Ayer nos ha pasado como un rayo por el Teatro Español el espectáculo de la Compañía de Antonio Najarro sobre el famoso y visitado Romance Sonámbulo de Federico García Lorca junto a algunos de los poemas más oníricos del autor granadino. Y he salido traspuesto, como aturdido...
El que fuera director del Ballet Nacional de España y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2023, entre otros muchos premios, ha sabido rodearse, en su propia compañía, de un elenco de creadores en pleno estado de inspiración, fruto de algo más que el esfuerzo metódico o la exquisitez completa; de eso que no se puede explicar de otra manera y tiene que ver ya sólo con el talento, la lírica y el arte. Ni más ni menos.
Todos son protagonistas en el espectáculo y aportan su sello personal en este
grupo. Hace tiempo que se conocen y salta a la vista su experiencia. Ellos y ellas. Alberto Conejero se ha encargado de la
dramaturgia, José Luis Montón de la música y la guitarra con el violín de Thomas
Potiron. Al cante: María Mezcle; La flauta : Juan Carlos Aracil; La percusión: Josue Barrés. Yaiza
Pinillos el vestuario; Nicolás
Fischtel, la iluminación; Emilio
Valenzuela las proyecciones y el video. Con una colección de bailarines que
han construido este arte-facto
consagrado a la belleza. Los voy a intentar decir a todos porque no quiero que
me falte ninguno. Bailarinas: Lidia
Gómez, María Fernández, Alejandra de Castro, Cristina Carnero, María Gómez, y
Eva Jiménez. Bailarines: Daniel
Ramos, Álvaro Brito, Ethan Soriano, Diego Olmier, Javier Moreno, Alejandro
Lara, Álvaro Madrid e Izan Soriano.
Cuando escribo esta crónica aún resuenan en mi cabeza las
imágenes y las danzas de este monumento a la finura y el buen gusto, un
estruendo de delicadeza. Aún se me recitan los versos del poeta y me golpean por
dentro. Todavía me estoy recuperando, aunque no quiero.
¿Qué has visto esta noche? me preguntan…
He visto danza. Pintura. Trajes bailarines, danzantes iluminados... He visto
colores y luz... rojos, azules, blancos...he visto la luna. La luna blanca, la
blanca luna gitana. Flamenco. He visto la muerte y no he visto nada. He visto
al alma y la noche. He visto manos, piernas, brazos por todas partes, cuerpos
entrelazados como oleadas dibujando el aire… trenzas de amor, mares de muerte...he
visto noche y sueño. Velos, cielos y jardines, procesiones de almas y pasiones…He
visto calor, he visto sangre, amor y viento...y lo he notado por dentro. He
visto sexo y no he visto nada.
Y también verde.
Bajo la luna gitana, al lado de mi baranda, verde lo he visto
todo porque lo quería verde, verde oscuro, verde rojo, verde de muerte, verde
negro y no he visto nada…
La negra luna gitana, blanca sobre Granada...
¿Qué has visto esta noche? me pregunto…
He visto a Lorca, pero no sólo.
He visto guitarras
hablando, he visto un telón transparente...he visto a la luz alumbrándome con flautas y a sus susurros
hipnotizándome. Me he visto postrado a los pies de una fantasía, desesperado
porque nunca se acabara, atrapado en un enredo de prodigios, de dulzura amarga y dolores
de plata...
Eso es lo que he visto.
Puede que yo no entienda nada, y sea un "exagerao". Soy primerizo viniendo a este
baile, pero lo he visto todo. Y todos lo han visto conmigo.
Si aún podemos ver
esto sobre un escenario y parar el tiempo, si
se puede acariciar el alma de las gentes como en un arrebato místico, si la
muerte se hace hermosa al son de unos botines flamencos, si la palabra y su
danza llegan a acunarnos las heridas… como hacía Federico, como han hechos estos...ha
merecido la pena.
Muchas cosas gustan y ya está. Mañana más,
pensamos. Y a otra cosa mariposa. Pero hoy salgo vencido, enamorado, porque acaso
el arte no sea más que eso, que pase
algo encima de un teatro… que nos pase algo…a todos juntos, a todos lo
mismo y a cada uno distinto.
He leído para centrarme algunas reseñas y críticas: Elegancia, dificultad y castañuelas…Talento…Virtuosismo, esmero y delicadeza…Bálsamo para los sentidos. Deslumbrante. Impecable. Brillante. Cuidadoso. Buen gusto. Gusto exquisito. Superlativo. Sublime. Sensualidad pura. Todo es cierto y no quiero quedarme corto. Si alguna cosa se ha dicho un poco menos entusiasta, no quiero ponerla. No me da la gana. Todo era auténtico en este sueño efímero. Y nadie sabe lo que pasa. Pero no importa, porque no hace falta saberlo porque todo el mundo lo sabe. Porque nunca se termina.
