Ritmos psicodélicos, maquineros, batalleros, nos reciben en la sala Cuarta Pared en una tarde prenavideña cargada de ilusiones. El elenco en escena ya trabajando, ajeno a los móviles, a los saludos, a los chascarrillos, al mundo de fuera, al propio sol…
Poesía que se va fraguando en el escenario, ocupando el espacio con movimientos uniformes, sobrios. Pañuelos al cuello precediendo la oscuridad de un mundo distópico sin sol, sin cuartas paredes que nos acerquen el teatro, sin luz… mientras ellas y él se retan, se seducen, se buscan, se miran. Y ya la luz se va, suenan los focos. “Supongo que esto podría ser un comienzo…”
Solarpunk ha llegado para quedarse, para contarnos este cuento de los orígenes del capital, como ya decía generaciones atrás la querida bruja Avería, donde se nos va narrando entre copla y copla un futuro irreal en lo real, una emergencia climática, una llamada a la acción, un gran aviso eludiendo las voces ciegas. Un mundo sin luz en un país a oscuras. Un impuesto al sol donde ministros tránsfugas se reúnen con escritores de ciencia ficción para analizar qué puede pasar en el futuro, sin energías, verdades y esperanzas. El cuento de Juanito Carambola en el fondo del mar. Arena en una playa de arena.
Y ya comienza el ritmo, la magia, el teatro, se empiezan a suceder personajes de cuento en un cuento sin final, en un cuento que nos suena, en la especulación y el sinsentido donde nos encontramos, en este grito ahogado de esta nuestra sociedad donde hemos normalizado el abuso de poder y hasta la propia resignación nos parece un deber.
Centrémonos. Este texto duro, real y doloroso de Ruth Rubio, ganador del Premio SGAE Jardiel Poncela de este año, nos lleva a nuestro país, que está a oscuras. Y como nos cuenta el propio dossier, “se recupera económicamente gracias a esta estrategia, respaldada por el gobierno con el impuesto al sol. Sin embargo, Rosa Olivares, una ministra tránsfuga, decide reunirse con Úrsula, una de las integrantes de la Red Roja. Un equipo compuesto por escritores de ciencia ficción cuyo propósito es el de diseñar los escenarios de los conflictos futuros. Lo que Rosa no sospecha, es que Úrsula ya ha comenzado su propia batalla y que pretende tumbar al imperio energético”. Así podemos ir entendiendo el conflicto, la trama, la acción.
Aparecen bombas, placas solares en playas de ponientes, acentos gaditanos con danza, poesía, cocina en la oficina, quejas en ropa interior, datos, llamadas kafkianas con sabor a derrota, capitalistas de la luz, emociones, cambios, ciencia, puerros en el lavavajillas, pasos de frontera hacia la encendida libertad, luces en estado puro.
Y que ritmo nos ofrece la joven compañía Hernández y Fernández, con propuestas en escena brillantes, dinámicas, atractivas. Ventanas encendidas en palmeras al viento de levante. Nos ofrecen un movimiento continuo que nos hace ver las sombras y la luz en esta oscuridad que se han inventado y que puede estar esperando a la vuelta de la esquina. En cualquier farola del parque. “Estamos a oscuras pero estamos cegados de luz”.
Hernández y Fernández, nada torpes en este ámbito, continúan apostando por un teatro distinto, innovador, con el “escenario como espacio público de entretenimiento y diversión”. Matices cómicos con un trasfondo de seriedad extrema que nos ayudan a entender que tenemos que reaccionar para conseguir cambios, ya sean macros o micros, porque en el fondo, poco quemamos.
La trama se va desarrollando con Ignacio y Úrsula y sus contrapuntos, con las preguntas al aire de Rosa Olivares y su guardaespaldas, Julio y sus llamadas, la lucha de Lola Manpagua y las redes sociales, que también protagonizan este montaje, con esta relación entre la ciencia, el capital, el activismo, la sociedad de estos primeros mundos tan absurdos. Dinero y poder en la cima social.
Natalia Cobos Chapman, Sara Mata, Pilar Gómez, José Fernández y la propia autora del texto, Ruth Rubio, a los mandos de la nave, nos ofrecen una interpretación sórdida, brillante, dura, dinámica, eléctrica. Nos remueven, nos mueven y nos promueven hacia el cambio, hacia la realidad, sin vendas en los ojos. Nos sacuden los cimientos y nos preocupan. Las redes, no tan sociales, y su poder, asustan. Todo eso lo logran con su teatro, con su mirada, con sus interpretaciones, reales, brillantes, actuales y dolorosas. Todo bajo la admirable dirección de Mario Hernández, en un montaje complicado de montar, de tejer, de dinamizar.
Hernández y Fernández, sin tintines de por medio, nos hacen pensar y revolvernos. Con humor también, ácido, con mucho humor, con sonrisas que duelen porque nos reímos de lo que puede pasar, y no es divertido. Coplas oscuras se suceden en la caracola de Juanito.
Salimos a oscuras de la sala Cuarta Pared, con el cerebro centrifugado y el corazón encogido ante el frío de una noche eterna. Pero tengan esperanzas, todavía nos queda luz para no cegarnos y para no dejarnos cegar. Vengan a experimentar Solarpunk, vengan sin linternas y apaguen sus móviles. Una luz en su interior les marcará el camino.
-------------------------------------------------------------------------------------
Teatro: Sala Cuarta Pared
Dirección: Calle Ercilla 17.
Fechas: Del 13 al 29 de Noviembre. De Jueves a Sábado a las 20:30.
Duración: 90 min.
Entradas: Desde 14€ en Cuarta Pared.
HERNÁNDEZ & FERNÁNDEZ
Dirección: Mario Hernández
Texto: Ruth Rubio
Reparto: Natalia Cobos Chapman, Sara Mata, Pilar Gómez y Jose Fernández
Ayte. Dirección: Yasira Díaz
Diseño espacio escénico: Paula Castellano
Diseño iluminación: Álvaro Guisado
Diseño vestuario: Paula Castellano
Espacio sonoro: Ruth Rubio
Movimiento escénico: Marta Gómez
Producción: Sandra Castro
Diseño gráfico: Sara G. Romero
Fotografía: Isaías Saldaña
Comunicación y prensa: María Díaz




