Teatro: Juguetes rotos. Teatro Pavón

Regresa una de las obras de mayor éxito de los últimos años. Tras su rotundo éxito en su estreno en la sala Margarita Xirgu del Teatro Español, allá por el año 2019, todo han sido alegrías y reconocimiento para esta impecable obra. Llegó la doble dominación a los Premios Max para sus protagonistas, los Premios de la Unión de Actores, y un abrumador éxito (todo el teatro puesto en pie en la tarde ayer) en todos los lugares donde se ha representado. Tras su paso hace un par de años por el Infanta Isabel, llega ahora al Teatro Pavón para seguir emocionando a todo el que se acerque a verla.




Juguetes rotos es una historia sobre la transexualidad en un pueblo de la España de los años 70. De como la intransigencia y la intolerancia de tus vecinos, tus familiares y amigos te hace llegar a odiarte. A ti y a tu cuerpo. De como la vida puede convertirse en una cárcel de la que es difícil salir, un laberinto en el que cada giro nos lleva a otro callejón sin salida. Este montaje de Producciones Rokambolescas es la historia de Mario, pero puede ser la historia de cualquiera que como él nació, creció y vivió en un pueblo de la España de los 70. A Mario desde pequeño le hubiera gustado ser niña. Ya desde muy joven le gustaba llevar ropa interior femenina y soñaba con poder ponerse vestidos de su madre y de su abuela. Su primer amor fue su primo Alberto, el típico chico bruto. Pero a Mario era quien mejor le caía del pueblo, no ya sólo porque le gustara sino porque era el único que no se metía con él, el que le miraba con cariño y le cuidaba.




Mario pasa la mayor parte del día en la azotea de la casa donde tienen un palomar. Entre las aves vive una existencia de secretos y prejuicios. Es un joven muy sensible al que la vida en su pueblo le causa angustia y desasosiego no sólo por las burlas y los insultos (maricón, bujarrón….) de sus vecinos sino sobre todo por la ausencia de perspectivas y esperanzas. Cuando está solo busca y acaricia la ropa de su madre, mientras sueña que es una chica y se llama María.

La primera parte de la obra nos muestra su infancia y adolescencia. Sus primeras experiencias sexuales furtivas y clandestinas, marcadas por la culpa, el odio. Todo ello bajo la presión y humillación constante de su familia. La idea de irse del pueblo ya le rondaba la cabeza desde hacía tiempo y sólo la inseguridad y el miedo le impedían dar el paso, hasta que finalmente llegó el ansiado día. Salió del pueblo sin saber muy bien el destino con la única de idea de no volver jamás y acabó llegando a Barcelona. Los primeros momentos fueron duros y difíciles, pero su suerte cambió cuando Mario entabla amistad con Dorin, una vedette transexual que le acoge, le procura una habitación en una pensión, le encuentra un trabajo y acaba incluso encontrando el amor de un marinero.



Pero la aparente felicidad de Mario es incompleta, le sigue faltando algo para que sus miedos y su pasado queden definitivamente atrás. Dorín era ya entonces una personaje famoso y conocido en el ambiente nocturno de Barcelona y Mario todavía estaba a la búsqueda de su sitio. Entre ambos surge una preciosa relación de amistad y compañerismo. Ambos compartirán buenos y malos momentos, aventuras y desventuras, alegrías y penas, pero sobre todo disfrutarán de la vida que han decidido vivir, mejor o peor, más o menos dura pero sobre todo libres.

Pero no todo es maravilloso, también se nos muestra el lado más sórdido y oscuro de un mundo por entonces muy marginal. La prostitución, las agresiones, las vejaciones. Un mundo el de la transexualidad que todavía era perseguida en España por la policía tanto por la ley de vagos y maleantes, como por la ley de peligrosidad social . Un país donde la homosexualidad seguía considerándose una enfermedad y a los homosexuales unos desviados.

 


La historia de Mario y Dorín es la de tantas y tantas personas que tuvieron que vivir dos vidas una de cara a su familia y a sus vecinos y otra vida clandestina. Es un relato crudo y descarnado pero contado con enorme delicadeza y sensibilidad. Durante 90 minutos acompañamos a Mario en el trepidante viaje desde su pueblo hasta Barcelona, una montaña rusa de emociones y sentimientos. Pasa de una mundo en blanco y negro a uno en color con la inestimable colaboración de Dorín que es un auténtico torbellino en su forma de entender la vida.


