La Compañía Nacional de Teatro Clásico y el Teatro de La Abadía vuelven a colaborar para presentar "Vuelan palomas" un texto de José Luis Gómez y Javier López Huerta basada en sermones religiosos desde el siglo XVII. En definitiva arte de sermones para tiempos inciertos.
Si en una de las últimas reseñas que escribía,
hacía mención a las pocas ocasiones que tenemos de acudir a recitales de poesía,
que decir de una obra cuyo origen son sermones religiosos. Puedo asegurar sin
temor a equivocarme que es la primera vez en mi vida que he acudido a ver un
espectáculo basado casi en su integridad en sermones religiosos.
Quizás hoy día este género ha quedado muy en
desuso dada la cada vez menor influencia de la religión en la vida social y
cultural; pero hubo momentos en que a través de dichos textos se ordenaba, se
mandaba y se organizaba el mundo y la sociedad.
Hubo muchos momentos a lo largo de nuestra historia que desde un púlpito se marcaban las directrices que iban a regir en nuestra sociedad e iban a marcar nuestra convivencia. La persecución a los musulmanes, la expulsión de los judíos, la sumisión al más absoluto de los silencios y al ostracismo de las mujeres se gestaba en dichos escritos.
Y es eso lo que nos encontramos en Vuelan palomas desde su Introito con un sermón de Juan de Espinosa -conocido por el lunarejo_ en 1632 en Cuzco siguiendo con sermones pronunciados en la catedral de Cuzco.
Continúan con Sebastián de Covarrubias quien fuera capellán de Felipe II.
Junto a ellos como no podía ser de otro también
tuvieron mucha trascendencia los escritos de Lutero y Calvino.
En esa época era un campo exclusivo de los hombres, quedando limitado el papel de la mujer a expresarse a través de la oración, el canto y la confesión.
A continuación hace su aparición María Calderón -conocida popularmente como la Calderona (madre de Juan José de Austria).
En la parte II, Fuego y martillo secreto es el momento
de Vicente Ferrer Miquel. Estamos en 1350 y los predicadores vienen a ser los
pregoneros de Dios.
Por este periodo pasan la Madre Teresa de Cartagena
y Pablo de Santamaría, un judío converso obispo de Cartagena y de Burgos.
En la parte III -Lumbre de amor- el protagonismo es para María de Cazalla, hija de conversos y seguidora de Erasmo. Estuvo presa en Guadalajara por luterana y “alumbrada”. Los alumbrados fueron un movimiento religioso perseguido por la Inquisición por sus vínculos con el protestantismo.
En la parte IV -Teatro de la muerte, no hay predicadores con la muerte se produce una de las escenas que más me ha gustado de toda la obra, el descendimiento de la cruz.
En el cuadro V hombres necios aparece Sor Juana Inés de la Cruz. Por último, en el Epílogo Ay España, España los lamentos del predicador llegan hasta nuestro tiempo.
Ya entrado el siglo XX surge la polémica que vivió
Sánchez Albornoz con Américo Castro y van apareciendo los nombres de los grandes
pensadores del siglo pasado Ortega, Gregorio Marañón hasta llegar a la gran María
Zambrano.
Maravilloso el trabajo de Elisa Sanz con una escenografía impecable, una serie de telas a modo de muros, alternadas por el escenario con unos agujeros simétricos que van creando distintas atmósferas en función del color de la luz que las ilumina.
Iluminación de la que se encarga Raúl Alonso que con los juegos de luz va creando la atmósfera tenebrosa y lúgubre que el sermón requiere.
Muy cuidado el vestuario de Deborah Macías
y sobresaliente el trabajo de Alberto Granados en la composición
musical y el espacio sonoro. Me gustó mucho darle protagonismo situándole en la
zona trasera del escenario en la parte central para darle visibilidad a su
trabajo, un trabajo que en la mayoría de las ocasiones se realiza en el
anonimato.
Por último quiero destacar el delicado trabajo de Mar Navarro con la expresión corporal, simplemente maravilloso.
El texto
de la obra se lo debemos al maestro Jose Luis Gómez y a Javier Huerta
Calvo. Una muy cuidada selección de
autores y textos que nos ayudan a entender tanto los tiempos en los que fueron
escritos dichos sermones como la evolución de los mismos.
Respecto
a la idea de llevar a escena esta obra José Luis Gómez explica ‘Me percaté
de que los sermones no habían servido únicamente para el desarrollo de la
lengua, sino también para perseguir judíos, protestantes, alumbrados,
alumbradas y musulmanes’ y añade “en la pieza ha destacado su firme
compromiso con la memoria democrática, esa memoria desmemoriada para lo que le
conviene y pertinaz en repetir sus eslóganes y meter con calzador casos y cosas
como la inmediata posguerra con sus consecuencias terribles para los
heterodoxos como fue el exilio encarnado en la filósofa María Zambrano”.
En resumen una obra imprescindible por la peculiaridad del texto como por la oportunidad de acercarnos a una parte de la literatura menos conocida de nuestro país, pero que nos ayuda a entender la evolución sufrida como país.
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Ficha artística y técnica
Reparto: Clemente García, Alberto Granados, Roberto Mori, Lidia Otón y Marcos Toro.
Texto: José
Luis Gómez y Javier Huerta Calvo.
Escenografía:
Elisa Sanz.
Iluminación:
Raúl Alonso.
Vestuario:
Deborah Macías.
Composición
musical y espacio sonoro: Alberto Granados.
Maestra
de cuerpo: Mar Navarro.
Videoescena:
Jorge Vila.
Ayudante
de dirección: Álvaro Nogales.
Ayudante
de producción: José Luís Sendarrubias
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