El Teatro Infanta Isabel nos ofrece la posibilidad de volver a disfrutar durante tres únicas funciones de la obra El caballero incierto. A partir de uno de los personajes de La carne - la novela de Rosa Montero- Laila Ripoll nos descubre la apasionante historia de Josefina Aznárez.
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Cuando se abre el telón aparece el salón de una casa
cuyo estilo y mobiliario nos traslada a finales del siglo XIX.
En seguida sale una mujer a escena que se dirige al
público que ha acudido a una reunión con Luis Freeman.
Se trata de Josefina Aznárez que nos atiende
mientras Luis su marido intenta recuperarse de una de las terribles jaquecas
que padece últimamente.
Como decíamos el es Luis Freeman un escritor e
intelectual de origen cubano con cierto prestigio internacional que después de estudiar
en Estados Unidos ha acabado llegando a Europa, concretamente a Santander.
En esa primera escena Josefina nos va poniendo en
antecedentes, la llegada a Santander en 1892 del señor y del revuelo que se
formó entre la burguesía cántabra. Todos pugnaban por invitarle a sus casas y
que estuviera en sus fiestas.
Tal era su fama en aquella época que llegó a ser
retratado por un conocido artista en una célebre pintura titulada “El caballero
incierto”.
A los pocos minutos finalmente aparece Luis Freeman. Vestido con un impecable traje blanco y un bastón, nos envuelve en seguida con su gran elocuencia salpicada de palabras y expresiones en inglés.
Se pasea con elegancia por la sala; se enciende un
habano y se toma una copa de brandy.
Nos cuenta sus orígenes y como fue su primer
encuentro con Josefina y como se desarrolló su relación amorosa. Nos irá
contando la historia que hay detrás de ambos e iremos descubriendo los sueños y
las inquietudes de Josefina y Luis, de Luis y Josefina.
El caballero incierto nos cuenta la sorprendente
historia de Josefina, una mujer adelantada a su época con una vida apasionante.
Una persona muy inquieta culturalmente, que con apenas 18 años ya había leído la
cuidada biblioteca de su padre.
Josefina se nos muestra como una escritora de gran
talento que debido a las limitaciones a que estaban sometidas las mujeres de su
época, se ve obligada a crear un personaje masculino para conseguir el reconocimiento
y el éxito que el simple hecho de ser mujer le niega.
La vida y la historia de Josefina es la de tantas y
tantas mujeres que una sociedad dominada en todos los ámbitos por los hombres silenció
y cuyo única salida fue el de hacerse pasar por un hombre.
Todo
esto que podemos disfrutar ahora tuvo su origen en 2016 cuando Silvia de Pé
leyó La carne, novela de una de sus escritoras favoritas Rosa Montero.
Silvia
contaba que “Cuando leí
que Josefina Aznárez era un personaje inventado por Rosa, me hizo sentir
decepcionada y emocionada a partes iguales. Había que hacer algo con esa
maravilla de personaje y con ese impulso le escribí un email al que ella
respondió unas pocas horas después. Así empezó todo. Fue un impulso absoluto e
irracional. Pero había que hacerle justicia a Josefina, había que darle voz,
dignidad y un escenario. Josefina es una mujer muy inteligente, es una luchadora que
busca su libertad y hace todo lo posible por conseguirla”,
explica. “El camino
andado ha sido largo, como los buenos guisos, y emocionante. No podía ser de
otra manera. A veces, también, doloroso”.
Tomando
como inspiración un personaje de la obra La carne de Rosa Montero, Laila
Ripoll es la creadora de la dramaturgia. Un monólogo maravillosamente
escrito que sirve como homenaje a todas las Josefinas del mundo; a las miles y
miles de mujeres silenciadas, condenadas al ostracismo y al olvido.
El
caballero incierto es una alegato contra la histórica desigualdad sufrida y que
siguen sufriendo las mujeres, las vicisitudes y triquiñuelas que tuvieron que
hacer para poder ser algo visibles.
Es una
historia sobre la imaginación como mecanismo para poder dar rienda suelta a su
creatividad e intentar en la medida de lo posible tener una vida un poco más
libre.
Es
imposible no plantearse la cantidad de talento y creatividad que se perdió y
enterró entre esos muros de intolerancia e incomprensión.
La
dirección corre a cargo de Alberto Castrillo-Ferrer y José Recuenco,
que con su notable trabajo crean una atmósfera de suspense a lo largo de toda
la historia que engancha mucho. Impecable el ambiente que han conseguido crear,
recreando a la perfección la época en la que se desarrolla la historia. Sobresaliente
el espacio escénico obra de Anna Tusell, con un salón con muebles
de época coronados por un gramófono donde suenan grabaciones de Bellini.
Destaca
también la labor en la iluminación de Juan Gómez-Cornejo que ha
conseguido una atmósfera de misterio muy adecuada para la trama de la obra.
Imprescindible
también la aportación en el vestuario de Arantxa Ezquerro, así
como de David Angulo en la composición de la música original y el
espacio sonoro.
Silvia
de Pé
es la encargada de dar vida a Josefina y Luis. Un trabajo donde interpreta a
los dos personajes de la historia, con la consiguiente exigencia tanto física
como mental. A lo largo de la representación demuestra una enorme versatilidad
y un enorme control de los personajes y del escenario.
Su trabajo es impecable, destacando sobre el resto la escena final donde nos ofrece una versión de JeKyll y Hyde simplemente espectacular.
Una obra que vuelve a incidir en uno de los grandes retos que tenemos como sociedad que es acabar de sacar del ostracismo y la oscuridad a tantas y tantas Josefinas. Que poco a poco se vaya haciendo justicia y su historia sea conocida por las generaciones actuales y futuras.
A pesar de llevar sólo unos pocos días del año se trata sin duda de una de las obras del año, baste decir esto para que no se la pierdan.
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Teatro: Infanta Isabel
Dirección: C/ Barquillo, 24.
Fechas: 27 de diciembre, 3 y 10 de
enero.
Entradas: Desde 16 €.
Ficha artística y técnica
Dirección: Jose Recuenco y Alberto Castrillo-Ferrer.
Texto de: Laila Ripoll, basado en un
personaje de la novela La carne de Rosa Montero.
Idea original:
Silvia de Pé.
Reparto: Silvia de Pé.
Diseño de espacio escénico:
Anna Tusell.
Diseño de iluminación:
Juan Gómez-Cornejo.
Espacio sonoro y música original:
David Angulo.
Diseño de vestuario:
Arantxa Ezquerro.
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