Contado como un documental con proyecciones y testimonios a cámara de diversos investigadores de Lorca, incluyendo a su biógrafa y a su sobrina, Tica Fernández-Montesinos, el texto, con dramaturgia de Pep Tosar y Evelyn Arévalo, es un devenir de un viaje en tren del paso de Lorca por Granada, Madrid, Cataluña, Nueva York y Cuba. Porque en todos estos lugares, dejó poso, y de todos ellos, se llevó algo que impregnaría en sus poemas y obras de teatro.
Lorca y su Romancero Gitano, le deben todo al cante jondo de
Granada, a sus cármenes, a los palos del flamenco que con maestría
cantaban y recitaban los gitanos que eran sus vecinos o a las canciones populares
que cantaban las sirvientas que en su casa trabajaban.
De Madrid, a parte de su paso por la Residencia de
Estudiantes y su estrecha amistad con Buñuel y Dalí, se lleva una entrañable
relación con Margarita Xirgu y el cosmopolitismo de una ciudad que empezaba a
brillar en aquellos halos de la Republica.
De Cataluña se lleva su luz, su vanguardismo, y la rumba
catalana. De Nueva York y La Habana se lleva el jazz, los boleros, las
influencias de la música negra y, sobre todo, la libertad, el poder ser.
Parece que, con Lorca, está todo dicho, y este espectáculo pretende, precisamente, conjugar todos los palos que el granadino supo tocar. En el escenario hay cante, hay baile, hay guitarra. Hay percusión, recital y hay oratoria. A través de imágenes superpuestas a modo de documental, se va haciendo un recorrido en tren por los distintos lugares que marcaron su vida. Garcia Lorca fue un renovador de todas las artes que tocó, de ahí que Pep Tosar no se centré sólo en el flamenco y en la guitarra española. Lorca fue mestizo, y mestizo en su espectáculo dónde se canta en catalán o en inglés.
El mundo interior de Lorca era inmenso, y esta puesta en escena pretende recoger precisamente esto, que no cerró puertas, que no desecho lo tradicional por considerarlo paleto, si no todo lo contrario: lo incorporó a su imaginario y eso lo hizo tremendamente moderno.
En el escenario, José Maldonado baila, Mariola Mermbrives está al cante, Mark López a la guitarra, David Domínguez a la percusión y Pep Tosar recita e interpreta. Todo con una simplicidad y una austeridad que conducen a un discurso narrativo sin dobleces que condensa demasiado arte en la escena. El silencio es sostenido, el suspiro pronunciado, las palmas huecas.
Pep Tosar ya se atrevió con el Lorca más oscuro de El
Publico en el Teatro de la Abadía en 2015 dirigido por Alex Rigola, ahora
vuelve con una visión más optimista de su universo de arte inabarcable.
Mucho se ha dicho ya sobre Federico, pero quizá la metáfora
del tren con sus paisajes áridos entre Madrid y Granada, nos arroje luz y
estelas sobre el verde que te quiero verde.
FICHA ARTÍSTICA
Dramaturgia: Pep Tosar y Evelyn Arévalo
Dirección: Pep Tosar
Reparto: José Maldonado/Rafa Ramírez (baile), Mariola Membrives/Anna Colom (cante), Mark López/Ángel Flores (guitarra), David Domínguez (percusión), y Pep Tosar (interpretación)
Audiovisual: Agustí Torres
Ayte. dirección: Evelyn Arévalo
Escenografía y vestuario: Pep Tosar y Evelyn Arévalo
Coordinador Técnica: Sergio Roca Saíz
Producción: Obllideu-vos de nosaltres SL
Entrevistados: Vicenta Fernández-Montesinos, Antonina Rodrigo, Allen Josephs, Juan de Loxa, Mario Hernández, Domingo Ródenas.
Fotografías: Justin P. Brown
Distribución: Mediterránea
No hay comentarios:
Publicar un comentario