Teatro: Francisca. Teatro Quique San Francisco.

Hay personajes que han quedado escondidos en los libros de Historia pero que merece la pena reivindicar. Si queremos tener un mundo mejor, en el que la violencia de género pase a formar parte de un vergonzoso pasado (para lo que por desgracia parece que queda mucho tiempo), es necesario conocer la figura de Francisca de Pedraza y estremecernos con el relato de su vida. Desde la ignorancia más absoluta de la figura sobre la que nos habla la obra nos acercamos al teatro, para salir desgarrados, emocionados, doloridos por todo lo sufrido por esta mujer valiente y poderosa, que consiguió algo hasta entonces impensable. Acompáñenos para conocerla un poco más.

 

Esta es la historia de la primera mujer que obtuvo una sentencia favorable por violencia de género, tras una década de litigios, gracias a la Universidad de Alcalá de Henares, allá por el año 1624. Es este un proyecto que nace gracias al historiador Ignacio Ruiz, que fue la persona que dio a conocer a Francisca y su historia de lucha. Fue la universidad la que emitió una sentencia pionera que le permitió a recuperar su libertad. Desde que la compañía conoce esta historia, se puso en contacto con la Universidad de Alcalá de Henares, con el instituto Quevedo de las artes del humor y la asociación Francisca de Pedraza, para obtener la aprobación para levantar este proyecto en el que se conecta un suceso real del siglo XVII con nuestro presente a través de una historia que podría, en verdad, suceder hoy mismo (y, en cierto modo, lo hace).





La obra ha sido, desde su estreno, un éxito arrollador, ha recibido galardones como el Premio especial del público José María Rodero a la Mejor Dirección, el tercer premio del jurado en el XXV Certamen Nacional de Teatro para Directoras de Escena Ciudad de Torrejón, o el Premio Francisquita otorgado por la Asociación Francisca Pedraza, por su apoyo en la lucha contra la violencia de género. Todos los galardones son necesarios para concienciar a esta sociedad nuestra que, por desgracia, aún parece necesitar que se le enseñen estas cosas para que dejen de negarlas. Porque si todas las voces gritaran una sola cosa, sería una sola voz clamando justicia”, porque hay que repetirlo las veces que haga falta, gritarlo y darle visibilidad, hasta que este tipo de atrocidades dejen de pasar. 





El texto de Borja Rodríguez nos emociona, nos conmueve, nos desgarra, nos golpea, nos duele al ver la realidad de una mujer maltratada por su marido y por una sociedad que le hace volver al infierno de su casa en varias ocasiones. El montaje, a partir de testimonios reales, nos muestra los hechos ocurridos y los vincula con las historias de todas esas mujeres que en la actualidad sufren violencia (escalofriante el final de la obra con todo el listado de las mujeres asesinadas). El texto, de forma directa y contundente, nos plantea cuestiones como individuos y como sociedad, por la pérdida de libertad que sufren las mujeres que son maltratadas, tanto física como psicológicamente, con secuelas y traumas que se extienden en todos los ámbitos de su vida, a nivel social, moral, físico y vital. Un relato para reflexionar como sociedad sobre aquello que no quisieron ver en el caso de Francisca, hasta que fue evidente, al ocurrir a plena luz del día, por todas esas mujeres a las que no se les ha creído cuando hablaban de maltrato, para que no tengamos que esperar a la violencia o el asesinato para actuar como sociedad.



