¿Cómo
están ustedes? Vueltas y vueltas le he dado al enfoque de esta reseña: el
filosófico, el antropológico, el social, incluso el bíblico… Y al final, como
quien no quiere la cosa, lo más honesto que me ha parecido es enfocarla desde
el mítico ¿Cómo están ustedes? de los entrañables payasos de la tele. Los
payasos de la tele nos hacían reír, soñar, pensar, reflexionar. Entendíamos sus
bromas porque hablaban de nosotros mismos, de como éramos, de nuestras
miserias, talentos, bellezas, contradicciones de nuestra vida.
Unos
adelantados a su época, una nueva concepción de la ingenuidad de la comedia, de
las sonrisas inocentes, tan complicadas de mostrar y de cuidar. Y tras salir la
otra noche del Abadía, me acordé de ellos. De Gabi, de Fofó, de Miliki, y
empecé a relacionar, a recordar… ¡ Qué sensaciones más tiernas ! Las mismas que
me produjo “Terrenal”, un montaje que nos habla desde una perspectiva muy
particular, real como la vida misma, de la historia de Caín y Abel, con su
padre, con Dios incluido. Este montaje de Mauricio Kartun, con un
extraordinario cuidado del actor y del texto, ya visto en Buenos Aires por más
de 80.000 espectadores en su sexta temporada, y con un enorme palmarés , nos
hace amar el teatro.
Amar
a los payasos, sean de la tele o no. Y el escenario, el ideal: una antigua
abadía que hace de esta tragicomedia satírica, irónica, tristemente realista y
actual , un regalo para el espectador. Los actores, Claudio Da Passano (Abel ),
Claudio Martínez, ( Caín ) y Rafael Bruza (Tatita) nos están esperando en el
escenario. Con un toque místico de campana para comenzar y el viento que nos
susurra, nos meten en harina con una puesta en escena maravillosa. Especial y
maravillosa. Tal y como dijo Bob Marley, “lo maravilloso no es lo perfecto,
sino lo especial.”
Y
de nuevo, volvemos a los payasos, ya que sus miradas de clown nos trasladan a
ver la obra con inocencia, con sencillez y con la mirada del niño que fuimos y
que a veces nos abandona y vemos la vida más aburrida y dañina de lo que en
realidad es. Decía Fofó que “Dios me hizo payaso”. Y Dios, o Tatita, ha hecho a
esta compañía grandes actores, grandes payasos que nos enseñan y transmiten
verdad, belleza, pasión en cada gesto, en cada mirada, en cada silencio.
Plagada
de giros argentinos que a veces nos despistan ( bendito lenguaje) nos llevan a
situaciones tan longevas como el hombre, y que vemos que con el paso del tiempo
no van a menos, sino a más. Todo ello apoyado en una adecuada iluminación (
Leandra Rodríguez ) y una escenografía y vestuario acorde con lo que nos
quieren transmitir , obra de Gabriela Aurora Fernández . Abel con sus
reflexiones ( “El trabajo es el vicio de los que no sirven para otra cosa” ,
“Algo es de alguien. Todo es de nadie”. ), Caín con su infinito talento, con
guiños a Charlot, a los pimientos morrones, enormes, vacíos y amargos y Tatita
con los juegos del lenguaje “En el pescado está la penitencia” “Mi condena son
ustedes”, nos conducen a una reflexión seria desde el humor. ¿Realmente somos
así? ¿Nos alegramos más de las desgracias ajenas que de nuestra propia
felicidad?
Con esa comicidad gestual, una presencia en el escenario brutal,
simbolismos varios, guiños actuales políticos válidos para cualquier lugar,
roturas de la cuarta pared que nos introducen en la obra un poco más, Terrenal
nos atrapa, nos supera, nos gana desde el minuto 1. Acudan a ver este pequeño
misterio ácrata. Bien vale la pena por un puñado de deliciosos pimientos
morrones. De la propia cosecha de Caín.
Estoy convencido que al final de la
función, volverán a ser niños de nuevo , y responderán a la pregunta inicial …
“biennnnnnnnnnn”.
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Terrenal. Pequeño
misterio ácrata.
Teatro: Teatro Abadía
Dirección: Calle
Fernández de los Ríos 42.
Fechas: De
martes a sábado, 20:00 h Domingo, 19.00 h
Entradas: Desde 14€ en TeatroAbadia.
Hasta el 3 de noviembre de 2019
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