Teatro: Que de noche lo mataron. Teatro Fernán-Gómez

Versionar a los clásicos es siempre un salto mortal por la cantidad de imágenes preconcebidas que tenemos en la cabeza. En este caso llega a la sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán-Gómez esta pieza basada en "El caballero de Olmedo" de Lope de Vega. La obra profundiza en esta universal historia y desde su propia esencia la actualiza, la lleva a nuestros días, en una suerte de paralelismo vertiginoso impecable.



Este montaje unipersonal indaga en uno de los mayores clásicos de nuestra literatura, en el que se combina el pasado con el presente y lo argumental con lo estético. Un viaje que nos llevará a conocer desde una perspectiva diferente la distancia entre Olmedo y Medina. El texto se leyó con gran éxito en el antiguo Hospital de Santa María la Rica, de Alcalá de Henares (dentro del ciclo de lecturas dramatizadas) y se estrenó a finales de Junio del pasado año en el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro "Clásicos en Alcalá" y ha girado por diferentes lugares de Castilla León, Andalucía y la Comunidad de Madrid. Ahora llega a la capital para seguir sorprendiendo a propios y extraños con esta original propuesta marcada por la música, que va desde lo popular a lo electrónico.



Estival Producciones, productora fundada por Alejandro de Juanes y Ainhoa Amesty, se cimienta sobre la revisión de textos clásicos. Tras sus montajes sobre textos de Cervantes ("Quijote. Femenino. Plural"), María de Zayas ("Desengaños amorosos") o Pedro Salinas ("Amor, amor, catástrofe"), ahora regresan a Lope de Vega, sobre el que focalizaron su anterior montaje "Lope y sus Doroteas". En esta ocasión vuelven a "profundizar en el alma y la universalidad de una de las piezas más conocidas y misteriosas del autor: El Caballero de Olmedo". 

Para esta nueva aventura han decidido explorar "una perspectiva absolutamente contemporánea, sin perder de vista el argumento y los personajes propuestos por Lope de Vega. Tampoco se olvidará el aspecto tragicómico buscado por el autor: pese al dramatismo de la situación, el protagonista tratará de protegerse por momentos en el humor". Un ambicioso proyecto que abre el foco para darnos una visión mucho más amplia de este clásico, desde una perspectiva contemporánea pero sin perder ni un ápice de la esencia de Lope.




El texto ha sido escrito por Julieta Soria ("Mestiza", "Amor, amor, catástrofe", "Alas, raíces") basándose en el clásico de Lope de Vega "El Caballero de Olmedo". En este monólogo se funden lo argumental y lo estético en dos planos del pasado y del presente. En él se nos plantean las siguientes preguntas ¿Cómo resuenan las seguidillas y versos lopescos en el siglo XXI? ¿Cómo se toreó y se torea la vida antes y ahora? ¿Qué forma cobran los fantasmas del pasado y del siglo XXI? ¿Cómo fueron y son los caminos y ciudades que recorremos y vivimos? ¿Quiénes son los enemigos que afrontamos ayer y siempre? La autora indaga en el universo masculino del texto de Lope, en la figura del Caballero, con el espejo de estos dos momentos históricos en el que se reflejan las diferentes visiones de los hechos. En este brillante monólogo veremos "los recovecos del alma masculina, y, con su mirada, contribuyen a la reflexión sobre inquietudes plenamente actuales como la crisis existencial o la salud mental".



La dirección corre a cargo de Ainhoa Amestoy ("Desengaños amorosos", "Mucho ruido y pocas nueces", "La princesa y el Granuja") es pura artesanía, un montaje cuidado desde el detalle para crear esta interesante historia en dos planos temporales en paralelo. En esta obra veremos a nuestro protagonista "en una carretera desnuda, abstracta, absurda, extraordinaria y mágica que viene de un lugar y conduce a otro". Con el personaje del Caballero como epicentro de la obra, la directora nos invita a un juego de espejos, a un duelo entre las dos "versiones" del clásico, nos propone presenciar una confesión de este gallardo personaje. "Una puerta a la introspección que deja al descubierto los recovecos del individuo". 

En esta versión del clásico "afloran múltiples personajes y agonías que intentamos esconder, y la riqueza de las artes escénicas, que mezclan aspectos como la música, la palabra, el cuerpo, la plástica, la atmósfera y hasta lo digital, facilita entrar en espacios y tiempos mentales y reales. La aceleración y la (mala) salud mental, tan propios de la sociedad contemporánea, nos guían en un vendaval de emociones y de catártica cuenta atrás, en la que los que nos precedieron nos escoltan y dan la mano desde algún lugar" reconoce Ainhoa Amestoy.



Centrándonos en lo que veremos en escena, hay dos historias que se van solapando, que se entrecruzan desde distintas épocas. En la primera de ellas, Don Alonso sale de Medina hacia Olmedo en su caballo, en su última noche. Es la historia en la que "resuenan los versos que Lope escribió para su versión del mito". En la segunda de las historias, un joven recorre ese camino en moto a la misma hora. Una forma de narración distinta, más actual, para contarnos la leyenda ya conocida por todos. A lo largo de este doble viaje irán relatándonos de manera pormenorizada todas sus andanzas, "como un conjuro contra el miedo que persigue a ambos como una suerte de pesadilla". Los dos personajes, interpretados por un solo actor, recorren el espacio vacío, el que van modelando para crear los distintos lugares por los que transitan. Estamos ante una interesante revisión del clásico de Lope, en la que "un suceso real que la literatura mantuvo vivo para el pueblo en el mundo de la ficción y que continúa vivo en el presente. Una historia misteriosa en la que acompañamos catárticamente a los personajes en sus respectivos caminos hacia la muerte; una estremecedora cuenta atrás donde no falta ni la comedia ni la tragedia".



