¿Hasta donde llegan los límites de la amistad? Esta comedia nos habla de muchos temas de actualidad, de las redes sociales y de la dificultad para ser uno mismo en estos tiempos de máximo postureo. Relaciones que parecen consolidadas pueden derrumbarse ante un hecho puntual, más o menos relevante. Lo que parecía una amistad de toda la vida se comienza a resquebrajar por los lugares menos insospechados. Todo es posible en esta reunión, de la que lo más complicado será que todo siga igual al final de la velada.
Una reunión enigmática de cuatro amigos, al más puro estilo de la ácida "Un Dios salvaje". Esta comedia es como una bomba de relojería desde el primer momento. Entre risas y mucha tensión, los personajes van descubriendo sus cartas, para mostrar el porque están ahí y para defenderse de los reproches del resto. Una historia que nos habla de los limites de la amistad, de la imagen que queremos mostrar de nosotros mismos en esta era de las redes sociales, y de la solidaridad de una sociedad egocéntrica e individualista.
Producida por Madchoice, la obra ha sido escrita y dirigida por Inge Martín (con Aintzane Garreta como ayudante de dirección), que también forma parte del reparto. La historia transita temas de actualidad (de las redes sociales a la emigración) buscando comprometer al espectador, que se involucre en la historia y tome partida por alguna de las distintas posturas que toman los personajes. La delgada línea que separa la solidaridad del delito en algunos casos, lo expuestos que podemos llegar a estar en las redes sociales (aunque no queramos directamente), la fragilidad de las relaciones personales, el poder del grupo frente al individuo. Todas estas ideas sobrevuelan la obra y nos dejan diversos puntos de vista, antagónicos entre si, que nos hacen ver con más amplitud cada uno de los temas.
Daniela y Gustavo invitan a cenar a Roberto y Verónica, amigos desde que hace años participaron en un taller de escritura impartido por el propio Roberto, escritor de éxito. Los cuatro se consideran amigos de toda la vida, pero esta noche todo puede cambiar. Verónica llega a la casa haciendo un directo de Instagram, con el que quiere mostrar toda la velada, aunque la anfitriona le pide que deje de hacerlo. La pareja les ha invitado para pedirles ayuda sobre un tema bastante controvertido. En ese mismo instante salta todo por aires, y los años de amistad se desvanecen. Les piden ayuda con un desconocido, lo que los dos invitados ven como una locura sin sentido, que pone en peligro su vida y su intimidad (la misma que no les importa mostrar en redes sociales). Llega el momento de valorar lo que pueden perder si hacen lo que les piden, o si por el contrario deben hacerlo público en redes para que todos sus seguidores sepan lo que les han pedido los anfitriones. ¿Hasta donde arriesgarán por hacer lo correcto? Y sobre todo ¿Quién dice lo que es correcto y lo que no?
Aunque en escena sólo aparecen estos cuatro personajes, hay un quinto que sobrevuela toda la historia y que es el detonante de todo el conflicto. El hombre al que deben ayudar se convierte en la víctima pero a la vez en el problema. Pero no solo él es motivo de discusión. Los directos de Verónica en redes se convierten en el espejo de lo que somos, en lo banal que puede llegar un momento tan dramático como el que plantea la pareja de la casa. Los momentos en los que Verónica decide mostrar lo que están viviendo en la casa hace que todo estalle, que su intimidad quede reducida a la nada, que no se pueda debatir nada sin poner ese punto de excentricidad que da el compartirlo con extraños. Ese "gran hermano" al que acude con demasiada frecuencia se acaba convirtiendo en juez y parte, en la espada de Damocles que dictará sentencia sobre lo que está ocurriendo en la casa. "Los directos de Instagram que va haciendo Verónica son un quinto personaje que sube la tensión sobre todos, mostrando la dificultad para cualquier debate en profundidad y la sensación de estar perdidos en medio de un fin de era mientras mantenemos una sonrisa perfecta para la cámara".
En esta reunión conoceremos a cuatro personajes de lo más variado, muy marcados por una personalidad muy definida. Se muestran cercanos, en un contexto íntimo y con unos registros marcados por una relación de amistad, lo que aporta intimidad y confianza a la conversación. La obra transita lugares que nos resultan comunes, por lo que en ciertos momentos nos sentimos incómodos al ver como las situaciones podrían ocurrirnos a cualquiera de nosotros. La reunión comienza en un tono distendido, pero se va tensando conforme se van conociendo más detalles del motivo real porque se ha convocado la cena. Una bola de nieve que va creciendo conforme los protagonistas se sinceran, se asoman al abismo y comienzan a llover los reproches.
La obra de corte clásico en su formato, juega con las redes sociales para darle un contexto de actualidad, en una mezcla entre el "envoltorio" clásico y las conexiones (vía directos de Instagram) con la más ferviente actualidad. Un montaje en el que son los propios personajes el centro de todo, del conflicto y del espacio escénico. Una escena que se va volviendo más lúgubre y sórdida conforme avanza la historia y la situación se tensa hasta límites insospechados. Los protagonistas se van exponiendo a la vez que se sinceran y de defienden de los ataques de sus compañeros de velada.
Las dos parejas protagonistas las encarnan Inge Martín ("Perfectos desconocidos", "Buena gente", "La soga", "Toc Toc") y Bruno Ciordia ("El enfermo imaginario", "Madre coraje y sus hijos", "El laberinto mágico", "Montenegro") como los anfitriones Daniela y Gustavo, Lucía Quintana ("Los hermanos Karamazov", "La fiesta del Chivo", "Sueños", "Trabajos de amor perdidos") dando vida a la "instagramer" Verónica, y José Luis Alcobendas ("El silencio de Elvis", "La hija del aire", "Nise, la tragedia de Inés de Castro", "Nekrassov") que encarna al altivo y prepotente escritor Roberto. Cuatro personalidades muy diferenciadas que dan unos perfiles muy identificables en la sociedad en la que vivimos.
La historia transcurre en el salón de la casa, en una sencilla escenografía creada por Carlos I. Faura y que nos transporta a un espacio neutro, familiar, para que desde el primer instante sea la historia y los intérpretes los verdaderos protagonistas. La iluminación corre a cargo de David Nicolás Abad, que consigue ir cambiando la tonalidad necesaria en cada en momento. El sonido, que ha sido diseñado por Antonio Castro Guijosa, nos mete de lleno en la acción desde la primera escena. Y por último el vestuario diseñado por Erica Herrera representa perfectamente a cada uno de los personajes, con ciertos toques que singularizan a cada uno de los personajes.
En definitiva, estamos ante una comedia ácida, mordaz, que nos muestra personajes de nuestro tiempo y nos hace plantearnos situaciones que nos podrían ocurrir en nuestro día a día. La amistad, la confianza, la solidaridad, la intimidad, la sinceridad, elementos todos ellos importantes en nuestras vidas y que la obra pone en tela de juicio en esta época de las redes sociales, en la que vale más lo que vean de ti que lo que realmente eres. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Teatro Quique San Francisco
Dirección: Calle Galileo 39.
Fechas: Del 26 de Agosto al 12 de Septiembre. De Jueves a Domingo a las 19:30.
Entradas: Desde 20€ en galileoteatro.
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