Macbeth ha matado
al sueño. Extraños personajes pueblan el escenario. Un rojo intenso lo tiñe.
Gaviotas de fondo. Inverness, Inverness, Inverness... y su castillo. Y su piano,
que nos invita a Inverness, con sus notas cortantes, duras, invernales, como
Inverness. Vamos a Inverness. El festival Surge Madrid siempre sorprende con propuestas innovadoras, llenas de fuerza y de puntos de vista de lo más originales. En esta semana, la penúltima, hemos asistido a esta hermosa pieza en la que se nos muestra una particular visión del gran clásico que es Macbeth. Las propuestas del Surge nunca defraudan, durante lo queda del mes de Octubre aún se puede disfrutar de varios montajes en las diversas salas del Off madrileño. Consulta aquí la cartelera y no lo dejes pasar.
El rey Duncan, rey
de Escocia, se hospeda en el castillo de Inverness, y los Macbeth, la pareja,
lo asesina, en busca de ese ansiado poder que coronas, monedas y tierras
cautivan a tantas y tantas personas. A tantos y tantos mundos. Así nos
introduce el Teatro del Astillero a esta revisión del Macbeth de Shakespeare
con una propuesta atrevida e inquieta. Brujas, soldados, batallas, muertes,
miedos, protocolos. El honor. Las cartas. “Salud a ti Macbeht, tú serás Rey.”
En esta danza epistolar, Lady Macbeth nos narra a través de las letras de su
esposo, los avatares que le llevan a reinar Escocia, a conquistar el ansiado
poder, ese que refleja Shakespeare en su obra. “Es peor un peligro real que un
horror imaginario”.
A través de estos
personajes, la dama, tiznada de rojo y a golpe de tecla y puñal, habla del cómo
y del porqué. “Si darle fin ya fuera el fin, más valdría darle fin pronto... y
atrapar mi suerte con su muerte". La propuesta de Luis Miguel González es atrevida,
novedosa y arriesgada, ya que a través de uno de los personajes de la obra, nos
invita a Inverness para relatarnos lo que allí aconteció.
Apoyada en el
personaje de Lady Macbeth, con un reparto de madera y unas teclas, esta visión
de Shakespeare nos introduce en un mundo misterioso, oscuro, medieval. Nos
adentra en los recovecos mentales de los que normalmente huimos, las verdaderas
batallas internas que acontecen en el drama. Lady Macbeth, interpretada por
Antonia Domínguez es la narradora, la esposa, el brazo ejecutor, la bruja, el
soldado, el rey.
El poder. Es todos
y cada uno de ellos. Es Macbeth. Es imaginación. “Nadie nacido de mujer te
podrá matar”. Las cartas que recibe, sus desvelos, sus miedos y sus anhelos
desde una soledad acompasada entre arpegios de dolor. De arrepentimiento. De
locura. Enfundada en guantes de sangre y ambición. Brujas y bosques en
movimiento. Las bajezas humanas en busca de someter a los demás. La mano que
mece la cuna. Ana Vega al piano nos lleva a Inverness, a la boca del río. Al
castillo donde todo sucedió. Traiciones y profecías que tiñen de musicalidad el
escenario.
Macbeth, más feliz y menos feliz. Azules y rojos en escena, sombras horrendas a nuestro alrededor. La vida es tan solo una sombra errante. Una melodía errante. Una sombra errante que vaga en Inverness cual fantasma estático. Un caballo sin ruedas que movemos a nuestro antojo. “El mal es bien, y el bien es mal”. "Todo depende, ¿no creen?”.
Crueles son los tiempos en que se teme sin saber lo que se teme”. ¿Les suena de algo? ¿Fue cruel Macbeth, lo fue ella? Todo depende, todo en Inverness.
No lo duden, volvamos a los teatros, la cultura es segura.
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