No se me ocurre mejor manera de terminar el año -teatralmente hablando- que con la posibilidad de disfrutar en el Teatro de la Comedia del clásico entre los clásicos. Probablemente una de las obras más representadas, La vida es sueño.
La capacidad de sorpresa de un clásico cuando se representa con astucia, con una nueva mirada.
Un fogonazo, comienza la representación y me siento confusa, ¿es sueño, es realidad?, ¿me he equivocado de sala?, ¿estoy ante lo que entendemos por teatro clásico? Qué maravilla.