constante de la libertad.




Leonora Carrington nació en Reino Unido a comienzos del siglo pasado, en una familia de clase alta, lo que marcó su vida en una continua rebelión contra lo establecido. Desde muy joven hizo frente al capitalismo y luchó, dentro de sus posibilidades, contra el camino que su padre había pensado para ella. En esta lucha desigual, su progenitor la manda a varios internados en Inglaterra, Florencia y París, que lejos de apaciguar el ansia por el arte de la hija, aviva aún más la llama.  A los 17 años se enamora del artista alemán Max Ernst, con el que vive una apasionada relación en París. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, ella tiene que huir a España tras la detención de Max por los nazis. Ya en nuestro país es encontrada por los secuaces de su padre, que la vuelven a internar en el sanatorio psiquiátrico del doctor Morales, donde la trataron con cardiazol (un potente fármaco que le afecta duramente al cerebro). Al salir de allí, de vuelta en Madrid y con la ayuda de Renato Leduc, huye hasta Lisboa, desde donde consigue escapar hacia Nueva York, de camino a México. 




"Si este escenario no fuera un escenario, sería un lienzo. Hasta que yo no entre, el lienzo estará en blanco…" de esta forma comienza Leonora, esta deliciosa obra. Toda una declaración de intenciones de lo que estamos a punto de ver. Una poética y emocionante propuesta, que se va construyendo en torno a la vida de la autora, pero que trasciende su persona para hablarnos de la emoción por el arte, de la violencia psiquiátrica, del patriarcado, de la figura de la mujer en el siglo XX (sometida en la mayoría de los casos a las pretensiones del padre), de una emancipación que comenzaba a fraguarse, del deseo por volar libre, por amar y por crear desde un lugar propio, no desde el encorsetamiento de los espacios impuestos. La escena, podemos leer en el programa de la obra, se transforma en un lienzo de múltiples capas para rememorar la experiencia de la pintora surrealista Leonora Carrington. Acorde a las atmósferas de sus cuadros y la intempestiva forma de sus esculturas, esta representación libre muestra la fuerza de la poesía presente en el texto de Alberto Conejero (Premio Nacional de Literatura Dramática en 2019). Las imágenes creadas por el autor nos hacen volar por el imaginario de la artista, hasta ver en ese espacio vacío todos los lugares y las emociones que habita. 



El texto nos traslada, de forma poética y libre (sin pretensión de convertirse en biografía) a los años de juventud de Leonora, aquellos en los la creadora huye del yugo familiar y comienza a descubrir su amor por el arte y por la vida, siempre lo más lejos posible de su padre maltratador. Esos años en los que recorre Europa en diversos internados, pero también los años junto a Max y su desgarradora etapa en el psiquiátrico del doctor Morales. El relato se centra, más allá de datos y anécdotas biográficas, en la continua búsqueda de la libertad, en una lucha constante contra todo lo establecido en la época. El propio Conejero explica que "Leonora es una carta de amor a la resistencia, a la rebeldía y al deseo de libertad de Carrington en tiempos de penumbra". En este viaje conoceremos el nacimiento de su vocación artística, pero también los intentos de su padre por coartar su libertad, su lucha contra la violencia psiquiátrica, pero por encima de todo sus ganas de vivir, de descubrir, de imaginar un mundo mejor en esos oscuros tiempos de guerra. Un lienzo en blanco que se va llenando de pinceladas sublimes, de destellos de genialidad, de colores llenos de vida, de la fuerza  de voluntad de un ser humano extraordinario y el misterio brillante de una obra artística excepcional.





Y todo esto, y mucho más, nos lo transmite una sublime Natalia Huarte ("Natacha", "Psicosis 4.48", "La fortaleza", "Los pálidos", por nombrar solo sus últimos trabajos), que se apodera de la escena y del personaje, para hacernos viajar por las distintas etapas de la artista. Lo que hace Natalia en escena es magia pura. El dominio absoluto del espacio, del tiempo, la destreza con la transita el espacio, la solvencia y precisión de cada movimiento (asesoría de movimiento a cargo de la gran Luz Arcas), la delicadeza con la que recita cada palabra (fuerza y vulnerabilidad a partes iguales), una mirada que habla por si sola, todo eso y mucho más es lo que nos regala esta descomunal actriz a lo largo de poco más de una hora, que se degusta como si hubiese sido toda una vida a su lado. Mi admiración por esta joven actriz me hace no ser objetivo, pero lo que vimos este fin de semana en el escenario del CondeDuque fue maravilloso. Fuerza, sencillez, soltura, contundencia, destreza, amor por la palabra y una precisión casi de cirujana con cada expresión, con cada movimiento. Un regalo, una obra de arte.



Todo en este montaje es de una belleza y una elegancia maravillosas. No podemos dejar de hablar de la precisa e imprescindible iluminación de Leticia L. Karamazana, que desde la sutileza de lo íntimo consigue llenar el lienzo de pequeños trazos con tenues colores, que le dan a cada escena una tonalidad diferente y nos transmiten la calidez necesaria de cada momento. Porque en ese lienzo en blanco que es el escenario vacío, la precisa y elegante iluminación ayuda a la actriz en su reconstrucción de la historia, a la vez que enfatiza toda su interpretación, ya de por si majestuosa. El montaje fluye al son del poético espacio sonoro y la música creados por Luis Miguel Cobo. Por último debemos nombrar el vestuario de Yaiza Pinillos, que desde la sencillez y la sobriedad ayudan a la composición del personaje.



En definitiva, estamos ante una de las obras de lo que va de temporada. Toda una experiencia vital emocionante y constructiva, demoledora y desbordante, abrumadora y fascinante. El delicioso texto de Alberto Conejero nos hace un minucioso análisis de toda una generación de mujeres que lucharon contra su destino para poder vivir su propia vida. El relato de Leonora Carrigton es el de millones de mujeres atrapadas en una sociedad machista y patriarcal, de la que necesitan escapar para poder ser ellas mismas. Y luego está la sublime interpretación de Natalia Huarte. Por mucho que escriba aquí no podré expresar lo impactante de su trabajo. La profundidad de su mirada, la fragilidad con la que ella misma se abraza, el dominio absoluto de la escena y del ritmo de la historia. Una vez más vuelve a demostrar su prodigiosa habilidad para meterse en cualquier papel. Increíble Natalia y fascinante la propuesta escénica. Todo en esta obra es un acierto. Esperemos poder volver a verla pronto.


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TeatroContemporánea Condeduque
Dirección: Calle Conde Duque 11.
Fechas: Del 10 al 12 de Octubre. Viernes y Sábado a las 19:30. Domingo a las 18:30. 
Duración: 70 minutos.
Encuentro con el público: Sábado 11 de Octubre.
Entradas: Desde 20€ en CondeDuquePROGRAMA DE MANO.


FICHA TÉCNICA Y ARTÍSTICA
Interpretación: Natalia Huarte
Texto y dirección: Alberto Conejero
Producción ejecutiva: Kike Gómez
Ayudante de producción: Laura Rozalén
Música y espacio sonoro: Luis Miguel Cobo
Diseño de iluminación: Leticia L. Karamazana
Diseño de vestuario fotografías: Yaiza Pinillos
Asesoría de movimiento: Luz Arcas
Maquillaje y peluquería fotografías: Irene López Pachón
Firma Audiovisual "Leonora Carrington": Albert Coma
Mirada externa espacio escénico: Pablo Chávez.
Fotografía y vídeos: Susana Martín