Un obús en el corazón. Teatros Luchana

En un año con no demasiadas buenas noticias, nos llega una que viene a dar un pequeño respiro -por lo menos desde el punto de vista cultural-, la vuelta a los escenarios de "Un obús en el corazón". Uno de los éxitos más aclamados de los últimos años regresa a las tablas de los Teatros Luchana para hablarnos de la vida, de la soledad y de los miedos. Una portentosa historia que nos llevará por lugares oscuros, por recovecos inhóspitos del alma.




Para entender la obra, debemos empezar hablando de su autor, el dramaturgo, novelista y guionista Wajdi Mouawad. Nacido cerca de Beirut, en el Líbano, tuvo que exiliarse con toda su familia, de origen cristiano-maronita, como consecuencia de las revueltas que sacudieron todo el país en los años 70. En un principio se trasladaron a París, donde vivieron durante seis años, hasta que Francia decidió no renovarles el permiso de residencia. Posteriormente se instalaron definitivamente en Quebec, donde se nacionalizó y comenzó su carrera como escritor.
Mouawad es autor de más de una docena de obras de teatro y más de media docena de narraciones y novelas. Ha obtenido premios tanto en Canadá como en Francia. Tanto en Madrid como en Barcelona se han podido disfrutar hasta de seis de sus obras, con especial mención a la tetralogía "La sangre de las promesas". Aún retumban en nuestros oídos la descomunal "Incendios" (segunda parte de la tetralogía, junto a Litoral, Bosques y Cielos) que se pudo ver en el Teatro Abadía en varias temporadas con un éxito total. En el próximo mes de Noviembre (los días 27 y 28) podremos disfrutar, en la sala roja de los Teatros del Canal, de "Tous des oiseaux" lo nuevo del autor libanés, dentro del Festival de Otoño.



La obra es un monólogo que se inicia con la brillante reflexión sobre en que momento concreto podemos decir que empieza y en menor medida termina una historia. A continuación, el protagonista de este viaje, Wahab, mientras se encuentra en su casa en una noche de invierno recibe una llamada, "tienes que venir". Sin pararse a pensarlo se lanza por las calles de la ciudad, un lugar extraño para él, una ciudad que nunca consideró su hogar. Mientras recorre esas frías calles, frías tanto por las gélidas temperaturas como por lo desiertas que se encuentran, sus pensamientos se van sucediendo. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué le llaman ahora? ¿Llegará a tiempo? La catarata de pensamientos se ve interrumpida por el frío que le hiela las pestañas, las manos... lo que le lleva a recordar el calor de su país.



Camino del hospital, ya en el autobús, nos muestra bajo la excusa de la llamada y sus consecuencias, la tensión que le invade desde hace tiempo, quizás desde que tuvo que abandonar el país en el que nació. Realiza el viaje como si no quisiera llegar nunca -de hecho incluso se baja una parada antes- pero no está solo, le acompañan, o mejor dicho le atormentan, los recuerdos y los miedos de su infancia, que parece que nunca se han ido del todo. Durante el camino nos va dando a entender la relación que tenía con su madre a la que se refiere en todo momento como "la mujer del pelo ceniza". Continúa camino a cumplir un destino que no ha podido cambiar ni evitar, un destino doloroso, un destino que puede ser, sino el principio de la historia si el final.


"Un obús en el corazón" es la historia de un viaje, el de Wahab en busca de recuperar a su madre. Esa madre que parece esperarle para darle la oportunidad a su hijo de volver a recordar la cara que tenía. Durante el proceso va recordando los hechos principales que han marcado irremediablemente su vida, como cuando recuerda el ametrallamiento por parte de las milicias cristianas en Beirut de un autobús ocupado por refugiados palestinos (acontecimiento real que fue presenciado por el autor). Ahí fue la primera vez que se encontró de frente con "la mujer de brazos de madera", la imagen que le acompañará toda su vida.

Por los saltos en el tiempo vamos conociendo cada vez un poco más de la historia de Wahab, porque se hizo pintor, porque su obsesión por pintar caras, caras que recuerda o que intenta recordar. La predisposición con que nos cuenta que se va a encontrar en la habitación del hospital es tan ácida como acertada.
Cuando consigue dejar de lado a sus familiares y puede por fin centrarse en su madre, esa mujer de brazos de madera vuelve a su memoria. Al ver a su madre parece que le ha estado esperando para darle la oportunidad de recuperar los años perdidos, la oportunidad de que ambos puedan restañar sus heridas y por fin descansar tranquilos.


