Así como el ferrocarril Liverpool-Manchester era impulsado exclusivamente por su fuerza motriz, suponiendo el fin de un tiempo doloroso y oscuro, las intérpretes de esta obra utilizan una fuerza desconocida y aparentemente inagotable para iluminar la historia de forma socarrona e inteligente.
El 23 de abril, día del libro, en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero, se ilumina el pasillo central. Empieza la representación en un tono sosegado, intimista, en un escritorio con luz tenue. Con dos micrófonos, a modo de espectáculo radiofónico, nos dan una visión liberadora, el fin del sufrimiento animal, la aparición del tren, porque después de todo, es de lo que hemos venido a hablar, de trenes.
¿Y qué tienen que ver los trenes con Fernando VII?, ¿y las guerras carlistas?, ¿la regencia de la Reina María Cristina?, ¿la reina niña, Isabel II?, ¿Sor Patrocinio?, ¿el Estatuto real de 1834?, ¿el marqués de Salamanca? Y sobre todo, ¿cómo es posible que nos riamos en medio de semejante lección de historia? Porque hay un relato sagaz, cómplice con el público, divertido.
La guerra sucia no es un invento actual, las campañas de desprestigio existen desde que el mundo es mundo. ¿Por qué una monja relató que se le había aparecido el demonio en sueños, la condujo al Palacio Real de Aranjuez y ante una bebé le dijo “es mi hija”?
¿Por qué algunas alianzas tienen más de utilidad que de lealtad? Te apoyo porque te necesito, no te hago caer porque caigo contigo. Te promociono porque te quiero lejos, te encumbro porque te considero débil.
¿Se le ocurre algún caso en el que un hijo haya entregado a su progenitor por salvaguardarse?
¿Y qué hay de las obras de ingeniería legal? ¿Qué le ocurre al que denuncia la artimaña? Tramas tan serpenteantes como las vías del tren.
¿Se imaginan a Isabel II bailando?, ¿Y a María Cristina firmar la Constitución de 1812 como si estuviera en Roland Garrós? Sí, todos esos gestos tan disparatados como pertinentes tejen el entramado de la obra.
Esther Isla y Paloma Córdoba son eléctricas, frescas, seductoras, inocentes, adalides del capitalismo, pobres criaturas que temen por su cabeza.
Vayan a verla, por ellas, y me dicen si son capaces de sostenerle la mirada a Esther, peluca mediante. Si son capaces de reprimir la risa y la admiración, pero sobre todo vayan por los trenes, siempre por los trenes.
EQUIPO
Texto
Joan Yago
Adaptación para dos actrices y dirección
Beatriz Jaén
Reparto
Paloma Córdoba y Esther Isla
Escenografía
Pablo Menor Palomo
Iluminación
Enrique Chueca
Vestuario
Leonora Lax
Espacio sonoro
Pepe Alacid
Videoescena
Elvira Ruiz Zurita
Asesoría de movimiento
Natalia Fernandes
Ayudante de dirección
Fernando Lorenzana
Ayudante de vestuario
Laura Cosar
Diseño de cartel
Equipo SOPA
Producción
Centro Dramático Nacional
Durante la función se hace uso de luces estroboscópicas. Se fuma con vapeador.
Texto escrito en el marco del programa de Residencias Dramáticas del Centro Dramático Nacional durante la temporada 2020-2021
Este espectáculo se estrenó la temporada pasada y se exhibió del 14 de octubre al 13 de noviembre de 2022.
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