Teatro: Feriantes. Teatro María Guerrero

La feria nos lleva a nuestra niñez, a aquellos veranos eternos en los que la llegada de los feriantes era el acontecimiento por excelencia de esos meses de asueto. Muchos recuerdos, todos felices, entre algodones de azúcar y luces de colores, entre coches de choque y tómbolas, entre el griterío de los feriantes y las carreras de los niños, con su desbordante emoción ante el gran evento. Aunque ya no son lo que fueron, todos tenemos la añoranza de esos lugares, que nos hacían disfrutar con la emoción de lo novedoso, haciéndonos viajar a lugares desconocidos y viviendo experiencias únicas.


Un fabuloso homenaje a un gremio tan denostado como los titiriteros (fabuloso el paralelismo que hacen en la obra), tan menospreciado como los artistas de circo, pero que nos han hecho disfrutar a toda la familia. Una forma de vida, entre lo nómada y lo comunitario, ideas de otra época en la que todo era más cercano y sencillo. Me gustó especialmente la reflexión que dice que a la feria antes se iba a disfrutar y ahora se va a consumir. Desgarrador y contundente descripción de la sociedad actual. Pero no piensen que estamos ante un montaje sesudo e intenso, todo lo contrario. Nos adentramos en esta feria para disfrutar como cuando éramos niños, con la emoción a flor de piel y la sonrisa inamovible durante toda la obra. Embriagadora, emotiva, disfrutona, genial.



Esta deliciosa creación es pura artesanía teatral, muy cercano a lo que era el mundo de los feriantes que recorrían nuestro país de cabo a rabo para llevar la diversión a todos los pueblos, por pequeños y alejados del mundo que estén. El Patio Teatro se ha convertido en compañía referencia del panorama nacional. Aún recordamos el éxito que obtuvieron en pasado mes de Noviembre en el Espacio Quinta de los Molinos con su espectáculo "Entrañas", dentro del Festival de Otoño. La compañía, creada por Izaskun Fernández y Julián Saénz López allá por 2010, nace de la necesidad de acercar al público historias que surgen de su emoción ante lo cotidiano y que son la excusa para la búsqueda de un lenguaje propio que les ayude a contarlas sobre un escenario. Esta búsqueda les ha llevado a refugiarse en los objetos y en la vida de los mismos, en el pequeño formato, en el barro, en sus propias manos… Y damos fe de que han conseguido, desde los objetos, plasmar con gran sensibilidad y ternura, todas esas cosas que les inquietan y les emocionan. En el año 2021 fueron galardonados con el premio El ojo crítico de Teatro.


Esta pieza de orfebrería es esencia pura de la compañía, con la mezcla perfecta entre el teatro de objetos y la narración oral, en ese lugar que emociona por igual a niños y a mayores. Con este espectáculo, el quinto como compañía tras "A mano", "Hubo", "Conservando Memoria" y la ya citada "Entrañas", se consolidan con la idea clara de divertir y hacer reflexionar a partes iguales. La familia ha crecido. Por primera vez Izaskun y Julián (responsables, como es habitual en sus obras, de la dramaturgia y la dirección)  se complementan con otros dos actores para dar forma a esta deliciosa barraca de feria ambulante en la que nos contarán la esencia de un gremio unido a las carreteras y al imaginario colectivo. Un viaje colectivo que nos emociona y nos hace rememorar tiempos pasados.




El proyecto nace en Logroño en Mayo de 2022, donde se presentó Dramawalker y el Centro Dramático Nacional le propone a la compañía participar de la propuesta. El Patio Teatro comenzó a dirigir contando con un grupo de personas que convirtieron este trabajo, en una experiencia inolvidable, que todavía resuena en la memoria de la compañía. Para ellos muchas de las entrevistas e investigaciones que realizamos, como primera parte del proceso, podrían habernos llevado a lugares que requerían de una investigación más minuciosa para poder dar con historias, con la fuerza suficiente, para saltar a las tablas del teatro. De todas esas posibles historias nace esta en torno al mundo de los feriantes y de los cientos de familias que se dedican a ello.




