Almudena Ramírez-Pantanella es la autora y directora (con Laura Ortega como ayudante) de esta ácida pieza que profundiza en el racismo dentro de nuestra sociedad. Con apenas treinta años es una de nuestras dramaturgas más interesantes, ganadora del Premio Calderón de la Barca en 2015 por su primera obra "Los amos del mundo". Tras "Regurgitar", este es su tercer texto dramatúrgico que se lleva a escena. La escritora lleva una carrera meteórica, con trabajos en diversos campos de creación literaria, como el microteatro o el guión televisivo, y está preparando su debut en la dirección cinematográfica con la adaptación de su obra teatral "La gran máquina".
La autora "quería hacer una disección del extranjero, de como nos comportamos con él y del lugar que le damos en nuestra sociedad". El montaje sorprende desde el inicio, ya que "juega a descontextualizar los objetos para otorgarles una realidad distinta", así nos introducimos en el peculiar mundo creado por Almudena, en el que nada es lo que parece, todo tiene una doble (o incluso triple) forma de verse e interpretarse, cada elemento tiene una interesante y original forma entenderse, muy distinto todo a lo "convencional".
"Quirófano tiene como temática central el racismo. Concretamente, el microrracismo, un tipo de racismo que persiste en el tiempo y que suele ser consecuencia de la interiorización de prejuicios. En este proyecto de investigación, lo denominaremos racismo infraleve. Según Marcel Duchamp, infraleve es aquello que está en los márgenes de lo no medible y que, sin embargo, lo redefine todo".
Como ejemplos de infraleve se nos plantean cosas tan cotidianas como estas: " El calor de un asiento que se acaba de dejar, el exceso de presión al apretar un botón, la exhalación del humo del tabaco, el crecimiento de las uñas o el cabello, los movimientos impulsivos del miedo, de la risa, de la sorpresa, la caída de las lágrimas, los gestos demostrativos de las manos, estirarse, los vómitos, los vahos..."
"Es evidente, tras esta reflexión, que los grupos, en sus prácticas habituales, crean el ambiente social que estructura sus juicios. El ejemplo de esta obra se centra en la familia, que podría considerarse un entorno favorable para legitimizar los prejuicios".
La obra comienza con el fallecimiento de Bibiana, una mujer sudamericana que trabajaba para una familia española. El montaje nos muestra una sucesión de comidas de esta peculiar familia, en la que mediante situaciones cotidianas vamos descubriendo los prejuicios que tenían hacia la fallecida. Personas con las que podemos sentirnos identificados, una familia que "desprecia" a esta mujer en pequeños detalles. Un recorrido por conversaciones banales, como su nacionalidad, su edad o incluso su nombre, nos muestra el "poco cariño" con el que hablan de ella, llegando a utilizar expresiones despectivas por el simple hecho de su procedencia, sin ser conscientes del tufo racista de sus expresiones. El lenguaje les delata en las situaciones más cotidianas, sacando a la luz sus prejuicios y sus microrracismos absolutamente interiorizados.
La obra gira en torno a la veterana actriz Silvia Casanova, que se mantiene impertérrita ante las conversaciones que mantiene su familia. Actriz de larga trayectoria tanto cinematográfica ("El milagro de P. Tinto", "Viaje alrededor del cuarto de mi madre") como televisiva ("Aquí no hay quien viva", "Médico de familia"), no suele prodigarse en teatro, en donde ha participado en contadas ocasiones en montajes de zarzuela con la compañía Amengual. Su sola presencia dota al montaje de un gran interés, al ser el "debut" de una de nuestras actrices más prolíficas.
Junto a ella cabe destacar la presencia de actores todoterreno como Manuel Millán ("Los habitantes de la casa deshabitada", "Los cuernos de Doña Friolera"), Verónica Ronda (que nos deslumbró la pasada temporada con "Ilusiones", "La casa del lago" o "Mueblofilia"), Pilar Matas (que ya participó en el debut de la directora "Los amos del mundo"), Marisol Rolandi ("El laberinto mágico", "Auto") o Ángel Savin ("Como un guante", "Cuando deje de llover"), con la incorporación de actores como Mireya Arauzo y Rodrigo Mendiola, que están soberbios en su papel de adultos y niños (maravilloso el juego de los elementos simbolizando a los niños).
La singular escenografía, diseñada por Javier Ruiz de Alegría, nos deja claro desde el primer momento que estamos ante un montaje nada convencional. La "mezcla" entre un comedor y la sala de operaciones de un hospital, con cerebros y tubos de ensayo haciendo las veces de "suculentos manjares". Una disparatada puesta en escena que se ayuda de una iluminación, creada también por Ruiz de Alegría, que nos marca las escenas a modo de flashes, con contundentes cambios de iluminación para diferenciar el paso de una a otra. Para meternos de lleno en este loco mundo que nos plantea la autora, ayuda la música y el espacio sonoro creado por Eduardo Ruiz "Chini".
Teatro: Teatro María Guerrero
Dirección: Calle Tamayo y Baus 4.
Fechas: De Martes a Domingo a las 18:00.
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