Esta contundente propuesta es provocativa, no tiene pelos en la lengua, habla de todo sin rodeos, de forma directa y demoledora. A modo de teatro cabaret, se nos habla de manera desenfadada de sexo, de pornografía, de las personas que transitan este mundo tan denostado, de travestis y teorías de género, de como cada uno debe disfrutar de su sexualidad, de onanismo, de sadomasoquismo, de todas esas tenebrosas aristas que tiene el sexo y, en extensión, el ser humano. La obra plantea quitarnos todos los prejuicios acerca de algo tan natural y a la vez tan oculto. El no hablar de ello no significa que no nos interese, todo lo contrario, por lo que debemos dejar atrás todos los convencionalismos y reflexionar sobre la sexualidad de la misma manera que lo hacemos sobre cualquier otro tema.
Es muy interesante el cambio que ha sufrido a lo largo de la historia el mundo de la pornografía. Durante años ha sido un gran negocio casi clandestino y perseguido, en el que sólo se utilizaba (y se explotaba) la figura de la mujer como icono sexual. Ahora todo eso ha cambiado, hemos evolucionado hacia lugares diversos. Ahora tenemos el sexo al alcance de la mano, ha dejado de ser algo prohibido para pasar a ser un "objeto de consumo" sencillo, sin la clandestinidad de antaño.
El montaje se desarrolla como un diálogo entre los diversos personajes que aparecen en escena, y el público. Estructurado en pequeñas escenas muy bien hilvanadas, en ellas la actriz Alba Alonso se transforma en los personajes más variopintos, mientras Vicenç Más le sirve de apoyo para la formalización de cada uno de los momentos históricos que se cuentan. Tomando como principal referencia el libro "Teoría King Kong" de Virgine Despentes, también se ha apoyado en fragmentos del "Manual para señoritas" de Pierre Louys (del siglo XIX) y en testimonios reales de personas que trabajan en la industria de la pornografía. Todo para crear un montaje lleno de fuerza y precisión en cada escena, una secuencia de cargas explosivas al corazón mismo del lado más puritano de nuestra sociedad.
El montaje se sustenta en la facilidad de Alba Alonso para cambiar de registro y cambiar, en cuestión de segundos, de personajes. A lo largo de la obra, Alonso se mete en la piel de una inocente y traviesa muchacha que se ríe y se inquieta al leer un "particular" manual de urbanidad, es una insaciable prostituta capaz de cualquier cosa, o se mete en la piel de una imponente y represiva dominatrix. En todos estos papeles, queda en evidencia el rol de la mujer, vulnerable en la mayoría de los casos frente a la figura masculina. Esta obra es, por encima del carácter lúdico de la formalización de su puesta en escena, una salvaje crítica a la doble moral de la sociedad en la que vivimos.
Pese a todo, el espectáculo se centra en su parte más gamberra, un show con música, humor, sensualidad, en el que la polifacética actriz se mete al público en el bolsillo. Porque se puede reivindicar con una sonrisa en la boca, riéndonos de nosotros mismos. Así, el público es parte fundamental del montaje, con momentos realmente divertidos, en los que la cuarta pared desaparece por completo (realmente está bastante difuminada durante toda la obra) para entrar a formar parte de la trama. En ese momento todo se desmelena, los actores bajan y se sinceran con el público, les hacen partícipes y les meten en algún compromiso que otro. Sin duda el punto álgido de este viaje, al menos para aquellas personas que tienen la suerte (o la desgracia, dependiendo de la vergüenza de cada uno) de participar activamente en lo que está pasando.
Las desmesuradas y potentes interpretaciones de Alba Alonso en sus distintos papeles están rodeados de recursos sonoros, de imágenes proyectadas, de música, que va convirtiendo en montaje en un interesante show poliédrico. Por su parte Vicenç Más (autor de la composición musical) se encarga de los pequeños papeles secundarios que apoyan las escenas, pero sobre todo es el encargado de la música en directo, de crear los distintos ambientes en cada momento. El actor mira, como un vouyer, todo lo que hace su compañera, se mantiene en silencio como todos esos hombres que consumen porno como algo ilegal, que no quieren que nadie sepa. Las contundentes imágenes y frases que se proyectan han sido creadas por Marco Casad´o, encargado de toda la parte audiovisual, mientras Rubén Sáez se encarga del audio. Por su parte, el vestuario y el atrezzo corren a cargo de Ferio Nareth.
Teatro: Teatro Alfil
Dirección: Calle Pez 10
Fechas: Viernes 22:30.
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