Un montaje contundente y directo, explícito y duro, dirigido con solvencia por Fredeswina Gijón ("Vaga", "Concertinas" y a vueltas con su próximo proyecto "Me sueño"), que nos habla de Francisca explicando que "es incuestionable que era una mujer fuera de lo común, y lamentablemente muy poco conocida y es ahí, en la necesidad de contar su historia donde todo el equipo se enamoró del proyecto. Hay veces que no sólo es importante contar la historia sino que es necesario subrayar en como se cuenta y ahí está el valor de nuestra «FRANCISCA» donde puedes disfrutar de las intérpretes entregándose mediante la liturgia metateatral a la labor más enriquecedora de nuestra profesión que es ser un espejo donde el espectador pueda verse reflejado y cuestionarse, en este caso, en qué estamos fallando como sociedad. «FRANCISCA» es un canto a la vida". Una pieza que nos hace descubrir la fortaleza de la protagonista, pero también a una sociedad que le da la espalda, que pese a sus denuncias mira para otro lado hasta que el horror ocurre a plena luz del día. La directora disecciona a la perfección todos estos puntos, mostrando a una Francisca valiente y acorralada en un mundo que no quiere ver lo evidente.





Pero centrémonos en la historia que nos quieren contar. La obra recorre la vida de Francisca de Pedraza en el Alcalá de Henares del año 1600, donde pasa su niñez en un convento de monjas. De ese lugar se la lleva el que será su marido, y a la postre su maltratador, que la compra como si fuese un animal o un objeto sin vida ni capacidad de decisión propia. Desde ese momento, su vida se convierte en un infierno, en una lucha por sobrevivir, en una pelea contra su marido ante la violencia que ejerce sobre ella y con la justicia para conseguir la nulidad del matrimonio y con ella la recuperación de su libertad. Una sentencia que casi le cuesta la vida, ya que estuvo una década entera sufriendo maltratos y acudiendo a la justicia, que lejos de hacerle caso le obligaba a volver a casa. Fue una paliza a plena luz del día, en la que casi pierde la vida, cuando la gente no pudo mirar para otro lado, la que hizo que consiguiese ganar la demanda de separación por violencia dentro del matrimonio.



Uno de los elementos más interesantes de este montaje es el preciso trabajo de todo el elenco, formado por Carolina Lapausa que comparte papel con Elena Rey dependiendo de la función, Antonio Lafuente (cover Nacho Sánchez), Anabel Maurín y Esther Acevedo (cover de ambas Alicia Rodríguez), acompañados por la música en directo de Celia González de la Aleja en la función a la que asistimos nosotros, aunque la "titular" suele ser Silvia Nogales. Anabel Maurín, de quien nació la idea de todo este proyecto, ha sido también la asesora de verso, realizando un trabajo impecable que hace engrandecer la propuesta por la soltura de los intérpretes al recitar el verso. Un trabajo preciso de todo el reparto, con especial mención a la fuerza de las imágenes que se crean en determinados momentos, como en las escenas que podemos ver junto a esta foto. Todos ellos ponen su trabajo para la creación de un montaje sólido en torno a la figura de Francisca y su descomunal lucha por recuperar su libertad.



Tenemos que destacar el trabajo de Carolina Lapausa ("El Otro", "La tumba de María Zambrano", "Nada tras la puerta", "Lo que vio el mayordomo") dando vida a Francisca. La evolución del personaje es preciso, medido, meticuloso. La actriz consigue que nos enamoremos de la joven vulnerable que juega con las monjas al comienzo de la obra, para ver como se va convirtiendo el la mujer luchadora que intenta sobrevivir a la violencia de su marido, pensando solo en cuidar de sus hijos. La manera con la que Lapausa hace crecer al personaje es impresionante, con miles de matices que la va haciendo cada vez más complejo, sin lugar a dudas lo mejor de la obra.

Frente a ella tendremos a Antonio Lafuente ("La viuda valenciana", "Tirant", "Sueño de una noche de verano", "La armonía del silencio") en el papel de marido, un desagradable papel que el actor resuelve con solvencia. El actor consigue que veamos la lucha del personaje por intentar cambiar, pero siempre vuelve su versión más animal, que desahoga todo su odio con su mujer. Completan el reparto Anabel Maurín ("El curioso incidente del perro a medianoche", "El ángel exterminador", "Sfogato", "El amor enamorado") y Esther Acevedo ("El coloquio de las perras", "La historia más surrealista jamás contada", "Vaga", "Un musical barroco"), dando vida al resto de personajes que aparecen en la historia.



