La sala
pequeña del Teatro Fernán Gómez nos vuelve a regalar otra de sus joyas de la
mano de Raúl Losánez y Ana Contreras. Tomando como hilo conductor los poemas de
Gabriel y Galán nos traen estos Aromas de soledad donde nos acercan la realidad
de un entorno donde el tiempo parece que no pasa.
* * * * * * *
Como ya
he indicado alguna que otra vez, hace ya algún tiempo que cuando tengo que ir
al teatro lo hago sin expectativas, la gente me dice que es una buena manera de
no llevarse chascos, prefiero verlo como que repentinamente alguna obra o
alguien te envuelve y te enamora. Eso
mismo fue lo que me ocurrió hace justo ahora dos años.
Casualmente
era en el mismo teatro y en la misma sala, además se trataban de los mismos
protagonistas Raúl Losánez y Ana Contreras, en esa ocasión era con Vano
fantasma de niebla y luz, una obra impecable que me maravilló.
Entonces
me quedé con sus nombres y cuando supe a principio de temporada que estrenaban,
era una de las obras que tenía apuntadas para no perdérmela.
Aromas
de soledad es un proyecto de La Otra Arcadia que basándose en poemas de Gabriel
y Galán viene a ser un homenaje al mundo rural y a las costumbres y tradiciones
de nuestros antepasados.
Jose
María Gabriel y Galán nació en un pequeño pueblo de Salamanca, hijo de un
ganadero y una poeta aficionada, influencia ésta que hizo que ya con 12 años
escribiera sus primeros poemas. Estudió Magisterio lo que le llevó primero a
Guijuelo y luego a Piedrahita.
Hombre
de gran fe religiosa, tradicionalista y carlista, poseía y transmitió como
nadie, una mirada social impropia de la época en que vivió. Fue uno de los
primeros escritores en denunciar – allá por 1904-la pobreza y la miseria de las
Hurdes en su poema La jurdana.
Se
mantuvo fiel a sus principios y a su esencia, en una época en que todo el mundo
abrazaba el modernismo, él se mantuvo alejado de toda esa artificiosidad.
En
paralelo a esa poesía de Gabriel y Galán somos testigos de dos vidas en un
instante, por un lado la vuelta de una mujer a la que fue su casa en el campo
cuando era una niña. Por otro la de su padre -ya fallecido- que recuerda a la
mujer que amó y de la que enviudó. Un hombre que recuerda con nostalgia el
mundo que vivió y conoció y en el que ahora se encuentra como si fuera un
desconocido.
Es
admirable y de agradecer el trabajo de La Otra Arcadia por visibilizar y dar
voz a todo ese mundo rural que a todos nos ha marcado, más o menos, de uno u
otro modo, pero indudablemente un entorno del que todos tenemos recuerdos.
En mi
caso me llevó a mi infancia y mis veranos en la aldea de mi familia, sin duda
la mejor época de mi vida y los mejores recuerdos.
Y decía
"dar voz", por que Aromas de Soledad es básica y prioritariamente
palabra. Palabra clara y directa, sincera, humilde y sin adornos, pero que
irradia paz, belleza y armonía.
Es sin
duda un gran regalo dejar por un rato el bullicio, las prisas, el tráfico, el
estrés, la contaminación y la deshumanización en que se han convertido las
ciudades, para refugiarnos en ese mundo de sosiego, paz y tranquilidad donde
nos despertamos con el canto de los pájaros y donde el viento que sopla y agita
el trigo, la cosecha y los árboles ponen la música al día a día.
Aromas
de soledad es un canto y una loa al mundo rural, a la autenticidad de la
sencillez, de lo cotidiano, de lo humilde, de aquello que es necesario e
imprescindible. Un canto desde la nostalgia y la añoranza.
Maravilloso
el trabajo de Iván López-Ortega con la escenografía, que ha sabido
trasladar con enorme sencillez y gran acierto esos campos de Castilla con sus
interminables campos de trigo, todo ello, unido a la excelente labor de Inés
de la Iglesia y Carlos Carpintero en la iluminación.
Violeta
Némec
es la responsable de la videoescena, sin la cual la obra hubiera quedado bastante
huérfana, junto a ella Nacho Vera en la composición musical y Lara
Contreras con un sencillo y cuidado vestuario, conforman el excelente
trabajo de la dirección artística.
La
dramaturgia es obra de Raúl Losánez, licenciado en Filosofía y Ciencias
de la Educación, es dramaturgo y miembro fundador de la compañía teatral La
Otra Arcadia. Entre sus adaptaciones destacan Esta divina prisión, Prisiones del alma y la ya mencionada Vano fantasma de niebla y luz.
Por su
parte la dirección corre a cargo de Ana Contreras, investigadora, docente,
dramaturga y directora de escena. Sobresaliente el tándem que
ha formado con Raúl y que se ha visto reflejado tanto en trabajos anteriores
como en estos Aromas de soledad.
Y si la
dirección artística brilla, que decir del elenco formado por Jesús Noguero,
Carmen del Valle y Nacho Vera. Soberbia la interpretación de
todos ellos que nos acompañan no en una obra de teatro, sino en un viaje a esa
infancia que teníamos olvidada, esa infancia donde todo era sencillo pero a la
vez esencial e imprescindible.
Excelente
oportunidad de disfrutar como decía al principio de una de esas pequeñas joyas
que de repente aparecen en el panorama teatral.
* * * * * * *
Teatro: Teatro Fernán Gómez. Sala Jardiel
Poncela.
Dirección: Plaza de Colón, 4.
Fechas: Del 20 de noviembre al 7 de
diciembre.
De martes a domingo a las 19:30
horas.
Entrada general: 20 €.
Martes
y miércoles: 14€ (día del espectador).
Tarifa
reducida: 16€ (Todos los días): Carné joven, mayores de 65, familia numerosa,
discapacidad y acompañante, desempleados y carné de bibliotecas municipales de
Madrid.
Ficha
artística
Dramaturgia: Raúl Losánez (a
partir de la obra poética de José Mª Gabriel y Galán).
Dirección escénica: Ana
Contreras.
Reparto: Jesús Noguero, Carmen
del Valle y Nacho Vera.
Escenografía: Iván López-Ortega.
Iluminación: Clavija Estudio (Inés
de la Iglesia / Carlos Carpintero).
Vestuario: Lara Contreras.
Videoescena y ayudantía de
dirección: Violeta Némec.
Composición y dirección musical: Nacho
Vera.
Composición de canciones
preexistentes: Raquel Riaño.
Producción de canciones
preexistentes: Óscar Claros.
Producción ejecutiva y prensa: Manuel
Benito.
Diseño gráfico: Nuria Cuesta.
Fotografías: Enrico Bárbaro Jr..
Producción: La Otra Arcadia.