La sala pequeña del Teatro Fernán Gómez nos trae un regalo para los sentidos de la mano de Bécquer y la compañía la Otra Arcadia. Ninguna obra más apropiada que ésta para aplicar aquello de “lo breve si bueno..” o menos es más. Después de leer la reseña lo entenderán.
Lo primero que me llamó la atención
al llegar fue la disposición de los asientos, distinta a lo que suele ser
habitual en la sala Jardiel Poncela. El escenario a oscuras no dejando ver
apenas más que la silueta de los muebles y objetos que se intuían.