Casting Lear en Teatro de la Abadía

 


Voy a ver esta propuesta, mientras leo El viaje al amor de Eduardo Punset. Él decía que los secretos del amor se habían interpretado siempre desde los campos de la moral o la literatura, pero que el amor se podía estudiar de modo científico. Nos contaba que se mueve por causas evolutivas y biológicas extremadamente precisas.  Cómo me hubiera gustado que hoy Punset hubiera podido ver esta pieza. Creo que se habría ido corriendo a su laboratorio para dar con la inalcanzable clave científica.

Solo hay un tipo de amor, dice, no hay amor filial, amor de pareja, amor propio. El amor es amor sin apellidos y es vital para vivir una vida plena.

Esto es que si por ejemplo, el amor al teatro es mayor al amor al padre. Esto último del padre, no sería amor, sería la convención social de que a aquel que no te dejó morir en la cuna, le debes amor, pleitesía o que se yo.  Pero ¿eso es amor? Además queda fatal decir que amas al teatro pero no a tu padre, o que amas la lectura pero no a tu pareja. Veamos la propuesta de Andrea sin contarles nada. Porque además nuestra tarde fue única e irrepetible, como será la suya.  

Es este el inicio de nuestra reseña entre otras cosas porque ¿Cómo contarles sin contar nada? Debiera ser fácil, llevamos toda la vida haciéndolo. Hemos crecido en el silencio emocional y ahora pretendemos ponerle palabras a todo. Andrea lo intenta, sigamos su experimento.

El juego teatral que nos propone Andrea Jiménez es soberbio, una propuesta que nos zarandea, lleva a su máxima expresión la idea de juego teatral. La experimentación teatral que llega hasta la butaca del crítico para decirle y ¿ahora qué? Cuéntales que has visto pero no les puedes contar nada y así como a Ángel Solo en la tarde que gozamos de esta propuesta nos dirige como una ilusionista.



Una invitación a la reflexión mas plena. El público con los cinco sentidos, metidos en una trama mecida entre la realidad y la ficción. Un cruce de caminos intenso, emocionante y catarquico. Shakespeare jugaba con el victimismo, la pena, el perdón, mientras tanto la hija jugando con futuribles que quizá nunca sucedan, con conversaciones inventadas que nunca tendrán lugar, investigando sobre los conceptos de culpa y perdón.

Esto va sobre amor al padre y miren cuantos apellidos van ya.

El Rey Lear, el padre y Shakespeare como herramientas, para destripar silencios, anhelos y palabras gruesas, que ahora psicoanalistas de todo el globo andan desanudando. Para algunos quizá “no te quiero volver a ver“ representando la ausencia , para otros “ no eres suficiente” que te obliga a ser esclavo de por vida, para otros tantos “ para estas muerta” quizá el mejor de todos porque el duelo tiene un principio y un fin. Expresiones aprendidas, formas de expresar el miedo que se han ido marcando a fuego, que les traspasaron a ellos y que imitan como autómatas porque tampoco les enseñaron a hacerlo de otra manera.



Aun no les hemos contado el argumento de Rey Lear de William Shakespeare, un anciano rey desciende a la locura y la pobreza. Divide su reino en dos y se lo da a las dos hijas que le adulan, mientras abandona a la única hija que le ama de verdad. Las dos hijas que le adulan le tratan muy mal, la última y repudiada Cordelia, le trata bien pero el caso es que finalmente acaba ahorcada. Como en toda buena tragedia, los protagonistas mueren. Pero ya verán que aquí no todo está dicho. Andrea Jiménez le vio muchas lagunas a todo esto y decidió intervenir en el asunto.

La manipulación clavada como un puñal, para ser lo que ellos no pudieron ser, para ser lo que parecemos y no lo que somos. Esto desde que somos niños va calando y llegamos a la edad adulta con estos mimbres.




Eres única, excepcional, muy creativa, ni mejor ni peor que nadie. Pero serás la protagonista de tu propia vida.” ¿Bonito, verdad? no supieron decirlo, no se les pasa por la cabeza, no está en su cuadro de comprensión emocional y quizá no tengan que pedir perdón por ello. Nos queremos deshacer de valores arcaicos y recalcitrantes, deshacernos de la pena , la negritud y la culpa y les seguimos pidiendo que ellos sean presos, que nos pidan perdón y que nos muestren afectos que no conocen. Ellos cargaron sin quererlo nuestra mochila de piedras, construyamos con las piedras un refugio, y no les tiremos las piedras de vuelta.



Casi todos conscientes, los unos intentando ser suficientes a sabiendas de que ese día nunca llegará, intentando ser vistos en despachos de abogados que no eligieron,en adosados en los que nunca pensaron, todo por ser suficientes, pero ese día no llega y dejan de ser para ser lo que el padre espera y no sucede…la eterna espera.

