No
pudimos salir mas contentos, se lo aseguramos. Vaya chute de energía para esta
enrarecida etapa estival que estamos viviendo. Sesenta minutos de buen teatro,
que se pasaron entre risas y una historia sencilla para volver a conectar de
nuevo con la normalidad.
El
cielo de Madrid de fondo, el siempre ambiente agradable que generan los
componentes del Teatro Galileo en cuanto entras por la puerta y todas las
medidas de seguridad que marcan los protocolos para pasar verdaderamente un
buen rato, sin preocupaciones y dejándote llevar únicamente por el buen hacer
de una actriz y un actor que transmitieron energía y complicidad en escena.
Pero todo eso, se lo contaremos más adelante.
El
patio del Galileo se ha vestido para la ocasión y nos está dando la oportunidad
de disfrutar del escenario al aire libre, algo que Madrid en este momento
no puede agradecer más.
Nacho A. Llorente ha creado una historia en la que las debilidades se vuelven fortalezas y los problemas que surgen, oportunidades de camino a una ansiada libertad. Una historia, como lo es la vida, en la que no hay que dar nada por perdido, que todo está por llegar por muy feas que se pongan las cosas. Nada mas certero en estos tiempos de incertidumbre. Juan Carlos Rubio dirige esta puesta en escena de la mano de dos actores que denotan cercanía y compañerismo en escena. Tras haber coincidido en "La fuerza del cariño" y "Prefiero que seamos amigos", Lolita Flores y Luis Mottola vuelven a trabajar juntos.
La última vez que vimos a Lolita Flores en un escenario fue en la representación de una apasionada y desgarradora Fedra. Los cambios de registro de la actriz son del todo meritorios y claro, al minuto de estar compartiendo ascensor con Ángela ya nos habíamos olvidado de cualquier atisbo o matiz de Fedra.
Ella divertida, resuelta, de gustos caros y cierto glamour, frenética, coqueta, una cinéfila como pocas. Ella tiene sus actores favoritos a cada cual mas guapo, mejor actor, películas parece haberlas visto todas pero claro le habla a él que parece no haber visto ninguna. Un dislate. Porque ella no tiene por mas que ponerse ciertamente nerviosa con ese carácter tan templado de él.
Ella,
es Ángela interpretada por una carismática Lolita Flores que ante todo transmite su
alegría de haber podido volver al escenario. Si bien, este comentario hubiera
sido poco usual, entiendan en este momento lo importante del mismo. Él, es Luis
Mottola en el papel de Marcelo, que no queda en un segundo plano, más bien sabe
caminar junto a Lolita haciendo su interpretación mas grande si cabe, donde la
templanza de Marcelo, su desazón y falta de ánimo hacen mas grandes y cómicas
las estridencias de Ángela. Un tándem en definitiva que se complementa a la
perfección. Más aun en la sorpresa, que no les podemos contar aquí, pero en la que tienen un despliegue interpretativo en el que se aprecia la solvencia y experiencia de ambos.
Se
lo contamos :
Marcelo
siente haberlo perdido todo, su vida ha fracasado y ya no tiene sentido seguir,
pero antes de irse él, tiene un plan y es por eso que tiene que subir
urgentemente al ático de ese edificio, no tiene mucho tiempo, solo unas pocas
horas ¡y ni eso!. Al entrar en el ascensor se encuentra con Ángela y ¡zas! El ascensor
se para completamente y parece que los planes hacía su ansiada libertad no
llegan. Ángela que sabe demasiadas cosas sobre él, quizá lo que haga es alejarle
de sus planes iniciales y acercarle a lo que realmente es la libertad... Por
supuesto entre Morgan Freeman, Clarck Gable, y toda esa retahíla de actores que
a ella le gustan.
César Recuenco, DRAO Producciones
en el trabajo de escenografía ha creado un espacio de encierro sin que en ningún
momento resulte claustrofóbico, unas pantallas movibles que dan agilidad a las
acciones, al comienzo de la historia, y al propio texto dotándole de verdad.
Junto al trabajo de Guillermo Furiase en espacio sonoro integrado en las
desquiciadas manías de Ángela entre querer música y que deje de sonar. Lucas
García por su parte, en el trabajo de iluminación toma un papel protagonista
convirtiendo al juego de luces en parte del hilo conductor entre los giros y
sorpresas de la obra.
Una
comedia ágil, divertida, cercana que nos hará reflexionar también sobre si el
espacio y el tiempo son condicionantes absolutos para alcanzar la libertad, que
viene a ser ante todo quererse y sentirse bien con uno mismo.
¡No
se la pierdan! Tomen aire en estas noches de verano y además también pueden tomar algo
mientras disfrutan de la obra, no se puede pedir más.
Teatro: Teatro Galileo
Dirección: Calle Galileo 39
Fechas: De miércoles a domingo a las 22:00h hasta el 30 de Agosto. del 4 al 13 de Septiembre en Teatros Luchana
Entradas: 20€ en teatrogalileo.
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