Teatro: La Resistencia. Teatros del Canal


Las relaciones personales tienen miles que interpretaciones, cada uno ve su vida, y sobre todo la siente, de una manera muy particular. La percepción que cada uno tenemos de nuestra pareja, de su forma de actuar o de como nos trata, puede ser el detonante de que una relación evolucione o se rompa. La confianza, el amor, la admiración, términos que no se deben dejar de lado, que se deben alimentar, que se deben cuidar. Las relaciones deben conocerse y admirarse, cuidarse y respetarse desde un mismo punto, siempre que uno trate al otro con benevolencia, pensando que es inferior por algo, la relación quedará dañada para siempre.





Nada más entrar en la sala vemos que estamos ante un montaje especial. Con una escenografía cuidada y muy elaborada, notamos que en este lugar está a punto de pasar algo importante de una dimensión tan grande como el decorado que vemos ante nosotros. Una puesta en escena sobria y elegante que plasma a la perfección la esencia de toda la obra. Vidas compartidas que se han ido minando, que en vez de apoyar, empujan. Es difícil mantener el ego en el cajón (al menos eso imagino) cuando eres una persona de éxito, pero el apoyo a la persona que tienes al lado debería ser el mayor de los reconocimientos. Cuando esa relación se resquebraja por la prepotencia de uno y impotencia del otro, todo va encaminado al fracaso, salvo que ambos dejen pasar el tiempo por miedo a asumir la realidad.



Buxman Producciones y Teatros del Canal producen esta interesante obra que nace de la beca para autores contemporáneos de El Pavón Teatro Kamikaze. Con estas credenciales llega esta obra maravillosa y conmovedora, pero dura y desgarradora a la vez. Una pieza que se va retorciendo poco a poco, desnudando ante nosotros a esta pareja que tiene muchas cosas escondidas que hace tiempo que debieron decir. Un duelo interpretativo impresionante que nos dejará extasiados, como si nosotros mismos hubiésemos participado de la discusión.



El texto de la madrileña Lucia Carballal es una bomba de relojería que se va agrandando en cada escena. Autora de títulos como "Los temporales", "A España no la va a conocer ni la madre que la parió" o "Una vida americana", es una de las autoras con más proyección de su generación, expectativas que se han ido confirmando con cada nuevo montaje que estrena. Con este nuevo montaje ha ido más allá, creando un texto con miles de capas, con personajes complejos con muchas cuentas pendientes. Un texto descomunal que confirma todo lo que se esperaba de ella.



A los mandos de este contundente combate dialéctico se ha colocado Israel Elejalde como director (con Pilar Valenciano como ayudante de dirección). Como parte del equipo de los Kamikazes, Elejalde ha visto crecer este texto desde sus inicios. Él mismo confiesa que quedó cautivado por la obra desde la primera lectura, que para él "La Resistencia es como apretar con fuerza una tiza contra una pizarra. Una disección dolorosa de las dificultades de conciliar ambición y amor. ¿Se puede ser feliz sin sentir la admiración de tu pareja?" una pregunta explosiva que sobrevuela en todo momento el montaje. Tras su debut en la dirección con la inquietante "Idiota" (a la que vlvió con la angustiosa "La voz humana"), Elejalde vuelve a la dirección con un texto de similar estructura al de su debut, en el que se plantea un interesante y convulso combate dialéctico, aunque en el fondo hablen de temas muy diferentes.



La obra nos sitúa en el interior de un restaurante, un lugar elegante que transmite de entrada el status de los propietarios. Allí encontramos a una pareja de escritores en torno a los cincuenta (él algo mayor, ella algo más joven) que luchan por encontrar su lugar en la relación, ver qué lugar ocupan el éxito, la admiración (¿mutua?), la confianza, el paternalismo, la devoción, el respeto e incluso el amor. El local acaba de cerrar y la pareja comienza una, a priori inofensiva, conversación que les llevará por derroteros inesperados. Una conversación apasionante, bañada en alcohol, que se tensa y se relaja al ritmo de las copas de vino y whisky. Una apasionada disección sobre la vida, el éxito o la literatura, una velada radiografía de lo que es su propia relación.  

