Quiero colapsar a tu lado. Sala Cuarta Pared

La necesidad de cambiar nuestra forma de vida para que el planeta no colapse. Lo hemos escuchado muchas veces pero seguimos consumiendo por encima de lo necesario, volando varias veces al año, priorizando nuestra comodidad con respecto a la colectiva, descuidando un planeta que se queja y al que parece que no queremos hacer caso. Esta divertida y contundente propuesta escénica nos habla de todo esto y de las pequeñas iniciativas que intentan frenar esta gran crisis climática. Desde la parte que nos toca, es la hora de recapacitar y volver a nuestros orígenes, para poder seguir disfrutando de este planeta que agoniza.



Tras el éxito cosechado en la pasada edición del Festival de Otoño (se programó en Parla, Fuenlabrada, Arganda del Rey y en el Centro Cultural Paco Rabal, con gran acogida en todas las representaciones) llega ahora a la sala Cuarta Pared esta pieza multidisciplinar, a mitad de camino entre el teatro documento y la comedia dramática. Una contundente crítica sobre la crisis ecosocial en la que estamos sumergidos y que nos sacude sobre lo que nos espera. Divertida propuesta llena de sarcasmo y mala leche, de verdades como puños (muchas de las cuales desconocíamos) que nos golpean con fuerza y nos dejan mucho sobre lo que pensar y trabajar de ahora en adelante.



Esta producción de La Rueda Teatro Social, con la participación de la Compañía Nueveuno (con la que ya colaboraron en la dramaturgia de su espectáculo "Suspensión"), es una creación colectiva que nos propone una reflexión inmediata sobre la actual crisis ecosocial del planeta. Este proyecto nace a comienzos del año 2021, cuando Laura Presa Fox y Fernando Gallego (fundadores de La Rueda Teatro Social) empiezan a investigar sobre lo podría suceder en España y en nuestras vidas en los próximos 30 años, debido a las consecuencias del cambio climático. En este trabajo de investigación han participado expertos climáticos y ecologistas (Green Peace, Ecologistas en Acción, el CSIC y diversos profesionales especializados). El proceso se completa con una labor por la ciudadanía de organizar talleres de creación artística.

La Rueda Teatro Social ("Sacudida", "La voz del agua", "Con estas manos") nace en 2009 con la intención de impulsar la capacidad transformadora del teatro, promoviendo la concienciación acerca de temas sociales, entre los que se encuentran la destrucción del planeta o las desigualdades. Entre sus valores esenciales se encuentran el compromiso, la equidad, la colaboración ciudadana, el cuidado de nuestro entorno… Por estos motivos, sus obras se nutren de los campos de la psicología, la intervención social o el activismo político. 




La idea fue cogiendo forma y se fue configurando de la mano de Fernando Gallego, Sandra Arpa y Laura Presa Fox, autores y protagonistas de la obra. Y viendo el resultado tiene pinta que lo han debido pasar muy bien en el proceso. El resultado es una divertida serie de anécdotas que se entrelazan con demoledores datos, con pesimistas (o quizás realistas) augurios de lo que nos va a pasar en los próximos años. La pieza surge de la necesidad de provocar un cambio en nuestra forma de vida, de recordarnos el ineludible paso del tiempo mientras el entorno a nuestro alrededor sigue sufriendo. El texto supone, además de lo contado anteriormente, un ejercicio de introspección para los tres autores. Ellos mismos explican que la obra combina la crudeza de los datos con reflexiones personales y todas aquellas emociones que suscita en nosotr@s la idea de colapso: Miedo, esperanza, indiferencia, valentía, decepción, amor.



La directora Rakel Camacho, vuelve a sorprendernos con un montaje divertido, transgresor, con continuos giros inesperados que no dejan de sorprender a lo largo de toda la obra. La directora, que ya nos fascinó por su singular manera de dirigir con montajes como "Coronada y el Toro", "Una novelita lumpen" o "Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio", vuelve a sorprendernos por lo extravagante de la propuesta, por el ingenio para contar las historias, por el desparpajo para saltar de un lenguaje a otro, por la generosidad de crear desde la yuxtaposición de géneros, casi a modo de collage. Con un humor entre el esperpento y el surrealismo, la directora se ha convertido en una de las voces más personales y reconocibles de nuestro teatro.

Camacho reconoce que "creo en la obra de arte total. En esta propuesta predominan como rasgos esenciales las dramaturgias de la imagen, la ceremonia escénica, la fragmentación, autoficción, el equilibrio de lo dionisíaco y lo apolíneo, la reunión de la palabra con el resto de elementos escénicos, la simbiosis ficción-realidad y la creación de una atmósfera determinada. Entiendo la dirección desde lo indivisible, ya que “el cómo se cuenta” nos revelará “el qué se cuenta”. Me interesan cuestiones filosóficas que hablen de la relación del individuo-cosmos, que inmerso en una suerte de limbo onírico en el que todo es posible, viaja hacia su propia verdad. Lo surreal y lo suprarreal habitan un mismo espacio-tiempo, la palabra aparece en exceso o en sutil pincelada".




