El Teatro de La Abadía despide la temporada (con la nueva presentada en estos días) con uno de los montajes más esperados del año. Un trío de lo más interesante el formado por Cavestany (autor y director), Gutiérrez y Bermejo. Con la esencia de Animalario sobrevolando el ambiente (los tres trabajaron en la legendaria compañía), el montaje nos llamó la atención desde que se dio a conocer su programación, hace casi un año. Una pieza divertida, mordaz, con ese humor que caracteriza la obra del autor y con la maestría de estos dos grandes de la escena nacional. Llegamos al teatro con la emoción de asistir a un evento por el que llevamos esperando todo el año. La obra, como era de esperar, no defrauda y salimos de la sala emocionados.
En el 2008 Juan Cavestany escribió y dirigió esta obra, así que podríamos pensar que está desfasada… Pero, por desgracia para nuestra sociedad, nada que ver. ¡Es una obra totalmente actual! Supuestamente va sobre el intento de comprar un traje por parte del personaje de Javier Gutiérrez, pero solo es la excusa (Macguffin para los que les gusta el término inglés) para poner a los personajes en una habitación, una situación y un tiempo concreto.
El
humor negro (negrísimo) que
desprende la obra, la crítica a la
sociedad de consumo, a las apariencias por pertenecer a una clase social para
mantener el trabajo, a mostrar mucho más interés por nuestro físico en vez de
nuestro psique (la historia del hijo de Javier Gutierrez es desternillante), y
sobre todo a la soledad que genera este mundo que va muy rápido y que no
permite un instante para pensar, evaluar la situación y decidir en consecuencia
el camino a seguir. La urgencia no ayuda a nadie y mucho menos a los personajes
de “El traje” que no se detienen un instante para reflexionar sobre lo que les
ocurre, y esto hace que sea tan
divertida y tan dramática al mismo tiempo.
Y el caso de Javier Gutiérrez es similar. Al interpretar a un hombre corriente puede que no nos sorprenda, pero hacer creíble a una persona “normal” no es tan normal. Lo malo, es que Javier Gutiérrez nos ha acostumbrado a verle siempre magnífico, porque hace que lo difícil sea fácil.
La
obra es una producción de Vania, Producciones Off y Carallada. No vi la obra
en el 2008, pero en esta versión deja de lado la corrupción política (que
parece que era central en el estreno) para investigar más sobre la corrupción
del alma, de la soledad … y evaluar si podemos o cómo podemos cambiarlo.
Además, la escenografía diseñada por
Mónica Boromello propone un espacio frío y aséptico muy efectivo. No me extraña que esté
nominada a Mejor Autoría Teatral en los Premios MAX, porque es una obra muy
completa.
Concluyendo, si quieres ver una obra desternillante, en la que te ríes pero a la vez estás sintiendo una pena tremenda por las miserias humanas que muestra (y es que la sociedad les devora), si quieres que te pellizque en corazón y que al salir tengas un diálogo sobre tantos temas de los que trata, ésta es tu obra.
Ficha artística
Texto y dirección: Juan Cavestany
Reparto: Luis Bermejo y Javier Gutiérrez
Ayudante de dirección: Nacho Redondo | Marlene Michaelis
Diseño de escenografía y vestuario: Mónica Boromello
Espacio sonoro: Nick Powell
Diseño de iluminación: Eduardo Vizuete
Fotografía e imagen: Sergio Parra | Eva Ramón
Diseño gráfico de la compañía: Rubén Salgueiros
Producción y administración: Andrea Quevedo
Dirección de producción: Ana Guarnizo
Producción ejecutiva: Mónica Regueiro | Carles Roca
Producción: ProduccionesOff, Vania y Carallada