Cuando está intentando la reconciliación con su madre, la "mujer de los brazos de madera" aparece en la habitación para un encuentro pendiente con nuestro protagonista. Cuando ya todo parece perdido para él, una manada de lobos acude en su ayuda. Son los miedos, los recuerdos de su infancia, porque "sólo un miedo de la infancia puede acabar con otro miedo de la infancia".

En resumen una historia que mediante saltos en el tiempo va combinando dos vidas en una, las de Wahab la de su pasado, su juventud con un relato más dinámico y la actual la del reencuentro y la reconciliación con su madre con un tono mucho más íntimo. Una historia que vemos como un viaje a través de la vida del protagonista, de sus recuerdos, sus sensaciones, sus inseguridades, sus miedos. Unos miedos que no desaparecerán por si solos, únicamente lo harán cuando se enfrente a ellos.
 

El responsable de dar vida a Wahab, un personaje poliédrico y complejo, no es otro que Hovik Keuchkerian, en otro tiempo campeón de España de boxeo de los pesos pesados y hoy de rabiosa actualidad por su participación en series como "La casa de papel" o películas como "4 latas". De origen armenio, nació en el Líbano (como el autor de la obra). No se entendería esta obra interpretada por otro actor, ni a su vez se entendería al actor sin esta obra, es como si ambos se hubieran estado buscando hasta encontrarse y esto es algo que pocas veces sucede. El físico de Hovik, lejos de ser impedimento, ayuda a darle más realismo y credibilidad al personaje. Un personaje entrañable con una enorme sencillez y naturalidad. Un actor muy versátil que tan pronto nos estremece con su sensibilidad como nos levanta de la butaca con su "salvajismo" e intensidad. Su encuentro con la muerte en la habitación del hospital es estremecedor.



Hovik, con una prolífica carrera en cine (nominado al Goya por su trabajo en "Alacrán enamorado"), teatro y televisión ("El ministerio del tiempo", "Hispania, la leyenda"), también ha publicado varios libros. Como decía anteriormente, es el actor perfecto para esta obra y probablemente gran parte del éxito de la obra se debe a su buen hacer. Como el propio actor señalaba en una entrevista "Es un cañonazo al alma. Después de todas las funciones que hemos hecho, creo que podría asegurar, que indistintamente de donde vengas, las experiencias vitales que hayas tenido o los traumas, antes o después, incluso aunque pelees porque no te llegue, te acaba entrando".



La dirección corre a cargo de Santiago Sánchez, actor y director formado en el Centre Dramatic de la Generalitat Valenciana. Como actor ha trabajado entre otros con Els Joglars. Como director ha ido alternando su labor con la compañía L´Om Imprebís, de la que fue uno de sus fundadores, con trabajos para otras compañías. Al igual que decíamos respecto al actor, no se entendería este Obús sin la magistral mano de Sánchez, muy presente a lo largo de la obra.


El texto es una maravilla, en intenso, denso y complejo, tanto por los saltos en el tiempo como por la dificultad de poder expresar en un monólogo la gran cantidad de sentimientos y sensaciones que han acompañado al protagonista a lo largo de su vida. Un texto duro pero con los adecuados toques más que de humor, de fina ironía. En definitiva, una narración donde todo el protagonismo recae en el propio texto y en la interpretación. En cuanto a la escenografía (diseñada por Dino Ibáñez) es sencilla y austera, pero adecuada, no necesita más, apenas un pequeño sillón y un sofá. Como decía, no necesita más, el escenario se llena por si solo con la historia y su protagonista. Brillante iluminación, diseñada por Rafael Mojas, que ayuda a crear los distintos ambientes por los que transcurre la historia. El montaje cuenta con un sonido contundente, creado por José Luis Álvarez.


Poco más podemos decir de uno de los montajes más redondos que se han hecho en los últimos años. Todo en él encaja a la perfección, con un texto primoroso, una dirección sutil y elegante y una interpretación contundente y soberbia. Una de las obras más interesantes de la cartelera, que nos sorprenderá y nos dejará atónitos de principio a fin. Nunca es tarde para volver (o descubrirla por primera vez) una pieza de este calibre. Volvamos a los teatros. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Teatros Luchana
Dirección: Calle Luchana 38.
Fechas: A partir del 2 de Octubre. Viernes 20:00.
Entradas: Desde 15€ en teatrosluchana.

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