Simplemente espectacular, enérgico, una gran mezcla de instrumentos acompañando a la danza y ritos tradicionales mostrados con gran elegancia y modernismo a la vez. La elección de cada elemento de la composición se convierte en pieza fundamental, convirtiendo el conjunto en una preciosa composición en la que todo encaja.
Al entrar a la sala ya entramos de lleno en el espectáculo. El Dj Zigor nos da la bienvenida junto al pianista, ambos dando ambiente a los momentos previos al espectáculo, con melodías que nos meten de lleno en la atmósfera adecuada para lo que vamos a ver. Con el movimiento de los bailarines, todo comienza a fluir de manera prodigiosa. Se mueven como si fuesen movimientos de lo más natural, pero con una elegancia y una técnica indiscutible, metódicos y con una plasticidad que nos sitúa en otro lugar, un bello espacio en el que todo transcurre con fluidez y distinción. Sus movimientos evocan desde el nacimiento a la locura.
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Todo este fluir de emociones viene acompañado por un violinista, un batería, un cajón, gaitas y un sin fin de instrumentos más que van creando los distintos movimientos del espectáculo, además de unas maravillosas voces como son la de David Azurza y de grandes invitados como Lucía Lacarra, Antonio Najarro, Iñaki Salvador y María Berasarte.
El trabajo del prestigioso coreógrafo Sharon Fridman es increíble, con un dominio absoluto de los tiempos, la maestría de alguien que sabe lo que tiene que mostrar en cada momento. Los bailarines de Kukai entran en una nueva fisicalidad, Fridman los conduce a lugares desconocidos, les aporta una calidad de movimientos basada en el contact, que contrasta y a la vez complementa ricamente con la pureza y vitalidad de sus movimientos habituales.
El montaje es un viaje vital que atraviesa, mediante ritos de paso individuales y colectivos, los distintos estados de la vida en relación con la naturaleza y con la comunidad. Estados que van desde el nacimiento al caos, pasando por el desierto de la soledad, hasta llegar al encuentro, el amor y, finalmente, la muerte.
En "Erritu" se funden dos modos de entender la danza. En la diferencia entre los dos lenguajes se encuentra la riqueza y el atractivo. Dos estilos por momentos antagónicos, que buscan sus lugares comunes para crear un espectáculo en el que estén presentes ambas ideas, además de moldear una tercera vía en la que transitar. Dos maneras de entender la vida que confluyen en un espectáculo con el que todos se sienten identificados, aunque cada uno reconoce la mano del otro para crear algo diferente.
Las piezas han sido creadas por diferentes coreógrafos, como son el caso de Marcos Morau, el ya nombrado Sharon Fridman, Cesc Gelabert o el propio Jon Maya.
La compañía vasca Kukai Dantza, creada en 2001, ha sido galardonada con el Premio Nacional de Danza en 2017, en la modalidad de creación. El jurado ha distinguido a la compañía por su "excepcional tratamiento del floklore y los mitos y ritos tradicionales, que consiguen trascender a lo universal a través de un lenguaje contemporáneo", y ha ensalzado "la poética de sus creaciones y la gran calidad de su ejecución, como se ha podido comprobar en su reciente espectáculo Oskara".
La compañía Kukai Dantza tiene su origen en Errenteria (Guipuzkoa). Nace por la iniciativa del bailarín y coreógrafo Jon Maya Sin, y realiza una creación contemporánea a partir de la danza tradicional vasca, impulsando encuentros con otros lenguajes artísticos y estilos de danza.
Teatro: Teatro Fernán-Gómez
Dirección: Plaza de Colón 4
Fechas: De Martes a Sábados a las 20:30. Domingos a las 19:00
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