Filosofía mundana. Nave 10 Matadero

Llega a Nave 10 Matadero este interesante montaje sobre la obra de Javier Gomá Lanzón, dirigido por Luis Luque. Una función que nos recuerda la importancia de las pequeñas cosas. Un montaje que invita al espectador a ampliar su espectro crítico sobre las cosas más aparentemente livianas, sobre lo más cotidiano. De este modo, vamos descubriendo que la filosofía se encuentra en todos los rincones de la vida, y de este modo iremos descubriendo el filósofo que todos llevamos dentro. Por que "filosofar, en esta propuesta, se parece a sembrar". Paremos por un momento a degustar los pequeños placeres de la vida y recordemos que todas las costumbres podrían ser revisables menos una: la costumbre de vivir.




Estamos ante un delicioso e impecable trabajo, que nos habla de nosotros mismos desde la trascendencia y la solemnidad que da la filosofía, por mucho que sea mundana. Un montaje que se va construyendo ante nuestros ojos, mientras los actores nos interpelan para explicarnos lo que vamos a ver. Una ruptura de la cuarta pared que involucra al público desde inicio mismo del montaje. La pieza se convierte en una invitación al arte amatorio de sentarse y escuchar. Mediante la palabra, establecen una relación íntima y personal con las ideas para que nos demos cuenta de que todos, a ratos, podemos ser filósofos. La filosofía radica en los actos cotidianos: nunca olvides escuchar a la portera.



Esta coproducción del Nave 10 Matadero y Pentación Espectáculos es un fascinante juego colectivo, en el que los intérpretes nos van dejando en el aire infinidad de cuestiones sobre las que reflexionar. Un estreno absoluto que lleva por primera vez al escenario el pensamiento filosófico de Javier Gomá Lanzón, para hablarnos de cosas tan mundanas como el amor, la amistad, la vejez, la sociedad acelerada en la que vivimos o la necesidad de disfrutar de un atardecer como momento épico y sublime de cada día. Pero también, como buen filósofo, nos hace reflexionar como temas trascendentales y mucho más complejos, como el sentido de la vida, la belleza de la propia existencia y la muerte como parte misma del destino. Los artículos que el autor fue publicando en diversos medios, los recopiló en esta "Filosofía mundana", que no deja de ser un inventario de reflexiones sobre la vida cotidiana.




El propio autor define su filosofía mundana como un género literario, como lo es el teatro. "Mundana es aquella filosofía que, aunque contenida en un libro hecho para ser leído, mejora cuando se dice oralmente. Para la filosofía mundana, el público está antes que el lector, de igual manera que el amante está antes que el pensador. Y sólo si el público presencial juega con las ideas, se deja enamorar por ellas y se pierde en el vuelo del pensamiento ardiente y vivo dicho por boca de los actores, sólo entonces ha cumplido la filosofía con su razón de ser. Claro que para eso es necesaria la mano atrevida de alguien experto que ya antes haya caído enamorado de ese modo meditativo de pensar y esté decidido a convertir la pasión erótica que le domina en un espectáculo teatral original y fresco. Esa persona es Luis Luque, que, seleccionando los textos de mi libro, ha confeccionado una versión oral, donde la filosofía mundana se enfrenta al momento de la verdad". Con esta reflexión como punto de partida, el público se convierte en pieza fundamental del montaje, en el momento mismo en el que se le interpela y requiere de su atención y "préstamo de tiempo y atención" desde el inicio de la función. Para Gomá "la filosofía, antes que un sistema abstracto, es una forma encarnada de estar en el mundo, y el teatro es el lugar natural donde esa forma se comparte con otros. Filósofo es quien se atreve a mirar lo cotidiano como si fuera extraordinario. Esa actitud, más que un saber, es un ejemplo", por lo que todos somos filósofos de algún modo.




Luis Luque ha sido el encargado de seleccionar los textos, adaptarlos y plasmarlos en este montaje, tan sofisticado y elegante que nos hipnotiza desde el primer instante, con cada tonalidad lumínica, con cada precisa interpretación, con cada nueva reflexión, con cada nuevo elemento que se va sumando a la escena hasta conseguir el fabuloso resultado final. Un espectáculo concebido como un viaje escénico coral que explora preguntas esenciales sobre el amor, el tiempo, la dignidad, la belleza y el sentido de la vida. El director explica que "con esta propuesta queremos hacer una reflexión sobre la ejemplaridad, la dignidad y lo cotidiano que no se dice desde un atril, sino desde el cuerpo presente. Cada mujer y cada hombre esconde un filósofo; la filósofa es aquella señora que pasea por el parque y observa el movimiento de las hojas de los árboles y se pregunta ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? El filósofo es aquel que sabe disfrutar del solo hecho de estar sentado". Porque este montaje hace hincapié en lo cotidiano, para hacernos reflexionar sobre las pequeñas cosas que siempre damos por hechas, esas a las que no prestamos atención porque son parte de nuestra rutina. Esas hojas que se caen en estos días, los colores abrasantes en el ocaso del día, o el simple hecho de sentarse a descansar, a disfrutar de no hacer nada, a apreciar nuestra propia existencia, a paladear lo que somos y a disfrutar con lo que nos rodea.




