Teatro: La Psicosis de las 4:48. Teatro del Barrio.

Una historia demoledora, angustiosa, que nos muestra las vicisitudes de una mujer deprimida, bordeando sus propios límites, en un monólogo que transita con maestría esos oscuros lugares del alma que todos preferimos tener cerrados. Un enfrentamiento cara a cara con la muerte, con la desidia, con la desgana, que hacer ir perdiendo cada vez más fuerza, desnivelando la balanza hacia el lado más oscuro. Brutal y desgarradora, cada frase de esta pieza nos derrumba, nos golpea, nos estremece.




La obra explora los límites de la mente humana, la delgada línea que separa la desesperación de la decisión a tirarlo todo por la borda. La mirada impactante de la actriz nos pide auxilio a la vez que se carga de razones para dar el siguiente paso. Una lucha interior que le hace debatirse entre la vida y la muerte, mientras miles de voces resuenan en su cabeza empujándola un poco más hacia el abismo. Un angustioso relato que nos hiela el alma. "No tengo ninguna gana de morir, ningún suicida la ha tenido nunca".


Producida por Julia Simo (Amici Miei Produccions), la obra basada en el texto de Sarah Kane, nos sumerge en sus miedos cuando estaba ya inmersa en una profunda depresión. La historia gira en torno a esa lucha de una persona por buscar razones para no suicidarse, sopesando que cosas le atan a este mundo y que cosas le empujan a dejarlo. Un círculo vicioso en el que uno mismo acaba autoconvencido de que la vida no vale nada, aunque intente por otro lado pensar que en el fondo no quiere morir. Una producción basada en el poderoso contenido de un texto desgarrador, y en la meticulosa interpretación de Anna Alarcón, capaz de dotar a cada frase de una textura distinta, llevándonos a lugares muy diferentes, siempre dentro del hoyo en el que se encuentra metida.


"La psicosis de las 4:48" es la obra póstuma de Sarah Kane, sumida mientras escribía la obra en ese oscuro mundo que relata en el texto. Estamos, sin lugar a dudas, ante uno de los monólogos más dolorosos, directos e impresionantes que ha dado el teatro. Un texto que destila dolor, pero también ternura, en esa hora, las 4:48 de la madrugada, en la que los fármacos dejan de hacer efecto y es consciente, por unos instantes, de lo que le pasa. Kane se mató poco después de acabar esta pieza, como ella misma había anunciado. "Soy un plagio emocional, robando el dolor de otras personas y sumándolo al mío hasta que ya no puedo recordar de quién es". Este demoledor testimonio simboliza perfectamente la esencia de la obra, que navega entre el surrealismo de sus episodios atiborrada a medicamentos, con la lucha por sobrevivir a la vez que intenta hacer frente a los médicos y a familia, que le insisten en que "no tienes la culpa de hacerte daño, de querer morir, estás enferma".



Dirigida por Moisés Maicas (con Iván Morales y Xavi Buxelas como ayudantes), la obra se centra en la figura de la protagonista (con la única presencia de un sofá en la propuesta que se puede ver estos días en el Teatro del Barrio) y sus continuos devenires entre la realidad y la ficción, entre los momentos de lucidez y de locura. Maicas (fallecido en 20117) fue un director e investigador contemporáneo con un fuerte compromiso con el sector de las artes escénicas. Destacó por sus montajes alternativos y de estilo contemporáneo. Junto con Anna Soler Huerta (traductora de esta obra) formó pareja creativa y juntos crearon esta versión del monólogo de Kane que ahora Anna Alarcón representa en Madrid



La "necesidad vital" reclama Sarah Kane sin cesar en sus obras: es esta necesidad la que me mueve a interpretar el monólogo.

Necesidad de decir estas palabras, necesidad de hablar de estos tiempos convulsos, necesidad de hablar del vacío, de la depresión, de la química de los fármacos, de la religión, de los estándares que nos privan de la libertad, de la impotencia, de la rabia, y sobre todo, del amor.

