Llega al Teatro Bellas Artes uno de los estrenos más esperados del verano. Una divertida comedia ideal para estos días de sofocante calor en la capital. Una ingeniosa historia que hará las delicias de los seguidores de "Regreso al futuro", en el que Fernando Albizu y Gonzalo Ramos nos regalan unas interpretaciones impecables para contarnos esta surrealista historia dirigida por Borja Rodríguez. Esta coproducción MIC producciones y Producciones 099 es una de las mejores opciones para este caluroso mes de Julio.
Tarde sin goteras, con solazo, en este Madrid que rezuma calorina por los poros de su piel, que nos pide una sombra, una pausa, un respiro en el ajetreo de círculos, Alcalás y gran vías. Parece que la tarde está pidiendo a gritos goteras. Dichosas o benditas goteras. Quien no ha tenido alguna vez una, quien no ha “mojado” a los de abajo, o han sido mojados por los de arriba. Quien no tiene goteras en su vida.
Pregunten sino a Toni, que como le dice a su madre en su higiénico salón, le pilla trabajando duro y se ha olvidado el santo de su tía Pili. La consabida pregunta materna y maternal de los tuppers que vienen y van con esas comidas de cariño. Y así, de sopetón, como suceden estas cosas, aparece una gotera. Y claro, lo primero que uno hace es subir a hablar con el vecino de arriba, acto que repetirá unas cuantas veces, y he aquí que este anodino, urbano, recurrente y trivial acto, que pasa a diario, se convierte en momentazo vital de encuentros, caminos y decisiones. Resulta que el vecino de arriba es él mismo treinta años más tarde. Y parece que ese Toni futuro al actual no le gusta, con lo cual intentará ir cambiando cosas de su presente para ver si así puede cambiar el futuro.
Un Marty Mcfly a la madrileña por duplicado que cavila, que piensa, que resuelve y que no se rinde. Que por encima de todo quiere triunfar en la vida, sin pararse a pensar mucho más en el camino, ese que no deja de cambiar, ese que le va dando vueltas y vueltas, ese que al echar la vista atrás vuelve a ver sendas y sendas que sigue volviendo a pisar, contrariando al gran don Antonio Machado. Y he aquí que el Toni del futuro le va cayendo bien, le va dando consejos, le va asesorando en su sencillez, esa que parece haber olvidado el Toni del presente. “Folla como si no hubiera un mañana”, o por si varios hay en los que tengas que ir desechando caminos y propuestas. Espejos de lo que fuimos y seremos.
A grandes rasgos esta es la propuesta de Goteras, muy acertada, con ritmo, a la que nos vamos sumando poco a poco en sus cambios, en sus miradas, en sus diálogos, en sus juegos tirando de escenografía, de inteligencia y de sencillez, esa que a veces perdemos , y la que también solemos encontrar en los demás.
El paso del tiempo, el temible, el que no perdona, las expectativas, el éxito ante los demás en estos tiempos de exposición, de donalds , de musks, de felicidades cibernéticas compradas y fotografiadas. Y todo enmarcado con un sentido del humor inteligente, ácido en ocasiones, amable en otras, que nos saca sonrisas, situaciones en las que nos vemos reflejados en el ahora y en el mañana, en los azules y rojos , en unos y en otros, en bandos divergentes que se tienen que entender, cual reflejo social donde nos vemos inmersos sin querer.
Con la mirada del poster de Regreso al futuro como testigo mudo del conflicto que se crea y que ya no decae, Goteras nos ofrece todas estas reflexiones en una tarde estival, a bordo de un Delorean que no para de ir y venir, como las idas y vueltas con Ana, como los viajes de quita y pon al campo, como las subidas y bajadas a la casa de la sierra. Ambas caras de la misma moneda. ”Cuando has dado tantas vueltas, necesitas reconocer cosas que te marquen el camino de vuelta”.
Y entre tanto giro, el reparto. Fernando Albizu y Gonzalo Ramos en una gran interpretación, en un frenético entendimiento en escena, con apoyo, con escucha, con mirada. Compañeros. Nos brindan diálogos divertidos, profundos, místicos en ocasiones, sencillos en otras, que nos sitúan en esa dicotomía del recorrido, del camino, de los objetivos, de las pequeñas cosas. Con una acertada dirección de Borja Rodríguez en un texto completo, actual y con trasfondo de Marc G. de la Varga, la pareja protagonista nos lleva de la mano a ese salón donde la gotera ya es una excusa para las mentes. “¿Y si al final lo que menos importa es el final?”. Mención también para Gloria Albalate en un mini papel donde nos quedamos con más ganas de ella.
Piensen solo por un momento que harían si tuvieran la oportunidad real de elegir su propio destino, como aquellos libros donde elegíamos nuestra propia aventura. Piensen en lo que tendrían que cambiar para llegar a ese futuro ideal y si echarían algo de menos de un pasado que también perderían. Da miedo, no? La vida y sus bifurcaciones. La vida y sus decisiones. La vida y sus propias vidas…y todo esto por una maldita gotera.
Goteras nos da que pensar, con una sonrisa en la boca y una reflexión a la salida, tormentosa por otra parte, que quizá sí dejó alguna gotera en el Teatro Bellas Artes. Vengan a descubrir esas goteras, traigan un cubo por si se derrama el agua, aunque con este calor, sumérjanse debajo y disfruten.
Autor: Marc G. de la Varga Director: Borja Rodríguez Diseño de iluminación: Juanjo Llorens Diseño de vestuario: Mélida Molina Escenografía: Luis Crespo Música: Rafael Arnau Espacio sonoro: Laparra Ayudante de dirección: Pablo G. Boutou y Marta R. Sanz Dirección de producción: Isabel Casares y Aníbal Fernández Laespada Adjunta a la producción: María Fontcuberta y Marta Mardó Oficina técnica: José Muñoz Maquinaria especial FX: Margo González Fotografía de escena: Danilo Moroni Fotografía cartel y diseño: Javier Naval Shooting: Antonio Moreno Colabora en la distribución: MBdISTRIBUCIÓN
Una producción de MIC Producciones y Producciones 099