La idea principal y el eje sobre el que gira toda la propuesta es la cotidianeidad de la filosofía. Javier Gomá sostiene que la filosofía y el teatro son compatibles porque comparten la poesía. A lo largo de toda la obra, vamos trenzando conexiones entre lo mundano y lo divino, entre la filosofía y lo cotidiano, entre lo real y lo onírico. Un juego de acercar la filosofía al día a día, que nos hace vernos reflejados en todas las escenas, para empatizar en todo momento y seguir el hilo (por momentos complejo) del desarrollo filosófico. Estos artículos que el filósofo ha publicado en diversos medios, son un inventario de reflexiones sobre la vida cotidiana, un acercamiento a la filosofía desde lo más cercano, desde nuestras propias experiencias. La propuesta escénica nos invita a reflexionar sobre elementos de nuestra vida que muchas veces nos pasan desapercibidos y que no sabemos valorar en su justa medida. Una invitación a que todos nos convirtamos por un momento en filósofos, que reflexionemos sobre las pequeñas cosas de la vida, que en el fondo son las que más valen la pena.




La obra se convierte en una deliciosa invitación a la escucha, al arte de pararse a escuchar, al deleite de sentarse para no hacer nada más que pensar sobre la vida y sobre lo que nos hace felices. En estos tiempos en los que todo es vertiginoso, en que prima la inmediatez y la atención no se centra más que en pequeñas dosis, esta obra tiene una importancia aún mayor. Por un lado nos recuerda la necesidad de valorar las pequeñas cosas, la vida en si misma, el valor de lo cotidiano. Pero aún más importante, nos invita a parar, a dejarnos llevar por la reflexión y dedicarle el tiempo suficiente (o incluso mucho más) a sentarnos y pensar, a disfrutar del mero echo de ver pasar la vida. Mediante la palabra nos entrelazan la filosofía con lo cotidiano, para que veamos como ésta habita en todas partes. Como nos recuerdan en la obra "la filosofía radica en los actos cotidianos: nunca olvides escuchar a la portera".



Todo esto nos lo cuenta un fantástico elenco, formado por Jorge Calvo, Marta Larralde, Pepe Ocio y Laura Pamplona, a los que acompaña en escena Covadonga Villamil. La naturalidad de los cuatro intérpretes a la hora de contarnos cada una de las pequeñas pinceladas mundano filosóficas que componen la obra, hace que nos sintamos cómodos, como en el salón de casa, hablando (o más bien escuchando) como unos amigos nos cuentas anécdotas (o reflexiones) de sus vidas. Los cuatro forman un reparto que se compenetra a las mil maravillas, apoyándose y compenetrándose como si siguiesen en los ensayos, con la frescura que tiene el no tener la presión del público mirándote. Todos ellos nos hablarán del amor, de la muerte, del azar y la suerte, de la importancia de lo cotidiano, de lo bello que es saber apreciar las pequeñas cosas, de disfrutar cada instante como si fuese el último. Mientras las escenas se van sucediendo, Covadonga Villamil nos prepara (con la ayuda de los actores) un precioso decorado lleno de plantas, para entender así cómo ese gesto tiene que ver con el funcionamiento el mundo, porque el pensamiento es una semilla y la escena un terreno fértil para plantarla.




Y este es justo uno de los elementos más bellos e ingeniosos del montaje. La idea de ir componiendo el espacio escénico diseñado por Mónica Boromello conforme avanza la función es brillante, ya que va ensamblando las diferentes piezas que trata la obra hasta llegar a un conjunto final lleno de belleza y complejidad, como la propia vida que nace ante nuestros propios ojos. Fundamental también el diseño de luces a cargo de Olga García, que le da a cada escena una textura diferente, para conseguir un crisol de tonalidades delicioso a lo largo de la obra. También hay que destacar la primorosa composición musical de Mariano Marín, con una brillante elección de los temas musicales. Por último, queremos destacar el original vestuario diseñado por Raúl Marina, que nos acerca aún más a lo personajes, la sencillez de los actores frente a la sutil elegancia de Covadonga.



En definitiva, estamos ante una deliciosa propuesta que hay que saborear con atención, sin prisas, degustando cada palabra y reflexionando sobre cada escena. En estos tiempos de tanta inmediatez, es muy necesario hablar de tomarse un tiempo para pensar, o simplemente para estar tranquilamente disfrutando de ver la vida pasar. El montaje ayuda a que el espectador se involucre desde el primer momento, con una acertada decisión por parte de Luque de hacer de los actores unos amigos con los que charlamos, rompiendo desde el primer momento todas las barreras y dejando que actúen desde ellos mismos, sin necesidad de personajes. Con ello, se meten al público en el bolsillo y les acompañamos de la mano en toda esta reflexión sobre la vida, lo cotidiano y lo terrenal. Fascinante broche final con la frase "vive de tal manera que tu muerte sea escandalosamente injusta" deliciosa y demoledora. Vayan a verla, disfrutarán y aprenderán a valorar las pequeñas cosas.

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Teatro: Nave 10 Matadero.
Dirección: Paseo de la Chopera 14.
Fechas: Del 21 de Noviembre al 20 de Diciembre. De Martes a Domingo a las 19:30. 
Duración: 90 minutos.
Función accesible: Viernes 28 de Noviembre.
Entradas: Desde 15,75€ en Nave 10. Martes día del espectador.



Ficha artística

AUTOR

Javier Gomá Lanzón

Composición música original

Mariano Marín

Adaptación y dirección

Luis Luque

Diseño de vestuario

Raúl Marina

con

Jorge Calvo, Marta Larralde, Pepe Ocio,
Laura Pamplona y 
la colaboración de Covadonga Villamil

VIDEO

David González

Diseño de espacio escénico

Monica Boromello

Diseño de iluminación

Olga García (AAIV)

Producción

NAVE 10 | Matadero y Pentación Espectáculos

AGRADECIMIENTOS

RTVE

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