Voy a ver esta propuesta, mientras leo El viaje al amor de Eduardo Punset. Él decía que los secretos del amor se habían interpretado siempre desde los campos de la moral o la literatura, pero que el amor se podía estudiar de modo científico. Nos contaba que se mueve por causas evolutivas y biológicas extremadamente precisas. Cómo me hubiera gustado que hoy Punset hubiera podido ver esta pieza. Creo que se habría ido corriendo a su laboratorio para dar con la inalcanzable clave científica.