Otros con la culpa cada vez que reaccionan, que se rebelan a su manera, ponen límites y viven entre la realidad y el pensamiento. Entre lo que son y lo que se espera de ellos en una suerte de relación toxica.

Y luego están aquellos y aquellas. ¡Ay! , esos a los que les dieron a elegir y eligieron vivir su propia vida, escribir su propia historia. Caerse, equivocarse, volverse a caer porque claro es bonito pero no es fácil. Por eso solo unos pocos toman esta decisión.



Andrea Jiménez en la creación y texto. En la dramaturgia junto a Olga Iglesias y en la direccion  junto a Úrsula Martínez. Componen una estructura viva, indefectiblemente compleja y universal con tantas aristas como tardes, como actores y espectadores. Infinitamente trabajada para que todo pueda ser improvisado. Teatro clásico y una experiencia personal en completa fusión.

Juan Paños la acompaña junto  a Angel Solo, actor invitado esta tarde, con una generosidad fuera de lo común en escena, dejando fluir la vulnerabilidad, transmitiendo verdad, en una interpretación de Rey Lear magistral, sin ensayo previo. Desdoblándose y siendo participe de este juego entre la realidad y la ficción, frágil, honesto. Siguiendo instrucciones en tiempo real por parte de Andrea y de Juan Paños que le apunta por el pinganillo, donde ¡tate! ya tenemos la relación de dependecia.

Andrea Jimenez dirigirá en directo a un actor distinto cada noche en el rol de Lear. Un espacio de encuentro con toda una generación de actores y hombres para reflexionar sobre la paternidad, el amor y el perdón.



A Andrea la hemos visto en dirección, dramaturgia, actriz  de Teatro en Vilo, nos hemos encontrado múltiples veces con ella, aplaudiendo a sus compañeros, aprendiendo de ellos y disfrutando como la que más como espectadora. Premio Ojo Crítico de Teatro en 2019 por su trayectoria con Teatro En Vilo. Montajes como Generación Why, Man Up,  Hoy puede ser mi gran noche o Mal de Coraçon. Amor al teatro, sin apellidos.

En este caso, atenta, controlando hasta el último caramelo de menta en la sala, se mueve curiosa, divertida y a ratos con toques de una ingenua belleza, teatro gestual como seña de identidad. Da todo lo que tiene en escena, su conocimiento y su verdad. Un trabajo excepcional, una propuesta de las que no suceden todos los días. Les podemos contar que hay un alegato a favor del teatro, no hubiera sido necesario, lo es la pieza en sí misma. Un alegato en palabras mayúsculas.

Judit Colomer en el trabajo de escenografía e iluminación junto a Lucas Ariel Vallejos en espacio sonoro componen un tandem perfecto, que nos llevará a las tormentas emocionales y las luces que otorga la valentía de ser vulnerable. 

Una propuesta única e irrepetible, como cada función, como usted mismo.



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Teatro: Teatro Abadía
Dirección: Calle Fernández de los Ríos 42.
Fechas: Del 11 al 28 de abril
Duración: 90 minutos.
Entradas: A la venta en TeatroAbadia.

 

Ficha artística

Creación y texto: Andrea Jiménez
Dirección: Andrea Jiménez y Úrsula Martínez
Dramaturgia: Andrea Jiménez y Olga Iglesias
Reparto: Andrea Jiménez y Juan Paños junto a José Luis Alcobendas, Ernesto Arias, Miguel del Arco, Jarek Bielksi, Alfonso Delgado, Adolfo Fernández, Juan Fernández, Daniel Freire, Vicente León, Andrés Lima, Mariano Llorente, Jesús Noguero, Rafa Núñez, Carlos Olalla, Alberto San Juan, Ángel Solo, José Luis Torrijo
Escenografía e iluminación: Judit Colomer
Espacio sonoro: Lucas Ariel Vallejos
Vestuario: Yaiza Pinillos
Movimiento: Inés Narváez
Ayudante de dirección: Óscar Martínez

Jefa de producción: Blanca Serrano
Dirección de producción y producción ejecutiva: Nuria-Cruz Moreno
Jefe de prensa y coordinación de actores invitados: María Díaz
Agradecimientos
Teatro Municipal de Coslada, Raquel Varela, Paco Savio, Pedro Manuel Galán, Javier Cuartero, Higinio Rodríguez, Juan Carlos González-Mohino, Juan Carlos Prieto, Juan Carlos Escudero, José Blanes, Juan Bautista, Juan Antonio Rodríguez, Ezequiel Castellanos, Jesús Peñas, Álvaro Majer, Guillermo Aragonés, Sergio Cappanera, Andrés Zaragoza, Juan José Cabrera, Chema Casillas, Federico López Melo, Ricardo Galán, Pampyn, Jaime Laorden, Blas Ortis, Juan Manuel Romero, Julian Luján, Jesús Blanco, Xuacu, Ramón Muñiz, Braulio Suarez

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