Todos los hombres blancos cishetero deben morir. “El
siglo XXI se nos está yendo de las manos”, repiten varias veces esta joven
y dinámica compañía durante la representación de la otra noche en el entrañable
Teatro de las Aguas de Madrid. A veces pienso lo mismo, y desde mi
perspectiva de docente, que no de decente, considero que en ocasiones se nos va
mucho de las manos. A todas horas. Y con inmediatez, como marcan las redes
sociales.
Ada y Sara son compañeras de piso, paradas, y enganchadas a un
juego que se han inventado: buscar
juicios donde el culpable haya salido inmune del proceso. El objetivo del juego
es asesinar a esos hombres, blancos y cisheteros, sin ser descubiertas con una
coartada perfecta. En mitad de uno de estos juegos, Marc, su otro compañero
de piso, es acusado por una amiga común de violación. ¿Jugarán con él? ¿Será
culpable? ¿ Debe morir este hombre blanco ?.
Esta es la trama de este divertido, reflexivo y contemporáneo
montaje que nos hace reír, buscar en nuestros adentros y pensar a partes
iguales. Con frescura, calidez, dureza
en ocasiones y mucha cercanía, esta joven compañía nos lleva a mirarnos en
nuestro interior y a través de
hostias didácticas, la realidad de nuestros días, donde todo o casi todo
vale.
Machismo, feminismo, amistad, redes sociales, chats, páginas de
contactos, con tacto y sin tacto, venganza y vergüenza, inmediatez… explosiva
mezcla social para llevarnos con otra mirada a plantearnos si en algún momento
de nuestras vidas hemos ejercido en mayor o menor medida de estos istmos, y no
son movimientos artísticos. Es la vida en sí, la realidad que pasa tan deprisa
que no nos deja ni preguntarnos hasta qué punto nos hemos convertido en instantes, olvidando la pausa, la tranquilidad
y la propia reflexión.
He de reconocer que nunca había escuchado la palabra cishetero,
o persona heterosexual que conserva el sexo que se le dio al nacer; es
decir, la amplia mayoría de la población occidental. Referido en este caso al
hombre blanco occidental, donde el mundo está hecho a su imagen y semejanza,
según nos cuentan en esta peculiar obra.
Lidia Galiana, Sara, nos da profundidad, nos muestra a una joven
lesbiana reivindicativa, letrada, reflexiva, auténtica. Nos lleva a momentos divertidos, y también dramáticos, con mucha verdad
en su mirada, su presencia en el escenario y con un enfoque de su personaje
actual, dinámico , algo radical en sus planteamientos en ocasiones y vital, muy
vital. “El humor es la mejor manera de solucionar nuestros problemas “, tal
y como nos decía Freud. Tal como nos hace sentir Sara.
Con una gran sonrisa en los
labios en muchos pasajes de la obra. Mikeka Nshimbi, Ada, nos trae su
contrapunto, la cordura a veces, a veces la locura. La más impulsiva y
reflexiva a la vez...la negra que está hasta el coño, como ella dice, del tan manido clasismo y racismo que impregnan el día a día en
nuestras calles. Ada va hacia delante y hacia atrás en una interpretación
sobria, inquieta y palpitante, con matices en su evolución. Con nostalgia y
rebeldía en sus palabras, con tristeza en su mirada y con presencia en todo
momento. Y Marc, Ignasi Muñoz, actor y
director de la obra, nos lleva a momentos extraños, con un personaje
desconcertante en ocasiones. A veces le queremos, a veces le odiamos; otras
veces nos identificamos, otras veces le denostamos
Así es Marc, con tintes que nos recuerdan al gran Sheldon en su
pisito americano, disertando sobre
teorías aún no inventadas. Un Marc blanco de las teorías que se plantean,
diana de arquetipos actuales, que contraataca con lo que puede, o con lo que es
y ha sido. Una gran dirección actoral de
Ignasi Muñoz, con personajes trabajados y muy de verdad, con dinamismo en
escena , que nos abrazan con complicidad desde los primeros compases del juego.
Un póster de Starwars, otro
de Halloween, una bandera arco iris y un sofá son el escenario donde transcurre
este juego tragicómico, a modo de
tablero de ajedrez donde la siguiente casilla puede ser negro o blanco, cara o
cruz. Farsa o realidad.
Un escenario e iluminación sencillas, que nos ayudan a mirar la
realidad desde dentro, sentados en ese sofá tomándonos un café una tarde de
viernes, tras tirarnos todo el día sin hacer nada. O sin parar. Una denuncia social en toda regla que
escandaliza a algunas mentes caducas, trasnochadas y reaccionarias, que
tristemente han regresado, indignándonos a muchos, y poniendo voz a otros que
no entienden de libertad y gaitas por el estilo. La oscuridad total.
Bravo compañía, bravo actor y actrices por reivindicar, por no callarse, por ofrecernos una hostia de realidad que
ni vemos ya porque normalmente vamos con prisa. Tómense una pausa, una
cerveza, vino o refresco, lo que prefieran y acudan a las Aguas. Y descubran la
realidad tal y como es. Muchas gracias a los tres.
----------------------------------------------------------------------------------------------------
Teatro: Teatro de las aguas
Dirección: Calle de las aguas 8
Fechas: 25 de septiembre - 2,9,16,23,30 de octubre
Entradas: Desde 8€ en teatrodelasaguas, atrapalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario