Teatro: De una soledad muy parecida a la felicidad. Teatro Lara.

Una época convulsa, como es el final de la Unión Soviética, es el centro de este monólogo que sirve como reflejo de ese cambio desde los ojos de una mujer que nos lo cuenta todo desde su particular punto de vista. El fin de una época y el comienzo de lo que parecía el paraíso, que con el paso de los años se ha demostrado que no era un escenario mucho mejor, ya que la desigualdad y los trapicheos siguen estando a la orden del día. Acompañen a esta mujer, para conocer en primera persona los convulsos años noventa, una década que pudo cambiarlo todo pero dejó casi todo igual. 




Fue en la última década del pasado siglo cuando los rusos asistieron al derrumbe del sistema comunista para ver como se iba tomando forma una nueva sociedad guiada por los valores capitalistas, que llenaban las calles de icónicos establecimientos impensables unos años antes. De toda esta transformación dio buena cuenta la escritora bielorrusa Svetlana Aleksiévich con su pentalogía "Voces de la Utopía". El más significativo de esta serie fue el aclamado "El fin del Homo Sovieticus" por el que la autora fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 2015. Desde su publicación ha sido todo un referente para entender la transformación de la sociedad rusa en los últimos años del siglo XX.

La propia autora reconoce que "mi generación creció entre víctimas y verdugos, siempre con el miedo ordenando la vida comunitaria". El libro se va configurando con las diferentes entrevistas e historias que la autora va tomando para hacer un perfecto collage de lo que fueron esos años. Este recorrido nos lleva a tener una idea aproximada de lo que es la realidad diaria en la Rusia actual. Aleksiévich lamenta que "hoy en los países de la antigua URSS hemos de convivir con las ratas que salieron de nuestra propia alma. No supimos construir el famoso socialismo de rostro humano y el poder lo han tomado ladrones o asesinos procedentes del viejo régimen. Creíamos que todos los males estaban tras los muros del Kremlin y no supimos crear una alternativa el Homo sovieticus, ese plan del marxismo-leninismo para transformar la naturaleza humana".



La actriz y cantante Patricia Jacas ("La mujer sola", "Un mundo raro") vio un potencial monólogo en el capítulo "De una soledad muy parecida a la felicidad", mientras su lectura en la primavera de 2018. Con la ayuda de Jorge Ferrer, traductor de la obra de Aleksiévich, nos adentramos en la vida de Alisa Z, una mujer de éxito con la que la autora se entrevistó en un tren camino de San Petesburgo. En esta conversación veremos todos los cambios políticos y sociales desde la visión de esta ejecutiva que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos capitalistas. Un impactante relato que Jacas a convertido en monólogo de forma impecable, sabiendo transmitir toda la esencia del texto, toda la crueldad de una época, toda la incertidumbre de una realidad que se disfraza con bellos ropajes para tapar sus vergüenzas. El fin del comunismo y la "ansiada" llegada del capitalismo.


Estamos ante un monólogo que representa toda una época, una conversación que la autora supo plasmar con maestría para transmitir toda la inestabilidad de aquellos años, la esperanza de que el cambio sería a mejor, la mirada decepcionante de los que seguían fieles a las ideas del comunismo. Alisa Z., la publicista de éxito que fue a Moscú a estudiar y así poder triunfar en la vida. Ella es una mujer que ha vivido en primera persona todos estos cambios en la sociedad rusa y que huye de los ideales que perseguían sus padres. Ellos son devotos de Pasternak, Chejov, Gogol... y Alisa no lo entiende. Ella solo piensa en salir adelante, dejar de pasar las penurias que vivió en su niñez y adolescencia. Es la década de los noventa cuando ella aterriza en Moscú, momento en el que las mafias comenzaron a adueñarse de la ciudad. Con este panorama, sólo le quedaba luchar, hacerse fuerte y buscar el modo de vida de occidente, ese que tanto anhelaba y del que ahora disfruta.