Carolina Román, autora, entre otras obras, de En construcción y Adentro es la encargada tanto del texto original como de la dirección. Excelente la dramaturgia, una historia muy bien relatada. Una historia cruda, dura que te atraviesa el alma, pero contada con una enorme delicadeza y con grandes dosis de dulzura. Es un trabajo enormemente complicado contar una historia de dos personas, cuando lo que se quiere contar no es algo tangible. Cuando lo que nos quiere transmitir son fundamentalmente sentimientos, frustración, sueños, rabia, esperanza… pero Carolina consigue desnudar a los protagonistas hasta enseñarnos su alma.

 


Como señalaba, también se encarga de la dirección que va muy de la mano del texto -no sólo por haberse encargado de las dos cosas- si no porque consigue un resultado muy compacto. Impecable el detalle de las jaulas de las palomas en la casa del pueblo de Mario. Unas jaulas que paradójicamente son su refugio y a la vez su propia “cárcel”. El resultado es en definitiva una hermosa historia sobre la elección de ser quien se quiere ser, sin tener en cuenta los convencionalismos sociales ni la presión de los que nos rodean. Haciéndonos partícipes del viaje interior que llevan a cabo los protagonistas que buscan encontrar el equilibrio entre su vida y su identidad.

 


Impecable la escenografía de Alessio Meloni, donde con una serie de bloques de jaulas de pájaros recrea a la perfección los distintos entornos por los que va transcurriendo la vida de nuestros protagonistas. Desde el palomar de Mario en su pueblo, pasando por los lúgubres rincones de la noche de Barcelona. Se completa con una serie de lámparas colgantes creadas también a partir de jaulas que crean un espacio muy potente.

En cuanto a la cuidada iluminación de David Picazo complementa a la perfección el espacio escénico, convirtiendo el palomar original en un edificio con un resultado espectacular.

Para acabar de cerrar el círculo y conseguir un conjunto muy compacto, destaca el trabajo de Nelson Dante con el espacio sonoro donde el constante gorjear de las palomas de la primera parte de la obra, se ve continuado con una genial recreación del ruido de la ciudad. Finalmente poner el acento en el gran trabajo desarrollado por Cristina Rodríguez con el vestuario.



El elenco lo forman Kike Guaza y Nacho Guerreros, dos soberbios intérpretes que nos regalan unos trabajos impecables. Guaza demuestra su enorme versatilidad al interpretar a distintos y variopintos personajes Joaquín el hermano de Mario, Alberto su primo y sobre todo Dorín, con gran solvencia. Extraordinaria tanto la escena de cabaret que realiza partiendo desde uno de los palcos, como el cuidado y elegante striptease que nos brinda. Su interpretación es una auténtica clase magistral, un maravilloso cambio de registros en cuestión de segundos.

Junto a él, Nacho Guerreros da vida a Mario, un personaje y una actuación fabulosa. El contrapunto perfecto a su compañero Kike. Un Mario contenido, lleno de dudas e inquietudes que expresa con su mirada tanto o más que con la palabra. Un Mario frágil, tierno con el que empatizamos con facilidad. Nos hace llegar con gran realismo su dualidad, la lucha interior entre Marion que quiere salir y Mario que está ahí para evitar que Marion sea visible para todos. Por su trabajo en esta obra ambos actores fueron nominados a los Premios Max.



En definitiva una deliciosa y conmovedora historia, sobre nuestro reciente pasado. Una obra imponente que nos helará el alma y nos descubrirá a dos actores maravillosos. Una historia que se nos quedará impregnada en el alma. Una pequeña joya que podemos disfrutar una vez más, en esta ocasión en el Teatro Pavón. Sin duda, el mejor plan para este verano.

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Teatro: Teatro Pavón
Dirección: Calle Embajadores 9.
Fechas: Del 12 al 30 de Julio. De Miércoles a Sábado a las 20:00. Domingo a las 19:00. Duración: 1hora 30 minutos.
Entradas: Desde 16€ en elpavonteatro.


FICHA ARTÍSTICA

Dramaturgia y dirección: Carolina Román
Reparto: Kike Guaza y Nacho Guerreros
Ayudante de dirección: Olga Margallo
Diseño de Escenografía: Alessio Meloni (AAPEE)
Luz: David Picazo
Diseño sonoro: Nelson Dante
Diseño de Vestuario: Cristina Rodríguez
Ayudante de Vestuario: Unai Mateos
Fotos: Bárbara Sánchez Palomero
Fotografía cartel: Sergio Parra
Diseño de caracterización: Chema Noci
Producción: Henar Hernández
Director de Producción: Fabián Ojeda
Producción: Producciones Rokamboleskas



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