A mitad de camino entre la fábula y el teatro documento, con reminiscencias evidentes al teatro de Xavier Bobés, la historia y la ejecución de la obra nos sorprende, nos hipnotiza, nos divierte con sus fantásticas propuestas, con su barraca infinita en la que cabe el mundo entero, con una originalidad a la hora de componer las escenas propia de aquellos feriantes de los que hablan. Con la delicadeza de las cosas hechas con esmero, con la ternura y el respeto por lo que cuentan, estos creadores nos hacen revivir todo lo que les han contado, con la emoción de un niño y la precisión del que no quiere dejar nada sin contar. La pieza se desarrolla de forma fluida, entretenida, dejándonos píldoras de reflexión sobre las tradiciones perdidas y lo que hemos perdido con tanta evolución y tanto consumismo desmedido.  





Es este un respetuoso y sentido homenaje a la feria y a los seres que la habitan, pero también a cada una de las piezas que componen ese entramado de diversión: a las barracas y al bingo, a la chochona y a la noria, a los coches de choque y al algodón de azúcar, al tiro al blanco y a todos esos cacharritos que poblaban cada uno de los puestos. Y sobre todo, la reverencia ante esas personas que han entregado su tiempo vendiendo ilusión y diversión por todos los pueblos y ciudades de España. Un homenaje que se convierte en un interesante recorrido por la historia más reciente de este país nuestro, tan acostumbrado a demonizar a ciertos colectivos. Como ellos mismos reconocen, es nuestro intento de llevar a escena una feria y que el público salga del espectáculo con la sensación de haber pasado una tarde en las barracas.

 

Toda esta deliciosa propuesta la llevan a escena Alejandro López, Julián Sáenz-López y Diego Solloa, tres actores en estado de gracia a los que les nota el disfrute en lo que hacen. Los tres compaginan a la perfección la narración y la manipulación de los objetos, el canto y las precisas coreografías. Con la sencillez y la frescura de quien se sabe en algo grandioso, los tres actúan con la precisión que requiere esta pequeña gran obra de ingeniería escénica. Una pieza aparentemente sencilla que va creciendo, expandiéndose, desdoblándose en miles de lugares, para mostrarnos la infinidad de pequeñas joyas que pueblan las ferias.



Esa increíble escenografía ha sido creada por ellos mismos, por El Patio Teatro, desde ese gran trabajo de investigación con los feriantes. Es maravilloso ver la infinidad de mundos que caben dentro de ese pequeño escenario de madera que vemos cerrado al acceder a la sala. Un elemento (o miles de pequeños mundos en uno, como si de una gran matrioska se tratase) que acaba convirtiéndose en el protagonista principal de toda la obra. Es necesario hablar también de la cuidada iluminación, jugando con las luces y las sombras, que nos lleva al pasado con asombrosa naturalidad. El montaje cuenta también con la fantástica música de Nacho Ugarte y el divertido vestuario creado por Martín Nalda y Amparo Cámara.


En definitiva, estamos ante una pequeña joya que entretiene, divierte, sorprende, emociona, en un delicioso homenaje a todas esas familias nómadas que vivían en sus camionetas recorriendo todo el país para hacernos la vida más feliz. El Patio Teatro consigue plasmar todo el mundo de los feriantes y la alegría de las ferias. Pero aún más importante, nos hacen disfrutar y hacernos la vida un poco mejor durante una hora. Maravilla que ha agotado en cuestión de días todas las entradas. Esperemos que regresen pronto para que mucha más gente pueda disfrutarlos. Y mientras, los veremos subirse de nuevo a su carromato para seguir recorriendo las carreteras y haciendo disfrutar a las gentes de las ciudades y los pueblos.
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Teatro: Teatro María Guerrero. Sala de la Princesa.
Dirección: Calle Tamayo y Baus 4.
Fechas: Del 10 al 28 de Enero. De Martes a Domingos a las 18:00.
Encuentro con el público: 16 de Enero. 
Duración: 1 hora aprox.
Entradas: Desde 6€ en entradasinaem


EQUIPO

Creación
El Patio Teatro

Texto y dirección
Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López

Reparto
Alejandro López, Julián Sáenz-López y Diego Solloa

Escenografía e iluminación
El Patio Teatro

Vestuario
Martín Nalda y Amparo Cámara

Música
Nacho Ugarte

Construcción
El Patio Teatro

Fotografía
Luz Soria

Tráiler
Macarena Díaz

Diseño de cartel
Equipo SOPA

Producción
Centro Dramático Nacional y El Patio Teatro


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