La palabra es lo más caro cuando se trata de cante jondo, de danza o verso y
hoy ha sido aquí lamento, liturgia viva, magia recitada por el poeta (Daniel Ramos/ García Lorca) o proclamada desde la sangre flamenca de María Mezcle,
el reflejo de la luna. Como si fuera una sentencia nos hemos postrado a
ella. Toda pintada igual que la raíz
añeja de un poemario de vanguardia.
Las telas de los vestidos parecían romances que nos contaban
historias, que bonitas sus voces con violines y flautas. Qué bonito el
vestuario. Que elegancia con su música en la piel a media luz de penumbra.
La perfección no es una frontera cerrada cuando, por fin, se
alcanza. Yo la he visto esta tarde en el teatro más antiguo de España. La perfección es un puente que se cruza y
un cielo que se queda abierto…
Antonio Najarro y su compañía, apelando a la tradición popular y a la danza bolera, mezcla de
clasicismo, folclore y ballet clásico, nos ofrece múltiples visiones,
estilos y sugerencias en una explosión
de creatividad. Sus diseños destilan verdad, desde las miradas y los pasos de
los bailarines a sus trajes y sus gestos, con cada nota de guitarra y cada
pizca de luz. Todo se puede decir en sus manos. Pueden bailarlo todo, todo lo
que se siente. Un virtuosismo que parece espontáneo, improvisado, expresión pura de una locura. Pero todo está ordenado. Todo es hermoso, todo vale, todo cabe en esta exhibición de vida. No hago más
que decir todo, todo, todo… y es que me ha gustado todo.
Todo.
Cuatro cuadros para sumergirnos
en el Lorca durmiente, el más humano
e irreal, el más surrealista. Así, en sueños y paños menores nos recibe,
dormido, casi como un niño, flotando entre nosotros. Composiciones pictóricas y
coreográficas, evocaciones orientales, las mil culturas de España y sus
religiones. Y en el centro una reyerta
gitana tejida por el amor y la muerte. España. ¿Qué es España cuando se
asoma a lo sublime? ¿Son acaso sus jardines y sus flautas? ¿Es el agua? ¿Es un
conjuro embrujado? ¿La oscura belleza? ¿La sensualidad perseguida? ¿Una pasión
imprevista…?
¿No es Federico y la muerte? Esa utopía de amarse y odiarse
al mismo tiempo…que sólo aquí parece posible.
Antonio Najarro y su elenco de maestros y maestras nos alejan de los tópicos baratos sin desvelar el misterio. Nada desentona, nada nos sobra. Todo ocupa su sitio en esta maravilla.
Y hasta aquí han llegado, tan bien plantaos. Para eso han venido, para hacernos sentir, sólo
para gustarnos, sólo para gustarse y adormecernos el alma.
…y cuanto nos han
gustado.
Todos.
No acabará en El Español su periplo. Irán también a Rivas,
Alcobendas, Fuenlabrada, Alicante…y al mundo entero merecerían irse...pero que no se vayan muy lejos.
No sé cuánto habré soñado esta tarde...
¿Podría llegar a ser excesiva la belleza alguna vez en alguna parte?
No. No lo creo...no es posible.
Autor: Federico García Lorca
Dirección y coreografía: Antonio Najarro
Dramaturgia: Alberto Conejero
Composición musical: José Luis Montón
INTÉRPRETES
Federico García Lorca: Daniel Ramos
Bailarinas: Lidia Gómez, María Fernández, Alejandra de Castro, Cristina Carnero, María Gómez y Eva Jiménez
Bailarines: Daniel Ramos, Álvaro Brito, Ethan Soriano, Diego Olmier, Javier Moreno, Alejandro Lara, Álvaro Madrid (11 a 18 de abril) y David Acero (19 y 20 de abril)
Músicos:
Guitarra: José Luis Montón
Violín: Thomas Potiron
Cante: María Mezcle
Flauta: Juan Carlos Aracil
Percusión: Josue Barrés
Maestra-repetidora y asistente de coreografía: África Paniagua
Iluminación: Nicolás Fischtel
Vestuario: Yaiza Pinillos
Vídeo y proyecciones: Emilio Valenzuela
Distribución: Gachi Pisani
Una producción de la Compañía Antonio Najarro