El amor es el denominador común de las obras de Sarah Kane.

¿Qué es la vida sin amor? ¿Qué nos hace avanzar? ¿Qué es lo que nos inspira? 
¿Dónde está el amor? ¿Dónde?

Con estas demoledoras palabras (que podemos leer en la sinopsis de la obra), la actriz nos mete de lleno en el oscuro pozo en el que nos "invita" a sumergirnos. Un viaje que transita entre una cantidad ingente de medicamentos, muchas dudas sobre la vida, y unos pocos momentos de cordura en los que intenta buscar una tabla de salvación a la que agarrarse. Es en estos instantes de lucidez cuando la autora escribe, cuando se despoja de todo lo que piensa y lo que siente, en un salto al vacío sin red. 




Anna Alarcón ("Sé de un lugar", "Litus", "Desayuna conmigo") regresa al teatro del Barrio tras la sobrecogedora "Una galaxia de luciérnagas", con la que ya nos emocionó y nos impactó hace unos meses. Alarcón lleva interpretando este monólogo desde 2017 y eso se nota, porque domina cada frase como si le saliera de su propia alma. Su aparente fragilidad, su intensa mirada, su manera de retorcerse en ese sillón que la atrapa y a la vez le sirve de cobijo, todo encaja a la perfección en este montaje, en el que la actriz consigue desgarrarnos el alma con su precisa interpretación. 

La actriz matiza cada nuevo giro de la protagonista con maestría, en su búsqueda desesperada por encontrar una solución, desganada ya de buscar en su médico al príncipe azul, harta de hacerse preguntas sin respuesta, obsesionada por un amor que no llega, asqueada de una vida que le da la espalda. Cada instante de todos estos procesos de búsqueda y desesperación, sabe tratarlos la actriz con una impecable precisión, dándonos un nuevo vuelco en cada escena.


Si ya nos había sorprendido con su trabajo anterior, en este nos deja hipnotizados desde el mismo instante en que clava su mirada en nosotros al acceder a la sala. Un trabajo impecable, descomunal, que nos atrapa y no nos deja, incluso tiempo después de abandonar la sala. La actriz se mete en la piel de esta mujer sensible, reflexiva, apasionada, que vive oprimida por su propia búsqueda de respuestas. Kane fue muy crítica con la sociedad en la que vivía, y lo muestra a la perfección en la relación que mantiene con el médico, al que muestra como un ser distante y que prefiere aumentarle la medicación antes que escucharla y buscar una salida a sus problemas. La actriz nos muestra perfectamente como la autora vive rodeada de gente que la admira y la quiere, pero que dentro de su cabeza se está librando una batalla que no consigue controlar.


Poco más que la descomunal Anna Alarcón se necesita para que este portentoso texto funcione. La actriz se desliza entre las penumbras del sombrío juego de luces diseñado por Daniel Gener. El espacio escénico, diseñado por Toni Giró, se limita en esta ocasión al sofá en el que se "retuerce" por momentos la protagonista. Por último destacaremos el diseño de sonido de Daniel Gener, que impregna todo el montaje de un tono lúgubre y decadente.


En definitiva, estamos ante una obra sobrecogedora con una interpretación descomunal. Necesaria y contundente, más aún si sabemos el origen del texto. La soledad, la depresión, el suicidio, son temas que a todos nos provocan cierto miedo, que preferimos no tratar, pero que son muy importantes. La precisión con la que el texto trata todo el proceso que sufrió la autora es estremecedor, y nos hace ver con cierta angustia lo que supone una situación tan al límite como esta. Cargada de una asombrosa y brutal lucidez, todos deberíamos verla para aprender. 

VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Teatros del Barrio
Dirección: Calle Zurita 20.
Fechas: Del 12 al 16 de Mayo. De Miércoles a Viernes a las 19:30. Sábado y Domingo a las 20:00.
Entradas: Desde 16€ en TeatroDelBarrio.


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