Tres almas perdidas se encuentran en la noche y comienzan un proceso de autodestrucción en el que se van retroalimentando, creando su pequeño mundo en el que se manejan entre sexo, drogas y alcohol, a lo largo de la noche madrileña de los años noventa. En esta espiral de autodestrucción iremos descubriendo que fue de ellos, desde la perspectiva de los años pasados.
Todo comienza en una noche de fiesta por las bulliciosas calles de Malasaña, entre canciones de grunge y alcohol, entre bailes y miradas furtivas que acaban en una apasionada noche de sexo entre tres personas que cabalgan la noche con muchos sueños por cumplir y muy pocas certezas sobre como conseguirlos. Vidas al límite que aceleran la vida sin mirar atrás, sin pensar en las consecuencias de tanto desenfreno y tanta noche adulterada.
Esta pieza se presentó en el Festival A4Bandas, allá por el mes de Noviembre del pasado año. Este certamen es una colaboración de Factoría Jarama con Nave 73 para promocionar a varias compañías emergentes. La posibilidad de mostrar su trabajo escénico en proceso de creación. Dos de esos montajes fueron elegidos para que presentarán su trabajo final en los meses de Febrero y Marzo de este año. "Diario de un casi" ha sido la primera de ellas. El mes de Marzo se estrenará "Ninguna planta es de interior", que se podrá disfrutar del Miércoles 6 al Viernes 15.
Esta adrenalínica propuesta ha sido escrita y dirigida por Brel Martínez. El texto nos acerca, con su exquisita banda sonora, a los festivos años noventa, donde la juventud se exprimía al máximo y no se pensaba demasiado en el futuro. Tres jóvenes experimentan con sus cuerpos, de desinhiben, se dejan llevar por sus instintos, para meterse en una encrucijada de la que no tendrán mucha salida. Un enigmático texto que nos va mostrando, a base de continuos saltos en el tiempo, la historia de estos noctámbulos, que se va reconstruyendo ante nuestros ojos como si de un rompecabezas se tratase.
La historia discurre en varios planos, cada uno de ellos con una textura y un ritmo muy bien definidos. La noche en que comenzó todo, llena de adrenalina, sexo y alcohol, la historia que vivieron los tres protagonistas, en una continua huida hacia adelante en la que lo importante es pasarlo bien y no pensar en las consecuencias. Esta etapa, la más amplia de la obra, nos va mostrando las grietas que se van formando entre esa fortaleza que formaron los tres en su piso destartalado, avistando la ciudad desde la azotea con la última cerveza antes de irse a la cama. La tercera de las etapas, mucho más calmada, es el reencuentro de las protagonistas años después, momento en el que comienzan a encajar las piezas que ambas desconocen (o han querido olvidar) sobre su ruptura.
La historia tiene como eje principal la organización, por parte de esta peculiar banda de delincuentes, de un atraco que les hará millonarios (en sus cabezas se veía espectacular) y con el que podrán dejar la vida que llevan en estos momentos (algo que en el fondo no desean). Son muchos los otros temas que pivotan alrededor de ellos y que van tomando incluso más fuerza que el "negocio" que tienen entre manos. El hastío de toda una generación se refleja en ellos. Esos jóvenes a los que les prometieron una vida sencilla y se encontraron con toda la incomprensión y las trabas que nadie les había contado. Ellos se refugiaron en la noche para huir de todo lo que era la realidad que les habían edulcorado. Mientras la noche les consume, ellos miran con desdén el mundo desde su azotea.
Estas tres almas perdidas son interpretadas por el propio Brel Martínez, al que acompañan en escena Jey Nazaré y Clara Oliver. Un trío que funciona de maravilla, con los roles perfectamente asignados a cada uno de los personajes. Destacaríamos, por encima del resto, la soberbia interpretación de Clara Oliver, que nos regala un personaje que evoluciona dolorosamente (y por momentos muy a su pesar) a lo largo de la obra. Ella entra y sale de escena para hacer las veces de narradora (siempre desde el personaje), creando un personaje lleno de aristas y diferentes capas, que le duelen cada vez que tiene que mostrarlas. Una interpretación impecable a la que sus compañeros de elenco acompañan para profundizar en todos esos matices de su personaje.
Y todo ello ocurre en una sencilla escenografía, diseñada por Clara Oliver (que también se encarga de la dirección de arte), que divide el espacio en dos partes que nos lleva, de manera muy sutil, del apartamento donde viven los jóvenes a los locales donde exprimen cada noche. Fundamental para este cambio de escenario dentro del mismo espacio es la cuidada elección de la iluminación, a cargo de Atreverse Cía, responsables también del sonido que lo envuelve todo y nos devuelve a aquella década de contrastes que fueron los años noventa.
En definitiva, estamos ante una interesante propuesta, que nos emociona y nos divierte, que nos duele y nos trae muchos recuerdos de aquella época. Una historia que podría ser el guion de una road movie americana, pero con tintes de películas de aquella época que retrataban a esos jóvenes al límite, como fueron las aclamadas "Historias del Kronen", "Todo es mentira", "Báilame el agua" o "Barrio". Un retrato de la denominada Generación X, a la que se le prometió el mundo pero la que acabó dándose de bruces con la cruda realidad. Una deliciosa historia de adicciones, amor, búsqueda y amistad. Esperemos que vuelvan pronto.
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Teatro: Nave 73
Dirección: Calle Palos de la frontera 5.
Fechas: Del 21 de Febrero al 1 de Marzo. Miércoles y Jueves a las 20:00 y Viernes a las 19:30.
Entradas: Desde 7€ en Nave73.
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