Toda la historia transcurre en un espacio vacío, con la única presencia de una gran pantalla blanca al fondo sobre la que se proyectan las imágenes de testimonios reales. La responsable de escenografía y atrezzo Nadia Torrijos ha sabido recrear los distintos lugares por los que transcurre la historia con elementos muy sencillos (una mesa, un par de sillas que también hace de estrado en los juicios) optando una propuesta minimalista. El elemento fundamental del montaje es la iluminación diseñada por Borja Rodríguez, que juega a la perfección con las luces y las penumbras para crear un universo lúgubre y tenebroso. El otro gran elemento que vertebra la obra es la música de Silvia Nogales Barrios, que nos guía por esta dolorosa historia, y el espacio sonoro creado por Fredeswina Gijón y que envuelve todo el montaje. Por último hay que destacar el preciso y precioso vestuario creado por Estrella Baltasar, jugando con las texturas y los colores para crear ese universo tan particular en el que transcurre la historia.


En definitiva, estamos ante una obra necesaria por lo que cuenta y recomendable por el modo en el que nos muestra la historia de Francisca. Una pieza que pretende hacernos ver el horror de vivir en un infierno dentro de tu propia vida, sin que nadie te comprenda y te obliguen a volver a esa sala de torturas en la que se ha convertido tu vida. Porque existen muchas Franciscas que por falta de recursos no pueden escapar si no es un juez el que dictamina ciertos parámetros legales, pero también hay otras muchas mujeres que carecen del valor y la firmeza de Francisca, y viven en un miedo constante, que las paraliza y no les deja ni tan siquiera pensar en denuncias. Por todas ellas, por la lista de mujeres asesinadas que aparece al final de la obra, por la lacra que supone la violencia de género para una sociedad que se cree avanzada (y parece seguir en el siglo XVII), por todas las secuelas que sufren las que consiguen conseguir de nuevo la libertad. Por todas ellas debemos ver esta pieza y recapacitar largo y tendido sobre todo lo que en ella se nos cuenta. No la dejen escapar.

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Teatro: Teatro Quique San Francisco
Dirección: Calle Galileo 39.
Fechas: Del 18 de Octubre al 12 de Noviembre. De Miércoles a Viernes a las 20:00. Sábado y Domingos a las 19:00. No hay función el 28/10. Función extra el 31/10 a las 20:00.
Duración: 75 min.
Entradas: Desde 14€ en Teatro Quique San Francisco.


FICHA ARTÍSTICA:

Dramaturgia Borja Rodríguez
Dirección Fredeswinda Gijón
Intérpretes Carolina Lapausa/Elena Rey, Antonio Lafuente (Cover Nacho Sánchez), Anabel Maurín (cover Alicia Rodríguez) y Esther Acevedo (cover Alicia Rodríguez)
Música en directo Silvia Nogales (Covers Celia González de la Aleja / Elena Ortega)
Idea proyecto: Anabel Maurín
Vestuario: Estrella Baltasar
Ayudanta de vestuario: Erica Herrera López
Escenografía y atrezzo: Nadia Torrijos
Ayudanta de escenografía: Montserrat Urquiza
Auxiliar de escenografía: Vanesa Valiente
Diseño de iluminación: Borja Rodríguez
Espacio sonoro: Fredeswinda Gijón
Ayudante de dirección: Cintia Leiva
Música: Silvia Nogales Barrios
Asesora de verso: Anabel Maurín
Asesora, psicóloga y especialista en violencia de género: Estela Quijano
Asesora de encaje de bolillos: Teresa Moreno
Técnicos iluminación, sonido y audio: Íñigo Benítez, Bernardo Pedraza, Mario Patxón
Fotografía y vídeo: David Córdoba
Comunicación: María Fontcuberta
Distribución: Isabel Rufino
Productor ejecutivo: Aníbal F. Laespada



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