Teatro: Anfitrión. Teatro La Latina

Los dioses se humanizan, la realidad se distorsiona, las identidades se duplican. Todo esto mezclado es lo que nos espera al entrar en esta divertida comedia de enredos, de mentiras y traiciones, de suplantaciones y guerras soterradas. La divinidad que cae rendida a los encantos de una humana es el desencadenante de esta historia que nos habla también de la pomposidad de la apariencia, de la fortaleza del amor, de las lealtades y de todo lo que se puede llegar a hacer, seas un dios o un simple humano, por amor.



Tras su exitoso estreno el año pasado en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, llega a Madrid esta divertida comedia en que lo terrenal se mezcla con lo divino para crear situaciones de lo más absurdas. Como ya ocurrió con el reestreno de "Antígona" en las Naves del Español (llegaron a prorrogar y agotaron localidades), la expectación levantada con esta versión de Juan Carlos Rubio es máxima, y a pesar de las dificultades (han tenido que suspender varias funciones) el público sigue haciendo largas colas (como la que hice el pasado Domingo) para una de las obras más interesantes del verano madrileño. 


La producción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, Mixtolobo y Pentación, es una ingeniosa versión del texto de Moliere (original del autor latino Plauto) que quiere, en palabras de su director, "hacer lo que creo que hubiera hecho de haber vivido en nuestros días. Por un lado, adaptarse a la realidad y reescribir el papel de las mujeres, convirtiéndolas no es simples peones en el varonil tablero de juego sino en verdaderos motores codo con codo con los personajes masculinos. Por otro, profundizar en el juego de la duplicidad y la imagen". Ese divertido juego es en el que se centra la parte cómica de la función, con estrepitosos giros y escenas a mitad de camino entre el esperpento y el absurdo. Una comedia brillante, ingeniosa, que nos sorprende en cada escena entre risas.



Juan Carlos Rubio se ha encargado de la versión y dirección de esta obra que nos ofrece un alocado relato de amoríos y enredos, de dobles identidades, de dioses y hombres, de traiciones y pasiones. Para Rubio "Anfitrión es una historia de seres clonados que viven la asombrosa paradoja de verse de piel hacia fuera, una mezcla de lo divino y lo humano, las pasiones y los odios, las infidelidades y los deseos, las risas y algún que otro sentimiento con el sano propósito de entretener. Para poder construir el universo que permite a un texto pasar del papel a las tablas, hemos contado con un equipo de lujo que ha ido aportando, paso a paso, idea a idea, incluso pelea a pelea, todo lo necesario para poder levantar el telón cada noche. Y ahora, pasen y vean, el mayor espectáculo del mundo está a punto de comenzar. Claro que quizá, en la pista, se encuentren a sí mismos, ¿están preparados?". 


La historia de este Anfitrión es una historia de mentiras y medias verdades, de suplantación de identidad, de amores prohibidos. Una poderosa comedia de enredo que Moliere adaptó a su tiempo y contexto (la Francia del siglo XVII) a partir del texto original de Plauto. Y esta nueva interpretación va un paso más allá, sacando la esencia de la obra y adaptándola a nuestros días. La importancia de los personajes femeninos (tanto en presencia como en actitud) o la doble moral de mostrarnos siempre radiantes, ocultando nuestras debilidades, elementos que se potencian en este nuevo montaje y lo engarzan directamente con la realidad de nuestros días. La obra es brillante, ejecutada con maestría en todos sus detalles. El juego de las relaciones entre los Dioses y los humanos, la servidumbre de aquellos que se creen poderosos pero son igual de vulnerables que aquellos aparentemente débiles. Todo contando desde la más extrema de las comedias, con un ritmo trepidante y con muchos guiños de actualidad escondidos tras la aparente ligereza de una historia de enredos y desengaños amorosos.


La historia nos sitúa en un lugar indeterminado, en el que una caravana de circo de mediados del siglo pasado se convierte en el epicentro de la historia. El general Anfitrión debe abandonar el hogar conyugal para ir a la guerra. Ese vacío lo aprovecha Júpiter para adoptar su identidad y aprovecharse de su mujer, de la que se ha enamorado perdidamente. En este descenso al mundo de los humanos le acompaña su hijo Mercurio, que tomará la forma de Sosia, el esclavo de Anfitrión, para poder cubrir las espaldas de su padre mientras este seduce a Alcmena (la mujer del militar, que desconoce que el que yace en su lecho no es realmente su marido). Este juego de duplicidad de identidades da lugar a infinidad de situaciones cómicas, y va complicando cada vez más la trama. Las dudas en cada uno de los personajes empiezan a florecer y la comedia va creciendo conforme avanza la historia.