Pero intentemos centrarnos en lo que veremos en escena, en todo lo que nos cuenta la obra. Tres amigos intentan analizar la situación actual del planeta, para adentrarse en la tenebrosa y poco esperanzadora visión de lo que nos espera a medio plazo. La crisis ecosocial vista desde las perspectivas de tres ciudadanos normales (podríamos ser cualquiera de nosotras), que van tomando conciencia de lo mucho que hacemos mal y de lo necesario que es cambiar nuestro modo de vida si queremos que nuestro país no se convierta en un desierto en el que no podamos vivir. Las reflexiones sobre sus propios hábitos de vida se mezclan con los relatos de activistas que intentan, desde sus proyectos locales, hacer frente a la catástrofe climática que estamos sufriendo. Pero no todo es pesimismo en esta obra, también nos dejarán reflexiones, confesiones, motivos sobre los que intentar emprender nuestro propio cambio de vida, el regreso a lo que fueron nuestros antepasados, aquellos que si tenían en cuenta el planeta y el entorno en el que vivían.



El espectáculo transita entre los relatos personales y la investigación científica, entre el teatro documento y la autoficción, un juego en el que los intérpretes saltan del personaje al actor para ir componiendo este amplio abanico que es la crisis climática, lleno de incómodas aristas y de callejones sin salida. Así, los relatos nos dan una de cal y otra de arena, transitando entre la utopía y la distopía, entre la comedia y la tragedia, entre la emoción y la reflexión. Una creación que parte de la necesidad de sentir compañía y afecto frente a los datos que presentan un futuro cada vez más incierto. Una obra que busca abrirnos los ojos (muchos de los datos que nos cuentan los desconocíamos) y hacernos reflexionar sobre un problema que es culpa de todas (en mayor o menor medida) y sobre el que todas deberíamos actuar. ¿Cómo nos relacionamos desde lo individual y desde lo colectivo para convivir con lo que está por llegar o alejar la amenaza? ¿Cuál es la manera de activar y reactivar nuevas formas de reconstrucción y reparación?



Todo esto nos lo cuentan, de manera fabulosa, los autores de la obra. Sandra Arpa, Fernando Gallego y Laura Presa Fox realizan un trabajo impecable, tanto en lo físico como en lo gestual, con la solvencia y naturalidad de quien habla de algo en lo que cree. Con un discurso muy bien armado, cada uno de ellos asume un rol dentro de la obra (no sabemos si real o impostado, pero que encaja perfectamente con el relato) para darnos las distintas perspectivas que tiene la sociedad de este problema. Tenemos a Fernando en una postura apocalíptica, en la que nada tiene solución. Laura cree ciegamente en la ciencia y es bastante incrédula con la visión catastrofista de sus compañeros (la ciencia conseguirá arreglarlo todo). Sandra siente que es el momento de cambiar de modo de vida, que aún estamos a tiempo si volvemos a nuestros orígenes. Y desde estos tres prismas se van construyendo los distintos relatos, en busca de una visión global de la situación. Los tres están fantásticos, en un trabajo de elenco primoroso en el que se apoyan y se compenetran a la perfección.



Todo este abanico de universos y situaciones tan diversas se van solapando en una aparentemente caótica escenografía, creada por Vanessa Actif (responsable también del vestuario), que se va descubriendo como un perfecto engranaje de piezas situadas con precisión para conseguir esa visión general de la situación, en la que tiene cabida un vertedero y un huerto, un sofá multiusos con una gran piedra suspendida que hace las veces de pantalla para las proyecciones creadas por Davitxun Martínez. Todo tiene sentido y destila originalidad en esta propuesta escénica que se completa con la fabulosa y precisa iluminación de Carlos Marcos y con el poderoso espacio sonoro creado por Enrique Vaz Oliver.


En definitiva, estamos ante una obra necesaria por lo que cuenta e imprescindible por la manera en la que lo hace. Un montaje dinámico, divertido, original, lleno de matices y de giros que nos trasladan a realidades de lo más variadas. Es muy necesario este tipo de montajes para que reflexionemos sobre el camino que ha tomado el planeta, las consecuencias que tiene nuestro modo de vida, y la necesidad de cambiar para que las generaciones venideras puedan seguir disfrutando del planeta como nosotros lo conocemos. Una pieza que se mueve con sigilo entre el documental y la ficción, pero que sabe decir las verdades de una forma que nos llegan con fuerza y nos dejan importantes reflexiones. Esperemos que tenga una larga trayectoria, ya que parece muy necesario que llegue al mayor número de personas posibles. Cambiemos en la medida de nuestras posibilidades (brillante las continuas alusiones en la obra a la forma en la que nos movemos) para conseguir el cambio global.
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Teatro: Sala Cuarta Pared
Dirección: Calle Ercilla 17.
Fechas: Del 11 al 27 de Abril. De Jueves a Sábado a las 20:30. 
Duración: 65 min. 
Entradas: Desde 14€ en Cuarta Pared



LA RUEDA TEATRO SOCIAL
Dirección de escena: Rakel Camacho
Idea original y dramaturgia: Fernando Gallego, Sandra Arpa, Laura Presa Fox
Intérpretes: Sandra Arpa, Fernando Gallego, Laura Presa Fox
Diseño de escenografía y vestuario: Vanessa Actif
Videoescena: Davitxun Martínez
Músico compositor y espacio sonoro: Enrique Vaz Oliver
Iluminador: Carlos Marcos.
Colabora distribución: Carlos M. Carbonell – CREMILO
Asesor de producción y distribución: Jorge Silvestre Granda
Fotografía y vídeo: Nacho Goytre
Diseño gráfico: Elisa Forcano
Técnico de iluminación y sonido: Carlos Marcos
Asistente de escenografía y vestuario: Almudena Jorge
Apoyo en producción: Miguel Frutos
Construcción de roca: Miguel Ángel Infante (Utilería y Atrezzo)
Confección y diseño vestuario y máscara gorrión: Zaloa Basaldua
Una producción de: Compañía Nueveuno y La Rueda Teatro Social

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