Esta dualidad le persigue. Por un lado un pasado de pobreza y con una educación basada en los grandes autores de la literatura rusa de la época. Por otro lado su obsesión por huir de ese mundo y comenzar su escalada en la gran ciudad, en busca de su particular "sueño occidental". Pero la realidad pocas veces es tan fácil como las edulcoradas películas de Hollywood, y las redes capitalistas lo arrasan todo. Los mismos perros con distinto bozal. Ella apostó todo por ese idílico mundo lejos de sus padres y sus firmes creencias comunistas. Alisa se marchó a Moscú a estudiar periodismo, y desde ese visión de la joven ambiciosa que llega a la convulsa ciudad, nos relata lo que fueron esos oscuros tiempos. 



Pero esta ambición le ha dejado ciertas secuelas, no todo ha sido como ella esperaba. Ahora, ya cumplidos los cuarenta, hace balance y se encuentra sola. Esta mirada atrás, recordando lo bueno pero también lo malo, es una mirada llena de ternura pero también impregnada de cinismo y reproches hacia un mundo que no comprende. Aparentemente solo no ha triunfado en el amor. Estuvo enamorada del padre de su hija, pero era un hombre casado que la abandonó cuando se quedó embarazada. "La soledad ya es algo que se elige. Ahora, los solitarios son personas de éxito, personas felices, tienen dinero. Soy una cazadora y no una presa sumisa. La soledad se parece mucho a la felicidad"  nos dice Alisa Z para demostrar su empoderamiento y su seguridad en que ha conseguido todo aquello que buscaba al salir del pueblo de sus padres. 



Patricia y Alisa se mimetizan y la actriz consigue adentrarse en el mundo de la ejecutiva con sencillez y naturalidad. Con un impecable suave acento ruso, la actriz nos engancha desde la primera frase, nos hace dudar de su propia identidad, solo tenemos ojos para Alisa Z. La actriz juega desde el inicio con la complicidad del público, lo que ayuda a que éstos se entreguen a la acomodada empresaria y su particular historia. Comienza hablando de una amiga suya que se suicidó, para acto seguido usar este hecho como punto de partida para contarnos su vida. Este relato que la actriz sabe llevar con maestría nos traslada a los años noventa, cuando la joven llega a Moscú procedente de un pueblo del interior para estudiar periodismo. Desde ahí, en un continuo ir y venir por las distintas etapas de su vida, nos va creando el collage de una época, el final del comunismo y el nacimiento del capitalismo en la Rusia de finales del siglo XX.


En definitiva, estamos ante un interesante relato de lo que fue una época trascendental para el devenir del mundo que tenemos ahora mismo (basta con fijarse en el conflicto entre Rusia y Ucrania que tiene a todo el planeta en alerta), un traumático paso del comunismo al capitalismo, un giro radical de lo que fue el ideal de todo un pueblo, que de repente se ve sometido al brillo deslumbrante del dinero. Una etapa en la que muchos decidieron "avanzar" hacia el ansiado progreso occidental, sin percatarse que su país se resquebrajaba creando aún más desigualdades que en épocas anteriores. Eran los mismos ladrones, pero usaban otras estrategias. Más cerca del relato que del montaje teatral, la obra nos sirve de fiel reflejo de toda generación que en los albores del pasado siglo vio derrumbarse un imperio a la vez que se creaba otro.
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Teatro: Teatro Lara. Sala Lola Membrives
Dirección: Corredera baja de San Pablo 15.
Fechas: Del 5 de Julio al 23 de Agosto. De Martes a las 19:30. 
Entradas: Desde 14€ en Teatro Lara

REPARTO

Patricia Jacas

PRODUCCIÓN EJECUTIVA

Factoría Cultural Martínez
IDEA ORIGINAL

Patrica Jacas
AYUDANTE DE DIRECCIÓN

Max Cruz
FOTOGRAFÍA

Ignacio Carretero
PRENSA Y COMUNICACIÓN

FCM


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