Pedro Mari Sánchez nos ofrece, prácticamente sólo en el escenario, una selección de textos del siglo de oro español, sin retocar ni adaptar, siendo fieles a su originalidad. Algo que yo agradezco enormemente porque, como afirma el mismo Pedro, los clásicos ya son modernos, no necesitan modernizarse ni en la forma ni en el fondo.
Prosa, verso y teatro. Poder, sexo y sangre. Y la mujer en el centro de todo como víctima del hombre y como ser capaz de reinar… ¿Necesita estar más de actualidad?
Ya estaba todo dicho hace trescientos años, pero acaricia el alma volverlo a escuchar con tanta limpieza y profundidad...y la muerte y la guerra...y Dios...y el anhelo de una salvación, todo está presente. Son los temas eternos.
“En todo hay inevitable muerte”- proclama nuestro actor como eterno epitafio de la vida, como sentencias que nos acompañarán siempre… ¿Qué más puede añadirse?
Hasta cierto punto esta representación es una rareza dentro de la panorámica teatral actual. Y lo digo en el mejor de lo sentidos. No se trata de un monólogo, a lo sumo podrían ser un conjunto de monólogos, pero tampoco es verdad porque los textos dialogan entre sí, llevan un hilo conductor, y los personajes son las mismas palabras. El sonido es un idioma, dice Pedro Mari. La voz es la interpretación. La simple recitación de textos es un arte. Aunque esté lamentablemente en desuso. Que gusto volver a reencontrarse con él.
Hay personajes que aparecen en escena, aunque uno sólo sea el actor, se trabaja con la ausencia, con el gesto, con la entonación. Hay un juego de luces y de oscuridades, de telones que se arrastran, de rostros oscuros y ocultos que después nos iluminan. Está cada detalle medido, hasta el ruido de los timbales. Es una obra de teatro donde la protagonista total es la voz y su palabra. Pedro aparece solo, sí, pero tiene todo un equipo detrás que lo acompaña.
Se trata, pues, de un viaje hasta allí donde nuestra literatura alcanzó su cumbre más insuperable: Lope de Vega, Tirso de Molina, Sor Juana Inés de la Cruz, Pedro Calderón de la Barca, Miguel de Cervantes, Guillén de Castro…Y el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz como marco místico en donde se engloba todo.
Idea original, dirección e interpretación: Pedro Mari Sánchez
Vestuario y escenografía: Ana Garay
Diseño de iluminación: Pedro Yagüe
Dramaturgia y selección de textos: Pedro Mari Sánchez y Susana Cantero
Adjunta a la dirección: Susana Cantero
Voz en off: Pedro Mari Sánchez
Diseño de espacio sonoro: Pedro Mari Sánchez
Estudios de grabación: Manitú
Timbales barrocos: Percusonic
Realización corona: Carlos del Tronco
Fotografía, diseño gráfico y cartel: Charles Olsen
Producción: Compañía Bitò Producciones / Excelencia de la Palabra
Agradecimientos: Carlos Abolafia, Carlos del Tronco
Una producción de la Comunidad de Madrid para el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro. Clásicos en Alcalá
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