El pasado jueves 2 de mayo tuvimos el privilegio de acercarnos a las Naves del Español a ver Archipiélago de los Desastres, de mi admirada Isabel Vázquez.
Vázquez y Elena Carrascal trabajan juntas desde 2007. Espectáculos como Yo cocino y él friega los platos, Hora de cierre o La maldición de los hombres Malboro consolidan este tándem en la dirección artística y de producción. Tras La maldición de los hombres Malboro, vuelven a unir fuerzas y viajan a este archipiélago, reuniendo un equipo muy heterogéneo con un recorrido individual muy interesante.
No sé si voy a ser muy objetiva con la reseña porque tanto
Isabel, con la que aprendí danza contemporánea, como muchos del equipo
artístico y técnico, son conocidos de mi estancia en Sevilla, pero a la vista está
que anoche el público en pie aplaudió a raudales.
Hay una premisa que me gusta encontrarme cuando voy a ver
una pieza de danza, en este caso además; una pieza de teatro total, y es que
los bailarines bailen. Llámame clásica pero si me lo encuentro lo agradezco y
sonrío. Últimamente veo en los escenarios mucho estatismo injustificado en las coreografías
o movimientos inconexos o inorgánicos que me dejan bastante vacía. En relación
a esto, anoche pude disfrutar de unos bailarines y bailarinas excepcionales que
se dejaron la piel en el escenario, especial mención a Ana F. Melero, que no la
conocía y que espero seguir de cerca su carrera de aquí en adelante porque esa
chica es pura generosidad en el escenario.
Archipiélago de los desastres nos habla de la figura del
perdedor que en muchas ocasiones todos hemos experimentado, tratándolo con amor
y con compasión porque todos hemos estado ahí. Un lugar donde es posible ese
fracaso y podemos rompernos, porque no, no somos infalibles. Caerse y tener la
fortaleza de volverse a levantar aunque sea despacito y lleno de heridas. De la
belleza que hay detrás de la reconstrucción de nuestros pedacitos cuando las
situaciones en la vida nos han golpeado, y todo aderezado con un humor fino y
luminoso; hay momentos realmente
divertidos, uno de ellos protagonizado por Arturo Parrilla nos arrancó
carcajada a más de uno.
Hay juegos de palabras, canciones a coro con distintas
voces, y otras a capella cantadas por una sola actriz, como es el caso de Nerea
Cordero en el número de “Just another loser” que te agarran las tripas y no te
sueltan. La imagen de reconstrucción del personaje de Javi Centeno en su hombre
invisible en esta escena, acompañado de
Melero y Santi Martínez, es una preciosidad.
Lo que vas a ver en Archipiélago de los desastres es un
elenco bien compenetrado, donde todos son protagonistas, que se manda el foco
entre unos y otros intérpretes, apoyando el sentido de unidad y de familia,
para construir una historia compuesta por pequeñas historias de fracasos y
reconstrucciones. Tras un formato de teatro danza, performance, y por momentos
tintes de cabaret y clown, que destila horas de ensayo y entrega, encontramos individuos
que pululan en ese archipiélago, una
especie de limbo, cuya honestidad a la
hora de compartir sus miserias nos conmueve.
Una muy buena maestra de ceremonias Nerea Cordero nos va
acompañando a lo largo de la pieza interactuando y observando a partes iguales.
El resultado es una fórmula que funciona, y a lo único que se me ocurre poner la puntilla es que vengan tan poquitos días a nuestra ciudad.
Idea original y dirección Isabel Vázquez
Con Ana F. Melero, Arturo Parrilla, Deivid Barrera, Isabel Vázquez, Javier Centeno, Javier de la Asunción, Nerea Cordero y Santi Martínez
Dirección coreográfica Isabel Vázquez
Dirección y composición musical Santi Martínez
Textos Javier Berger, Javier Centeno y David Montero
Diseño de iluminación Carmen Mori
Diseño de vestuario Rafael R. Villalobos
Diseño de espacio escénico Isabel Vázquez, Carmen Mori y Elena Carrascal
Diseño de sonido Álvaro Conde
Una producción de Elena Carrascal SLU en colaboración con la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y el Área de cultura del Ayuntamiento de la Rinconada
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