Tras su exitosa Las niñas de Humenné -candidata a
mejor espectáculo revelación en los XXV premios Max; la Sala Nave 73 nos trae
el último montaje de la compañía El dado teatro. Una noche de ventisca que no
dejará indiferente a nadie.
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Cada vez
que tengo que hacer una reseña de una obra en la Sala Nave 73 lo afronto con
mucho cariño e ilusión, por lo menos con la misma que lo hice hace ya unos años
cuando escribí mi primera reseña. Mi relación con la sala es ese tipo de cosas
que no tienen una explicación lógica, simplemente pasa.
Siempre -antes
incluso de decidir empezar a hacer reseñas teatrales- me ha parecido que tiene un
encanto y una magia especial y lo que es más importante ha sabido conservarla
durante todos estos años.
Nos adentramos
en esta Noche de ventisca, de una noche del invierno de 1927, donde la Camarada
A, ministra del régimen organiza una velada en su mansión del Moscú
revolucionario. A dicha fiesta están invitados la flor y nata de la sociedad de
la época, básicamente políticos y militares afines al poder de la Rusia de
Stalin.
La obra
se centra fundamentalmente en cuatro personajes, la propia Camarada A organizadora
del evento y tres de sus invitados. El consejero Rykov, hombre duro y estricto,
un hombre de partido, encargado de llevar a cabo las órdenes de los poderes que
gobiernan entonces en Rusia (fundamentalmente el imperio de terror y represión
que instauró durante años Stalin). Junto a él se encuentra un soldado Nikolai
Petrovich, una buena persona que se debate entre su fidelidad al partido y a su
mentor (el propio Rykov) y el amor. Y por último un personaje cuanto menos
controvertido el actor y director Mijail Chéjov (sobrino del escritor y
dramaturgo Antón Chéjov). Un Mijail que ha ido poco menos que a la fuerza a una
fiesta en la que cree no pintar nada, pues sobre él ya se cierne la posibilidad
de un arresto al ser considerado un traidor a la patria y al partido.
A lo
largo de algo más de una hora somos testigos de las distintas intrigas y
traiciones que se esconden detrás de todos los invitados. Fundamentalmente quien
más nos confunde es la Camarada A, cuyos planes y propósitos no acaban de estar
del todo claros, dado que en función de la persona con la que hable dice una
cosa u otra según su mejor conveniencia.
Para acabar de confundirnos un poco
más la Camarada A por fin muestra su plan y no es otro que solucionar el
problema que supone para el régimen Chéjov que hacer una apuesta. Mijail y Rykov
jugarán una partida de ajedrez. Si gana el actor y director Rykov le da su
palabra que esa misma noche saldrá sin ningún problema -acompañado de su esposa-
al destino que decidan.
Por contra si Rykov es el que gana,
Chéjov saldrá de la casa esa misma noche arrestado.
Por otro lado a Chéjov le asegura
que jugar y ganar dicha partida es la única posibilidad que tiene de salir de
esa casa y continuar con su vida lejos de Rusia. Tan brillante es la
maquinación de la Camarada A que nunca llegamos a saber de parte de quien está.
Ni que decir tiene que la partida se
desarrolla en un clima de enorme tensión e intensidad. Ni los espectadores ni
el propio Chéjov tienen claro que aún ganando el director vaya a salir con vida
de esa casa. Brillante el momento de la partida.
Pedro Martín Cedillo es el responsable de la dramaturgia,
muy acertado acercarnos parte de la vida de Mijail Chéjov, uno de los principales
actores y directores del siglo pasado cuya influencia ha llegado hasta nuestros
días.
El equipo artístico lo completan una impecable Trini León con
la iluminación (que sin temor a exagerar viene a ser un personaje más) y los
Hermanos Ferrando con el diseño de sonido.
El elenco está formado por Verónica Valiente magnífica
su interpretación como la Camarada A, hasta el punto de ganarse la confianza no
sólo de los tres protagonistas masculinos sino me atrevería a decir que también
del público. Notable Ángel Solo como el frío y despiadado Rykov.
Ander
Etxebarria es Nikolai Petrovich, un joven que se debate entre el amor y el
deber, un personaje con el que es imposible no empatizar desde el primer momento.
Completa el reparto Fran Bordonado, impecable como el apasionado idealista
Mijail Chéjov.
En definitiva se trata de una oportunidad que no se deben
perder tanto de conocer (si no lo han hecho aún) una de las salas teatrales con
más encanto de Madrid como acercarnos a una parte de la vida de Mijail Chéjov, uno
de los personajes más importantes y menos conocidos del panorama teatral mundial
del último siglo.
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Teatro: Sala Nave 73.
Dirección: Calle Palos de la Frontera, 5
Horarios: Viernes y sábados 4, 5, 11, 12, 18, 19,
25 y 26 de abril.
19 Horas.
Precio: 14€.
Ficha artística:
DRAMATURGIA: Pedro Martín Cedillo.
DIRECCIÓN DE ESCENA: Ricardo Goñi.
ELENCO: Verónica Valiente, Ángel Solo, Fran Bordonado y Ander
Etxebarria.
PRODUCCIÓN: Ricardo Goñi.
ILUMINACIÓN: Trini León.
DISEÑO DE SONIDO: Hermanos Ferrando.
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Jéssica Huerta.
ASESORÍA DE MOVIMIENTO: Fanny Corral.
Una obra de la compañía El dado teatro.