Estamos ante una propuesta diferente, que nos llegará muy dentro más allá de cómo se represente. Habla desde el corazón, desde las experiencias propias de personas reales, lo que hace que el montaje destile realidad y verdad. Un recorrido por situaciones que a todos nos han tocado más o menos cerca, y desde la perspectiva de un niño que todo se nos muestra con la ingenuidad propia de su edad. Un puzzle que va cogiendo forma según avanza la función, para acabar en un sobrecogedor final que nos deja frente a frente con nuestros propios miedos.
Este interesante (y pedagógico) montaje fue el ganador, junto con la obra "No me olvides. El maestro Juan Martínez que estaba allí" de Alfonso Lara, del I Certamen Nacional de las Artes Escénicas, organizado por los Teatros Luchana. Tras su exitoso estreno el pasado verano, ha vuelto por un pequeño periodo de tiempo para hacernos ver lo importante que puede llegar a ser el teatro. La compañía murciana Teatro Más ha creado un espectáculo inclusivo, en el que el elenco está formado por seis personas sin hogar, tres actores y un niño. En su breve trayectoria, esta compañía vinculada con la Fundación Jesús Abandonado (todo un referente de solidaridad y compromiso en Murcia y productora de este montaje) cuenta con dos proyectos anteriores: "Confesiones" y "1,2,3,4,...AMOR".
La obra está dirigida por Pepe Galera (director de la compañía) es un trabajo que se mueve entre lo trágico y lo cómico, entre el sueño y la realidad. El director habla de las dudas que había en la Fundación acerca del proyecto: "Me preguntaron si el teatro podría proporcionar herramientas a las personas con las que trabaja la Fundación, personas sin hogar y vulnerables", por lo que en su estreno en verano contaba que " este es un momento muy especial para todos nosotros, ya que supone el reconocimiento a un trabajo y a una trayectoria que comenzó en 2015 con un taller terapéutico, y que ha logrado llegar a este estreno en la capital de España".
Porque "Postales para un niño" es mucho más que una obra de teatro. El elenco se sumergió en un Profundo trabajo de indagación sobre el miedo, el tema principal de la obra, hablando de sus experiencias personales. Este proceso de creación se hizo en dos fases. Para iniciar este viaje tan particular los actores partieron de lo personal, haciendo un complicado ejercicio de desnudez y honestidad, al hablar de sus propios miedos más profundos. Partiendo de las experiencias personales de los miembros del elenco se habla de lo personal para llegar a lo más universal, buscando esos miedos que nos agarrotan a lo largo de nuestra vida, los miedos universales que nos han condicionado a todos. La compañía contó con el apoyo profesional de los psicólogos y coach Maria José García y Gabriel González.
En una segunda etapa, todo este material tan íntimo y personal es el que da forma a lo que será el texto de la obra, comienza la fase de creación artística, la creación de la obra de forma colectiva para llegar juntos a un objetivo común. Comienza la creación del montaje propiamente dicho, con la aportación de todas las personas que han participado en el proceso. Todo el trabajo se ha realizado de dentro a fuera, de lo personal a lo universal. El resultado es un montaje contundente que se mueve entre lo cómico y lo trágico, entre el sueño y la realidad, entre la mesura y la locura más desenfrenada. Una historia que nos lleva a enfrentarnos cara a cara con nuestros miedos más profundos.
En una segunda etapa, todo este material tan íntimo y personal es el que da forma a lo que será el texto de la obra, comienza la fase de creación artística, la creación de la obra de forma colectiva para llegar juntos a un objetivo común. Comienza la creación del montaje propiamente dicho, con la aportación de todas las personas que han participado en el proceso. Todo el trabajo se ha realizado de dentro a fuera, de lo personal a lo universal. El resultado es un montaje contundente que se mueve entre lo cómico y lo trágico, entre el sueño y la realidad, entre la mesura y la locura más desenfrenada. Una historia que nos lleva a enfrentarnos cara a cara con nuestros miedos más profundos.
La obra, tras un comienzo ambiguo en el que poco a poco los personajes van "tomando posiciones", arranca con el vuelo de un avioncito de papel, con un niño jugando a explorador, todo en un ambiente de misterio, suavizado por la locuaz actuación tanto del niño como de Pepe Villena en su papel de maestro de ceremonias. En su devenir por los distintos juegos, el niño se encuentra con una postal que proviene de un lugar desconocido. En ella se puede leer un misterioso mensaje: "VEN, te necesito", que aunque el niño desconoce quien es el remitente algo en su corazón lo identifica como alguien familiar. Este curioso incidente es el desencadenante de un viaje muy particular en busca del autor de ese misterioso mensaje. Comienza esta aventura que nos invita a emocionarnos, a sentir cada escena como nuestra, a acercarnos peligrosamente al mismísimo centro del miedo.
La obra se va estructurando en pequeñas escenas en las que nuestro intrépido protagonista se va encontrando con una serie de peculiares personajes, todos ellos marcados por sus miedos particulares, un abanico de diversas fobias que limitan a cada una de las personas con las que se cruza el niño en su camino. Situados a lo largo del escenario, los distintos personajes aparecen inmóviles durante toda la obra, menos cuando el protagonista interactúa con cada uno de ellos. Una interesante propuesta grupal, que hace que "las estatuas" estructuren el espacio por el que se mueven Enrique López (el niño) y Pepe Villena (el barbudo maestro de ceremonias de todo este viaje) los únicos personajes deambulan por escena.
Uno de los puntos fuertes de la obra es la interpretación de Enrique López, el niño que con 8 años lleva el peso de la función con sumo desparpajo, como si lo hubiese hecho siempre. Pero si hay algo realmente admirable en esta función es que parte de su elenco sean personas sin hogar, que por medio de la Fundación Jesús Abandonado han comenzado en el mundo de la interpretación. José Luis Sotillo hace un tándem de lo más tierno junto a la joven actriz Alba Carrillo. Francisco Llopis y Mari Carmen Pérez están muy divertidos interpretando a la pareja de locos. Michael O´Dea está genial en su estridente rico que vive aislado en su mansión. Lucio García es conmovedor en su papel de soñador que mira las estrellas. Y por último, la interpretación de Fulgencio Egea, hilo conductor de la historia, es sencilla pero abrumadoramente creíble, nadie diría que no se había dedicado a la interpretación nunca. Seis personas que al cobijo de la fundación consiguen interpretar papeles maravillosos.
Junto a ellos, tres actores profesionales que aportan su granito de arena al montaje. Maria Luisa Tárraga está asombrosa en su papel de "muñeca". Pepe Villena es un torbellino sobre el escenario, en su papel de guía del niño a lo largo del viaje, así como de narrador para los espectadores. Completa el trío ya la citada Alba Carrillo, que pese a su juventud demuestra que sabe desenvolverse con soltura en escena. Por último la voz en off que se escucha durante la obra es la de Nicolás Andreo.
Teatro: Luchana
Dirección: Calle Luchana 38.
Fechas: Viernes a las 18:45.
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