El elenco formado por Pepón Nieto ("Naufrágios de Álvar Núñez", "La comedia de las mentiras", "El jurado", "El eunuco"), Toni Acosta ("La estupidez", "De mutuo desacuerdo", "Antígona", "La gaviota"), Fele Martínez ("Bajo terapia", "Todas las mujeres", "Continuidad de los parques", "Sueños de un seductor"), Daniel Muriel ("Las heridas del viento", "Nerón", "Dignidad", "Cabaret"), María Ordóñez ("Clímax", "El eunuco", "Mayumaná, Rumba", "The Hole") y José Troncoso ("Esta primavera fugitiva", "Paloma negra", "La geometría del trigo", "Pericles"), que sustituya a Paco Tous con respecto al reparto del pasado año en Mérida, es sin lugar a dudas uno de los elementos más destacables del montaje. La compenetración de todos ellos, la facilidad con la que se desenvuelven en la comedia, las impecables coreografías y bailes, todo encaja con un grupo de intérpretes que nos regalan un trabajo memorable.


Pepón Nieto está inconmensurable en su papel de Sosia, un personaje torpón y leal (tanto al general como a su esposa) que vive en un continuo estado de nervios con todo lo que ocurre a lo largo de la historia. Nieto domina como pocos la comedia, y en esta ocasión nos regala un personaje que nos enternece y nos divierte a partes iguales. Su "doble" Mercurio no es otro que José Troncoso, que se desenvuelve con soltura en ese papel de servidor hijo de Júpiter. La pareja que forman es genuina, y su escena imitándose el uno al otro, de lo mejor de la obra. La otra pieza angular sobre la que pivota la obra es Toni Acosta, que está maravillosa en su papel de Alcmena. Su interpretación lo tiene todo, expresión corporal, soltura en la comedia, baile e incluso discurso feminista final. Una delicia. 

Daniel Muriel da vida a Júpiter, el impostor que se enamora de Alcmena y suplanta a su marido. Muriel nos sorprende en su facilidad para la comedia, y nos deja hasta un baile con Toni Acosta. Una interpretación impecable. En el papel del general Anfitrión tenemos a Fele Martínez, que pese a tener menos aparición en escena nos deja momentos memorables. Completando el elenco tenemos a la polifacética María Ordóñez, que interpreta a la mujer de Sosia. Un personaje que vive en una lucha continua con su marido y es el gran apoyo de Alcmena.


En cuanto a la puesta en escena, el propio director reconoce que es "divertida, repleta de emoción, ironía, poética y mucho humor". Y la verdad es que hay que resaltar el preciso trabajo del coreógrafo Chevi Mudaray, como responsable del movimiento escénico, una de las cosas más reseñables de la obra, ya que el trabajo de elenco encaja a la perfección, con coreografías muy bien creadas. El diseño de la escenografía corre a cargo de Curt Allen Wilmer, Leticia Gañán y Emilio Valenzuela, con una creación muy efectista, pintoresca y circense, que nos muestra desde el principio la "caja de sorpresas" en la que nos embarcamos. La iluminación diseñada por José Manuel Guerra consigue dar a cada escena el tono preciso, con gran precisión en las tonalidades. Muy ingenioso el momento en el que las dos actrices "juegan" con el día y la noche. El vestuario de Paola Torres pone en situación a cada uno de los personajes, sin grandes alardes pero muy efectivo. Y por último debemos destacar la música original de Julio Awad, que marca en todo momento el ritmo de la historia.


En definitiva, estamos ante una obra redonda, en la que todo encaja. Una comedia con mayúsculas, que no deja de proponernos situaciones absurdas, giros inesperados, incluso bailes y canciones de lo más divertidos. Con un elenco de campanillas que funciona a la perfección, el texto nos lleva a descubrir la capacidad del amor para traspasar todos los límites, pero también la necesidad de ser nosotros mismos a la hora de afrontar nuestras relaciones personales. La historia, bajo una pátina de comedia ligera, nos deja grandes reflexiones sobre lo que somos, lo que queremos y los valores que uno debe defender para perseguir lo que quiere. Una delicia muy apropiada para sobrellevar estos calurosos días de verano. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Teatro Latina
Dirección: Plaza de la Cebada 2.
Fechas: 7 de Julio al 8 de Agosto. Miércoles a Viernes 20:00. Sábados 19:00 y 22:00. Domingo 19:00.
Entradas: Desde 18€, disponibles en LaLatina.


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