Noche mágica en el Fernán
Gómez.
En el escenario Alba, una
profesora de literatura del siglo XXI explicando con pasión a sus alumnos ,
transmitiendo amor hacia los libros, hacia el ya pasado siglo de Oro , ¿pasado?.
Relatando una maravillosa trama que nos
disponemos a vivir, a soñar, a imaginar… Así comienza “Todas hieren y una
mata”, o todos y todas gustan y una reivindica, se libera, habla, piensa y
mata, sí, pero a su manera, con un mensaje nítido, real, actual, conciliador,
esperanzador y auténtico, como la obra que nos disponemos a ver.
Allá por el siglo XVII (
ya ha llovido, poco, pero tiempo ha), un tal Lope de Vega, tuvo la genial idea
de acertar con una fórmula teatral de éxito que seguirían los autores de aquel
entonces. Se le llamó comedia nueva para distinguirla de la obra teatral
clásica. Esta comedia combinaba la calidad literaria con la capacidad de atraer
al público, y parece ser que lo logró.
En 1609 Lope compuso su “Arte nuevo de hacer comedias”, breve e
irónica obra donde pretendía explicar su nueva concepción teatral, y defenderse
de aquellos que lo criticaban por innovar, mostrando una serie de
características de su nuevo legado. Gracias Lope. Para no extenderme mucho, y ya centrarme en la
maravillosa obra que tuve el placer de presenciar, unas pequeñas notas de esta
nueva comedia de entonces.
Lope divide la comedia en
tres actos, llamándolos jornadas, propone la mezcla de lo trágico y lo cómico,
se relacionan los estratos sociales, y empieza a innovar con el espacio y tiempo.
Luego hablaré de los personajes a la hora de analizar el fantástico elenco de
actores que nos hizo disfrutar tanto desde nuestras butacas del siglo XXI, o
XVII, ya que parecía en sí una obra de la nueva comedia de Lope.
Y es que “Todas hieren y una mata”, definida como la
primera comedia clásica del siglo XXI, escrita con un rigor histórico,
delicadeza, ternura, amor diría yo, de una manera magistral por Álvaro Tato. El
autor consigue entrelazar y revivir ese género tan intrínseco a nuestro teatro
de aquella época, con una revisión meticulosa, divertida, esperanzadora,
mágica. Consigue además unirla con la comedia actual, de una manera sutil,
nítida y clara, y con un desenlace que no por ser esperado es menos inquieto.
Una oda al teatro en sí mismo, y para lo que fue creado.
Entretenernos, hacernos sentir y disfrutar, siempre con una sonrisa en la
butaca. Mención especial para Yayo Cáceres en la dirección, impecable también. Cáceres ha creado una
obra dinámica, moderna, antigua a la vez, trágica, cómica, atemporal, donde el
espacio y el tiempo se entrelazan, y van de la mano de una manera sencilla,
fácil de entender y así nos lo muestra. Hace fácil el teatro. Y lo hace tan de
verdad. La obra, escrita en verso, nos habla del paso del tiempo, del amor, con
una crítica amable a ambos tiempos donde se desarrolla la acción. Es una obra libre, que respira reflexión y
nos transmite verdad y emoción a partes iguales. Una comedia clásica con
corazón. “Un ritual de risas y llantos, con música, palabra y cuerpo”.
Más que nueva comedia, yo
lo definiría como alta comedia, ya que su fin, como diría Lope sería provocar
el disfrute del público, un disfrute que tal como nos cuentan sus personajes,
lleva 400 años esperando a sus espectadores. Y ya va siendo hora de hablar de
los verdaderos protagonistas, los actores, sus personajes.
Los personajes más
habituales en la comedia del siglo de Oro eran el rey, a veces injusto con
abuso de poder, el galán , apasionado y sufrido, el antagonista , malvado y
tirano, la dama, idealista, soñadora, sometida, pasiva , a veces disfrazada de
hombre para defender su honra, y el graciosillo, normalmente criado del galán,
con algún asunto de faldas con alguna plebeya, normalmente criada de la dama,
que nos pone el contrapunto fresco, sincero y cómico de la obra. Alba, Aurora (Alba Banegas ) nos lleva a
ese estadio de la mujer de la época dorada ( no tan dorada diría yo, tal
como nos cuenta Pico ) y lo contrapone
con la profesora de la actualidad, más actual , reflexiva y sobre todo libre.
Su único pecado es leer, leer y ser mujer, que por aquella época era toda una
osadía. Un cementerio de libros en el jardín. Preciosa interpretación que nos hace identificarnos con ella desde el
primer momento, impotentes ante la no elección y soliviantados y aliviados ante
la toma de decisiones libre.
Daniel, el galán interpretado por Antonio Hernández, cumple con lo
que esperamos de un galán en toda regla. Pasión, heroicidad, complicidad con su
criado, honor, lealtad, machismo también (propio de aquella época, desgraciadamente
tan actual), y frescura, mucha frescura que nos acerca a un personaje
entrañable, algo sencillo en su pensamiento, sincero , valiente y audaz, ( es
capaz de viajar a través de los años en busca de su amor.). Toda una temeridad. El galán se topa con el corregidor,
interpretado por Carlos Lorenzo. Este corregidor no es tan malo como lo pintan,
como el león. Nos despierta una inesperada ternura, una no identificación, pero
sí una mirada compasiva. Un entendimiento y una empatía a la figura de la
época, tan bien representada y traída a nuestra época de la mano del
sentimiento sincero del actor.
La bruja, Teresa, la criada, Sol López, nos engaña, nos traslada,
juega con nosotros , nos lleva de un sitio a otro con verdad, con momentos
cómicos maravillosos como el lenguaje del abanico que Teresa tan bien domina, con la bondad de las
brujas, que al fin y al cabo eran mujeres que exigían libertad. Benditas
brujas. Bendita Sol. Y para acabar Pico,
el criado gracioso, interpretado por Diego Morales, que nos traslada al siglo
de Oro, a la comedia, al propio Lope. Momentos inigualables como el
ficticio testamento o legado a la ficticia esposa, la divertidísima admiración
al móvil como algo sobrenatural, la retahíla continua, la picardía, la verdad. Diego Morales nos lleva a todo eso, y mucho
más allá, con cambios de registros al alcance de unos pocos, con un ritmo
frenético, y con una inocencia mezclada con la realidad que nos brinda una gran
interpretación.
Solo nos queda el aplauso.
Cientos merece usted. Mención especial
también al vestuario, a la iluminación, a la producción, al diseño y la
fotografía que hacen que esta verdad actoral sea más verdad aún. Un sencillo
escenario circular. No se necesita más. Una cuidada atmósfera, acompañada con
una acertada música y varias canciones nos trasladan a los corrales de comedia
de antaño. Pero con nuestros lujos de hoy. Solo me queda daros las gracias
por pasar esos noventa maravillosos minutos rodeados de verso, amor, verdad y
entrega. ¿ Se la van a perder ?.
Teatro: Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa
Dirección: Plaza de Colón,4
Fechas: Del 7 al 24 de febrero
Entradas: Desde 16€ . Hasta el 24 de Febrero.
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