Como en una montaña rusa, los gritos se solapan con los silencios, los piropos con los reproches, en una velada pero encarnizada lucha de cada uno de los escritores por defender sus ideas, y por tanto defenderse a si mismo de los velados ataques de su "amado oponente". Los egos de los escritores, o de los artistas en general, hacen que las conversaciones íntimas tengan mucho de reproches, de combate, de disputa del trono de la excelencia. No es que las relaciones íntimas entre artistas sean destructivas, pero en algunos casos una conversación banal se convierte en una encarnizada lucha, en el momento en el que entran en jugo los sentimientos.




La autora nos plantea un descomunal face to face entre dos personas que luchan por el éxito y el reconocimiento, pero también necesitan el apoyo y el respeto de quien tienen más cerca. Un apabullante desencuentro "entre alguien que vive para novelar y alguien que novela para vivir".  Si en este montaje sorprende la consistencia y contundencia del texto, no es menos fascinante las interpretaciones de los dos actores que dan vida a los escritores. Mar Sodupe y Francesc Garrido están descomunales, sin bajar el nivel ni un segundo, en una batalla dialéctica que nos hará sufrir y enamorarnos con cada una de sus frases. Dos interpretaciones redondas, medidas, trazadas con precisión quirúrgica en cada palabra y en cada movimiento.



Mar Sodupe nos muestra un personaje abatido tras darse cuenta de que su relación, y en el fondo su vida, son una farsa. Ha vivido al cobijo de su pareja sin importarle que él le impidiese llegar a donde pretendía, o al menos intentarlo. Se ha dado cuenta de que la relación se basa más en la admiración que siente hacia el escritor que en un respeto y cariño mutuo. La capacidad de la actriz de mostrarnos todo su dolor con apenas pequeños gestos, mostrando como cada nuevo reproche la hunde un poco más, es sencillamente maravilloso, la delicadeza de poder mostrarlo todo con casi nada.

Por su parte Francesc Garrido nos sorprende con un personaje que se come el mundo, un triunfador seguro de si mismo y que cree ciegamente en todo lo que dice (y en lo que deja escondido entre líneas) y que camina por el mundo con la seguridad de quien ha conseguido todo lo que había soñado. La seguridad al moverse en escena, la contundencia al hablar, la soberbia en sus gestos y su mirada, todo lo que nos muestra Garrido nos intimida, son engulle, nos seduce. La creación de este escritor de éxito que vive ajeno a su propia vida es contundente, compacta, abrumadora, sin fisuras. El actor consigue transmitir en cada frase la contundencia y la verdad de quien se sabe poderoso y se cree en posesión de la verdad. Elegancia, carisma, firmeza, un personaje sin fisuras y con mucha fuerza escénica





En un montaje de esta envergadura, en que no hay mucho movimiento pero si mucha evolución, tanto de la historia como de los personajes, es necesario una escenografía a la altura de las circunstancias. La gran Mónica Boromello ha creado un gran espacio, un salón en el que los personajes entran y salen, pero que deja bien diferenciados los ámbitos de cada uno. Mientras Francesc Garrido deambula con soltura por todo el espacio, Mar Sodupe se ve arrinconada en la barra. Una escenografía sobria y elegante, en consonancia con lo que propone el texto. Ante un decorado tan fijo, es fundamental la luz para acotar el espacio y la escena en cada momento. La encargada de la iluminación ha sido Paloma Parra, que ha realizado un trabajo maravilloso, dotando a cada escena de una textura diferente. Por último, la encargada de los vídeos es Natalia Moreno, mientras que el vestuario ha sido creado por Sandra Espinosa.



La obra es una pieza de deliciosa degustación, que golpea y acaricia a partes iguales. Un texto que nos deja petrificados en la butaca, con dos actores en estado de gracia, que nos deleitan con un maravilloso duelo interpretativo de primer nivel. Teatro con mayúsculas, una obra en la que todo encaja, desde la sencillez de la propuesta hasta la contundencia del desarrollo de la historia. Una apabullante y demoledora historia para amantes de las buenas historias, llena de amor y verdad.
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La Resistencia
Teatro: Teatros del Canal
Dirección: Calle Cea Bermúdez 1
Fechas: De Martes a Sábado a las 20:00. Domingos a las 18:30.
Entradas: Desde 9€ en teatroscanal. Del 31 de Enero al 17 de Febrero.







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