El burlador de Sevilla en Teatro de la Comedia

La justicia, el honor, condicionamientos sociales, la represión, el deseo, la mujer en tiempos de moneda de cambio. Un texto que ha sido versionado, de las formas mas diversas posibles. Desde el punto de vista, político, moral, desde la óptica del poder, desde la libertad sexual según el tiempo en el que ha sido versionado.

Siempre parece que imperturbable  el Don Juan como tirano, como asceta, como estereotipo masculino que hace uso y abuso, que burla al poder, que burla al fuerte, siempre la mujer como herramienta, como objeto a utilizar para sus fines. Para aplacar los deseos del ego, como fin, un trofeo mas. Mientras tanto el papel del hombre humillado, vilipendiado, les han hurtado su propiedad y nos los cuentan y se convierten en foco y protagonistas y ellas en sus lamentos y soliloquios les hacen protagonistas también.  Ellos son gallinas, son cobardes, también Don Juan.  Ellas herramientas, siempre. Parecen no tener conciencia sobre sí mismas, sin ser propiedad de otro.

 

Y valen versiones y es apropiado el análisis de una sociedad con fuertes moralinas, con fuertes condicionamientos sociales. Nosotros en nuestra butaca, lo sacro en escena y quizá también en un ideario tan interiorizado que no nos permite transitar libremente por la versión de Xavier Albertí. En las próximas líneas se lo contamos.

Xavier Albertí versiona y dirige de un modo magistral una pieza imperturbable al paso del tiempo, este Burlador habla del deseo y de cómo este ha sido reprimido durante siglos. No hay atisbo de convencimiento, de consentimiento, ni conocimiento propio. Vemos el deseo, pero únicamente en una cara de la moneda. Ellas quizá imbuidas de amor romántico, pero presionadas de cualquier manera. En escena un aura de cárcel sin rejas para ellas.

Ellos altaneros, combativos, peso de la acción y la trama. Ellas, monedas de cambio.

El burlador es alguien que sabe que tiene que destruir unas mecánicas sociales que se muestran terriblemente agresivas sobre la libertad sexual del cuerpo femenino y se pone de manifiesto la violencia ejercida sobre el cuerpo de las mujeres. La virginidad mercantilizada para preservar el poder. Y ellas son el centro, pero a su vez no son nada. Son ideas, son grito, son furia y desgarro pero no son en su máxima expresión.

Un traidor a su clase social en una sociedad crudamente estratificada, no hay género. Condicionamiento sociales en la nobleza, condicionamientos sociales según el estrato, entendemos S. XVII. Pero valgan versiones, que en nuestro ideario continúa inamovible el texto original, al que Albertí ha sido fiel.

Albertí nos hizo reflexionar, analizar, profundizar en cada gesto cada palabra. Sorprendernos, movernos en el asiento, no perder la pista porque todo era importante, todo momento tenía un sentido exacto. Vemos como la clase dominante se protege a sí misma. Con las nobles, Isabela y Ana de Ulloa, se hace pasar por sus pretendientes. Los engaños a Tisbea y Aminta, las plebeyas, tienen otro cariz: en ambos es central la posición noble del Tenorio y acceden al encuentro sexual bajo promesas de matrimonio que suponen un ascenso social. Y se presupone que ellas están decidiendo sobre su cuerpo y su sexualidad. Se abre un campo de análisis en el que días después sigo profundizando, como entendemos que les pasará a ustedes.

De un lado el sistema de clases de otro, el sistema de género capitalista. Y piden venganza por la burla, por el engaño y solicitan la muerte  pero parecen no tomar las riendas, y son las premoniciones, los hechizos los convertidos en foco. Porque ellas, si son, son brujas, hechiceras, en una suerte de venganza que surge de las entrañas animales y no de la razón.  


Una pieza de dirección magistral que se acompaña por un elenco de primer nivel. Mikel Arostegui en el papel de Don Juan sereno en cada intervención, el poder, el deseo, el concepto anarquico y de ruptura le acompañan en conversaciones y soliloquios junto a Jorge Varandela en la piel de Catalinon, contrapunto, divertido, sardónico, pepito grillo, una vis cómica prudente y oportuna en un pieza de tal envergadura.

Antonio Comas será Rey de Castilla,  Rey de Nápoles,  Músico,  Criado múltiples arístas y cambios de registro en el actor, con fuerte presencia escénica su energía no decae en ningún momento. Pareciera maestro de ceremonias marcando el tempo de las escenas, al piano. Cuatro mujeres que representan de manera solvente una clase social y una época, Isabel Rodes como Tisbea, Cristina Arias como Isabela, Lara Grube en la piel de Doña Ana y Alba Enriquez en el papel de Arminta.  Completan un elenco de excepción del que no podemos dejar de mencionar su impecable trabajo; Jonás Alonso, Miguel Ángel Amor, Rafa Castejón, Álvaro de Juan, Arturo Querejeta, David Soto Giganto

Juan Gómez Cornejo en el trabajo de iluminación nos lleva a la oscuridad, a la noche, a las sombras más oscuras de una época. Max Glaenzel en el trabajo de escenografía simbolizando lo sacro y lo más pagano, redes, estructuras que son cama y mesa pero también virginidad, sexo y última cena, es bruma, pero es lluvia, es mar enfurecido, es rabia. Personajes dotados de cariz contemporáneo enfrentados a marcadas estructuras y simbología del poder de la mano de Marian García Milla en el trabajo de vestuario.

 

Rescatamos las palabras de Xavier Albertí para finalizar porque no podrían ser en esta pieza mas acertadas “Hay que prender fuego a los caminos trillados, no solo a sus formas concretas, sino a sus métodos y arriesgarse a la hoguera.”

Imperturbablemente recomendable. 

 
 

Fotos: Sergio Parra

Teatro: Teatro de la Comedia
Dirección: Calle del Príncipe 14.
Fechas: De 30 de septiembre - 13 de noviembre
Entradas: Desde 6 € de Martes a Domingo. Consultar cartelera completa en teatroclasico.

PROGRAMA DE MANO

CUADERNO PEDAGÓGICO 

 


Reparto

Jonás Alonso: Anfriso / Ripio / Criado

Miguel Ángel Amor: Duque Octavio

Cristina Arias: Isabela / Belisa

Mikel Arostegui Tolivar: Don Juan

Rafa Castejón: Don Gonzalo de Ulloa

Antonio Comas: Rey de Castilla / Rey de Nápoles / Músico / Criado

Alba Enríquez: Arminta

Lara Grube: Doña Ana / Mujer

Álvaro de Juan: Marqués de la Mota / Soldado

Arturo Querejeta: Padre de Don Juan / Embajador Don Pedro Tenorio

Isabel Rodes: Tisbea

David Soto Giganto: Batricio / Criado

Jorge Varandela: Catalinón

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