Teatro: Antígona. Naves del Español

Existen obras tan brillantes que siempre son actuales. Capaces de resultar de rabiosa actualidad en su época y miles de años después, capaces de representar a la sociedad mexicana y a la española con la misma crudeza y verdad. Porque este montaje nos habla del conflicto entre la conciencia y la obediencia, en la necesidad vital de incumplir las leyes para ser fiel a uno mismo. Tener la certeza de que estás haciendo algo mal, por lo estar dentro de la legalidad, pero sentir la imperiosa necesidad de hacerlo, porque sabes que es lo correcto. Un juicio sumarísimo a la voluntad humana.



El melodrama es el veneno de este pueblo. Así se nos presenta Antígona, en un ágora griega a media luz, con el coro del Español como testigos de este juicio. Sin tapujos, con la justicia por bandera, aunque todos sabemos que la justicia, al ser humana, imperfecta es. Fue, es y seguirá siendo. Una desgarradora Antígona que nos pone frente a nosotros mismos, frente a nuestros miedos y nuestras ambiciones, en contra de nuestros deseos y nuestros vicios más oscuros.


Eteocles y Polinices, hermanos de Antígona, luchan por la ciudad de Tebas. Ambos mueren en la batalla, y Creonte, rey de Tebas, entierra con honores a Eteocles, sin embargo dispone que, por haber traicionado a su patria, Polinices no será enterrado dignamente y será dejado a las afueras de la ciudad al arbitrio de los cuervos y los perros. Los honores fúnebres eran muy importantes para los griegos, pues el alma de un cuerpo que no era enterrado estaba condenada a vagar por la tierra eternamente, sin ser admitido en el Hades. 


Por tal razón, Antígona decide enterrar a su hermano y realizar sobre su cuerpo los correspondientes ritos fúnebres, rebelándose así contra Creonte, ya que ese acto estaba penado por la muerte. Y nos disponemos a ver, a participar, a juzgar también a Antígona por esta acción, por lo que supone estar al margen de la ley, sin importar el antes y el después, y a como la justicia se interpreta por cada cual en función de lo que siente, piensa o padece. Nos disponemos a participar en el foro de deliberación sobre el futuro de Antígona. A un debate público hasta agotar las palabras. 


Todo bajo la tutela de Creonte , rey de Tebas, y a propuesta de la Sabiduría, con la presencia tanto de Hemón, el prometido de Antígona, como Ismane, hermana de Antígona, y el fiel soldado de Creonte, rey de Tebas. Esta tragedia escrita por Sófocles en el siglo V antes de Cristo sigue muy vigente en nuestros días, donde apenas hemos avanzado. Los ciudadanos, sus opiniones, los compromisos, los juicios, la ley, la justicia, la verdad, el coro, el idilio social, el pueblo. El poder. Al final todo se reduce al poder. Y la justicia, que ciega, sorda, muda ha de ser, y estar por encima de todo, en fin… que les voy a contar. “En última instancia la decisión será mía. Yo soy el Rey”. 


Pero volvamos al Español, al Matadero y sus naves, a Antígona, a este montaje producido por El desván producciones, Festival Internacional de Mérida y Teatro Español, con versión y dirección de David Gaitán, que montó la obra en México hace unos años, donde habían desaparecido forzosamente unos estudiantes. Antígona como teatro político y social, como juicio atemporal de cualquier sociedad. Una gran revisión del clásico, ágil, vigente, dinámico, mordaz, directo, triste, irónico, y tan real. Y un elenco maravilloso que tiñe de verdad el juicio. 



Tras su éxito abrumador en el pasado Festival de Teatro Clásico de Mérida, este poderoso montaje llega ahora a Madrid. Gaitán contaba, en los días previos al estreno, que "la dirección de este nuevo montaje va íntimamente ligada con la voluntad de hacer los ajustes necesarios al texto (desde conjugaciones y modismos hasta acentos discursivos) en pro de una comunicación poderosa con quienes asistan a la sala. La democracia representativa, la transición que las fuerzas políticas de oposición tienen que atravesar una vez que consiguen el objetivo de ocupar el poder, la desinformación como estrategia para incidir en procesos democráticos, la popularidad como disfraz para discursos de odio, son algunos de los temas que con Antígona pueden abordarse en aras de dialogar elocuentemente con la sociedad española que potencialmente asistirá a la representación". Temas universales que siguen azotando nuestra sociedad, da igual en la época en que se planteen.



Espectacular Fernando Cayo ("Páncreas", "El Príncipe", "Rinoceronte") como Creonte, rey de Tebas. Miles de registros en un mismo personaje, al que odias y amas, al que denigras y entiendes. Una presencia en escena brutal, enorme. Irene Arcos ("Traición", "Entreactos", "La caja"), Antígona, con una fuerza en su propuesta envidiable, una activista incomprendida incluso por los suyos, una luchadora, un ejemplo para todas, para todos. Una versatilidad en escena muy rica, muy poderosa. La sabiduría, Clara Sanchís ("Una habitación propia", "En palabras de Jo... Mujercitas", "Consentimiento"), conduce la obra, nos sitúa, nos acompaña en el juicio, nos invita a participar. Nos habla de la justicia, dolorosa y necesaria. Nos brinda la oportunidad de vivir Antígona desde dentro, con firmeza, con delicadeza, con la discusión como manera de acercamiento de posturas. Con una entrega sincera. 


Ismane, Isabel Moreno ("Lo que queda de nosotros", "Off", "Un Dios salvaje"), como contrapunto de su hermana, como su Pepito Grillo, como la realidad que pesa, como la fuerza contenida, como el orden. La lucidez, la cabeza. La razón y el corazón. Una gran personalidad y fuerza en escena. Ritmo y frescura. Jorge Mayor ("Vientos de Levante", "Carne Viva", "Otelo a Juicio"), como Hemón, el prometido de Antígona, que intenta proteger a su amada. Con una relación ambivalente sobre Creonte, al que debe pleitesía. Sentido común y prudencia, amenaza y riesgo. Deseo y corazón. Y Elías González ("El silencio de Elvis", "La taberna de El Turco", "En familia"), el soldado, mudo, servil, atento a su rey, pero también atento a la vida, a Antígona, a sus hijos. Espectacular en su escena. 


Con este gran elenco, acompañado de un equipo de iluminación, sonido y escenografía delicioso, se nos presenta Antígona. El poderoso diseño escénico, a cargo de Diego Ramos (responsable también del diseño de vestuario) nos sorprende por su sencillez conceptual y su impactante conceptualización de los distintos lugares por los que transcurre la historia. El diseño de iluminación, a cargo de Fran Cordero, consigue transmitir en todo momento el tono exacto que necesita la obra. Todo ello envuelto por una exquisita música original compuesta por Álvaro Rodríguez Barroso.


 

Se nos invita a asistir a su proceso, a su juicio, a su vida. Tenemos la gran oportunidad de ser testigos, jueces y parte de su devenir. Una oportunidad de disfrutar del teatro en pleno matadero de Madrid. Yo no la dejaría escapar. No les dejará indiferentes. Si habrá o no justicia les dejo a ustedes que lo descubran. Vengan al teatro. Vivan la cultura. SEGURO Y SEGURA.

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Teatro: Naves del Español
Dirección: Paseo de la Chopera 14.
Fechas: Del 25 de Marzo al 18 de Abril. De Martes a Domingos a las 19:30.
Entradas: Desde 15€ en NavesMataderoPrograma de mano.

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