Teatro: Moradas. Sala Off Latina

Las mujeres siempre lo han tenido más difícil que los hombres, lo miremos como lo miremos. Desde el derecho al voto a la violencia machista, la cantidad de ejemplos de discriminación, humillación y menosprecio son incontables. Escenas que nos parecen inconcebibles, al menos desde mi punto de vista, pero que no distan mucho de la realidad que viven las mujeres a día de hoy o de las penurias que hace muy poco tenían que sufrir para comprar una casa, viajar al extranjero o estudiar una carrera universitaria.



Este interesante tríptico nos muestra situaciones muy diferentes, en épocas muy distintas, en las que podemos ver las dificultades que han tenido las mujeres a la hora de conseguir sus objetivos, a la hora de pelear por sus derechos, a la hora de poder vivir con libertad. Tres situaciones que nos hacen partícipes de la injusticia, pero también responsables de todas las injusticias que, a día de hoy siguen ocurriendo y que en muchos casos nos pasan desapercibidas por ser tan cotidianas, por tenerlas asumidas como normales, cuando lejos de serlo deberíamos actuar para que no se repitiesen.



Cecilia Gessa produce esta composición de tres escenas en las que conocemos la situación de seis mujeres vulnerables, que por diversas situaciones se ven cohibidas por su entorno y no pueden actuar como desearían. Arantxa Sanchís, autora de los textos, nos habla de la impotencia de las mujeres sufragistas que luchaban por sus derechos teniendo todo en contra, de la oscuridad que sufrían las mujeres en la posguerra, del maldito techo de cristal que impide avanzar en las empresas, de la estigmatización que sufren las mujeres al quedarse embarazadas en su entorno laboral. Tres historias perfectamente estructuradas por la autora, que nos regala tres duelos entre compañeras, familiares o empleadas, en los que además de luchar contra una sociedad claramente machista, tienen que luchar contra su propia educación patriarcal, contra sus propios instintos, contra su propia ambición.


La dirección, a cargo de Javier Cano, marca claramente la división entre cada uno de los cuadros que forman la obra. Tres instantes perfectamente definidos, que se separan con íntimos momentos en que las actrices cambian de vestuario y de escenografía, tiempo que nos permite recapitular sobre la pieza que acabamos de ver. Como decíamos, la obra se estructura en tres cuadros que nos trasladan en el tiempo desde los años veinte del pasado siglo hasta nuestros días. Tres épocas, dos mujeres en cada uno de estos cuadros que nos plantean sus problemas, sus temores ante un enemigo (el mundo patriarcal y machista en el que viven) al que hacen frente como pueden, arriesgándose a ser señaladas, castigadas o agredidas. Pero esta lucha también es entre ellas y cada una de ellas consigo misma, ya que ellas también forman parte de esa sociedad que detestan, ellas también han sido educadas en un mundo de hombres en el que la mujer ha tenido que pelear mucho para dejar de ser un mero objeto.

Como cuentan los propios creadores de la obra, esta es una "confontación que surge de una estructura social que coloca a las mujeres en un lugar en el que la libertad que consiguen depende de la valentía de oponerse a lo establecido". Y para plasmar que esa lucha sigue marcándolas, la obra nos sitúa en tres épocas de la Historia reciente de nuestro país, en las que el denominador común es "la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades".




El primero de estos cuadros se llama "Paquita y Carmen" y nos sitúa en la lucha de las mujeres sufragistas por conseguir el derecho a voto. Con la figura de Clara Campoamor como telón de fondo y referente ineludible de esta reivindicación, dos jóvenes se preparan para ir a una acción de protesta sobre la situación de la mujer entorno a su derecho legítimo de votar de igual manera que lo hacen los hombres. Los problemas comienzan justo antes de salir hacia la reunión previa a la concentración delante del congreso, cuando una de ellas se ve coaccionada por su entorno para que deje de luchar y asuma su papel de mujer sumisa al servicio del hombre.



La segunda de las historias es mucho más íntima y personal, ya que nos habla de los entresijos de una familia en la posguerra española. "Encarni y Asun" nos presenta a dos mujeres de una misma familia que han vivido sometidas a sus maridos, agachando la cabeza siempre que el marido le obligaba y teniendo que obedecer ante todo tipo de injusticias. Una de ellas asume su rol dentro del mundo, pero la otra no quiere seguir sometida y decide que va a cambiar las cosas para intentar vivir de una manera mejor. Mucho más personal que la anterior pero también mucho más profunda, ya que nos habla de sentimientos, de relaciones personales, de el sometimiento de una persona, de la sumisión ante un destino que parece escrito de antemano.



Y por último llegamos hasta nuestros días con el cuadro de "Marta y Ester". Ellas trabajan en una gran empresa y su condición de mujer les va a pasar factura. Una es una gran ejecutiva a la que se le niega el ascenso en favor de uno de sus compañeros, mientras la otra tiene todas las papeletas para que la despidan después de haberse quedado embarazada. Una situación que pone contra las cuerdas a las dos, una se revuelve para que le den lo que cree que le corresponde mientras que la otra se muestra atónita por la posibilidad de un despido tan improcedente (y a la vez tan cruelmente común). Todo puede solucionarse si las dos se unen para hacer caer a los que les empujan al abismo. Esta historia nos habla de muchos temas de discriminación en el ámbito laboral, pero también nos muestra a dos mujeres muy diferentes en busca de objetivos muy dispares, y que cada una juega sus cartas para buscar su propio interés.


Y ellas dos, las protagonistas de las tres historias que forman este montaje, son Arantxa Sanchís y Verónica Espiga, que hacen una impecable actuación, marcada por las diferentes características que le dan a cada una de esas mujeres. Mientras Arantxa interpreta los papeles más enérgicos, con mayor carga emocional, Verónica se mete en la piel de las más vulnerables en apariencia, pero que acaban dando el giro de timón que cambiará sus vidas para siempre. Dos interpretaciones cargadas de matices, con perfiles de mujeres muy distintas y que las actrices resuelven con inteligencia, dotando a cada una de sus "silenciosas heroínas" de la fuerza y la incertidumbre para saltar al vacío de la manera que lo hacen, con la fuerza del rebelde con causa, con el miedo de quien sabe lo difícil que es lo que intenta.

Estamos, por concluir, ante una obra que nos hace pensar sobre lo que somos como sociedad y sobre todo lo que nos falta por avanzar en cuestiones de igualdad de género. Tres momentos de la historia que nos demuestran la desigualdad que el mundo tiene hacia las mujeres. Una obra necesaria y crítica con un mundo que las ahoga, y en el que tienen que luchar el doble para conseguir la mitad. Algo que nos debería hacer recapacitar a todos.


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Moradas
Teatro: Sala OFF Latina
Dirección: Calle de los Mancebos 4
Fechas: Miércoles 19 y 26 a las 20:30.
Entradas: Desde 10€ en offlatina. Del 19 al 26 de Febrero.


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