Esta versión, llena de poesía, drama, música y humor, nos revela la dimensión circular y universal de la literatura. Un juego de contrastes en el que vamos conociendo las similitudes de las dos épocas, para descubrir que hay cosas que perduran por muchos siglos que pasen. Los dos personajes se conjuran contra el miedo, mientras van aflorando los fantasmas escondidos, que por otro lado todos tenemos. Una propuesta centrada en el juego del actor en el que la expresión corporal y la voz nos mecen por ese poético camino que recorren, a ritmo de nuestros días pero con la emoción y la poesía del siglo de Oro. El hombre se encuentra solo en esa carretera abstracta, absurda, mágica, en la que el actor alza su espada, enarbola su capa, nos hipnotiza con su guitarra. Una conjunción de elementos que "facilita la inmersión en espacios y tiempos físicos, psicológicos y digitales". 


Todo ello lo construye en escena Juan Cañas, miembro de Ron Lalá que ya ha colaborado con Estival Producciones en su pieza "Amor, amor, catástrofe", que interpreta, canta, se desdobla en los distintos personajes, para regalarnos una majestuosa interpretación cargada de matices. Él será Don Alonso, con una impecable dicción del verso, pero también el mecánico que vive al límite a lomos de su moto. El personaje se mueve en la soledad de la noche, en la que tendrá que plantar cara a sus miedos, a su soledad, para poder hacer frente a las vicisitudes que encontrará por el camino. Cañas se mueve con destreza de un siglo a otro, en el que plasma con maestría los miedos, las dudas y obsesiones de los personajes.



El espacio escénico diseñado por Juan Sebastián Domínguez (responsable también del vestuario), como ya hemos dicho, se nos muestra vacío, desnudo, con algunos elementos colocados por el espacio. Este inhóspito y tenebroso lugar nos lleva a esa carretera que transita de un lado a otro el personaje, un lugar cargado de misterio que el actor sabe moldear a su antojo con la ayuda de un par de sillas. Otro de los elementos fundamentales del montaje es la iluminación, diseñada por Estival ProduccionesJuan Sebastián Domínguez, que nos diferencia claramente los dos siglos por los que transcurre la historia, creando los diferentes ambientes que propone la historia, desde una plaza de toros a un bar, pasando por el taller del mecánico, pero también nos traslada por lugares de penumbra, por la oscuridad de la carretera en la noche, por la espesa niebla que impide la visión de nuestro protagonista.

Pero por encima de todo, tenemos que hablar de la música, que se convierte en el escudero fiel del protagonista y se erige como un personaje más de la función. El propio Juan Cañas ha sido el responsable de crear esta partitura en la que se mezcla la música popular (Vengo de moler morena) con las composiciones de Luis de Briceño (Danza llamada españoleta, Danza del hacha, Al caballo del Marqués, etc), pero en la que también hay cabida para la música electrónica e incluso para sonidos de videojuego.



En definitiva, estamos ante una interesante y vertiginosa propuesta, que nos hará transitar el clásico de Lope desde distintas perspectivas. ¿Qué tiene este heroico y clásico Caballero de Olmedo que pone su pie en el estribo, alza la guitarra y lidia entre capas y estoques que permite que lo veamos hoy viajando en moto o escuchando música electrónica? ¿Qué tiene la vida de circular y la literatura de universal? Estas y otras muchas respuestas se esconden dentro de esta obra, llena de momentos interesantes en los que Juan Cañas nos llevará de la mano para desentrañar todos los secretos.

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Teatro: Teatro Fernán-Gómez. Sala Jardiel Poncela.
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 27 de Abril al 21 de Mayo. De Martes a Sábado a las 20:30. Domingos a las 19:30. Martes y Miércoles, día del espectador. 
Entradas: Desde 15€ en Teatro- Fernán-GómezPrograma de mano.



FICHA ARTÍSTICA

Basada en El Caballero de Olmedo de Lope de Vega
Texto: Julieta Soria
Dirección de escena: Ainhoa Amestoy
Actor: Juan Cañas

Escenografía y vestuario: Juan Sebastián Domínguez
Iluminación: Estival Producciones y Juan Sebastián Domínguez
Música y espacio sonoro: Juan Cañas (música en directo), sobre composiciones de Juan Cañas y Luis de Briceño
Dirección técnica: Otto
Técnico de iluminación: Adolfo Ontoba
Realización de decorado: BalaNs Creations
Realización de vestuario: Cornejo y Sol Curiel
Fotografía y vídeo: Carmen Ballvé y Posovisual
Diseño gráfico: Marta Ruifernández, TheRuifer brand
Ayudantía de dirección: Giuseppe Orrù (prácticas UCM)
Auxiliares de producción: Carlos Andrés Pulido e Inma Janeiro
Producción: Alejandro de Juanes y Ainhoa Amestoy. Estival Producciones.

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