Daniel Molina al piano entona las primeras notas del maestro Serrat mientras se alza el telón del Infanta Isabel en este homenaje al poeta, a la persona, al luchador. A Miguel Hernández… “Dale agua al molino… dale que dale”. El viento comienza a soplar y en una cárcel de humo aparece el lugar donde se consumieron los últimos años de Miguel, buscando ese pleno, ese descuento fantasma en algún tétrico concurso sin vencedores ni vencidos, como aquella maldita guerra que nos consumió. “Sueño en un mundo feliz y transparente”.
Así comienza este repaso a la vida de Miguel Hernández, apoyado en las canciones que Joan Manuel Serrat publicó en los setenta, reivindicando a uno de los grandes, a un hombre libre en un mundo donde no lo era. Miguel Hernández murió en la cárcel al finalizar la Guerra Civil. Se nos muestra la vida de este poeta del campo, donde las canciones hablan, donde las canciones son el eje de sus ideas, sus escritos, sus pensamientos y su vida, recreada paso a paso , entra nanas, elegías, heridas o yuntas. Risas de miseria y arrayanes de pobreza de Miguel y sus versos. Cien minutos donde asoma ese poeta que quería volar, que dejó su pena su tierra natal, con su Josefina del alma, porque “En Orihuela ya no queda nada para mí. Madrid me espera”, donde descubrió las miserias de la gran ciudad, de un mundo de los demás, de la hostilidad en ocasiones de lo complejo frente a lo desconocido, que no lo deja emerger. Un poeta siempre debe perseguir sus sueños, porque un poeta es sueño.
Daniel Ibáñez da vida a la vida, da vida a este cabrero que no paraba de sufrir en estas escalera de ilusiones y horror. Nos relata de una manera muy horizontal los avatares de Miguel Hernández en la España que le consumió, como decía Josefina “Que pesado se está poniendo el mundo, Miguel”. Bajo la dirección de Gabriel Fuentes, Daniel traslada a las tablas la vida de ese pastor, de ese hombre del pueblo revolucionario que luchó para que sus hijos tuvieran algo más que una cebolla que llevarse a la boca. Eva Rubio y Pablo Sevilla componen el elenco. Una amalgama de personajes donde Josefinas, Ramones, vedettes, Marujas, amigos, policías, soldados o presos van desfilando acompañando con acertadas construcciones, esta historia, quizá demasiado mascada, de nuestra propia historia.
La escenografía de Isi Ponce, la iluminación de Juanjo Llorens y el sonido de Gastón Horischnkik consiguen crear esos cuadros que nos danzan y nos bailan y nos llevan a esas prisiones del alma, a esos parises desenfrenados, a ese Madrid caótico, a esos rojos de fuego, de pasión de miedo, a esos campos alicantinos donde las palabras tomaban forma, donde el rayo comenzó a no cesar, en un país que colecciona odios y muertos. El montaje es atrevido, como Miguel. Para la libertad nos habla de un hombre que sentía más la muerte de los demás que su propia vida, nos habla de la defensa activa de unos ideales por encima de todo y de todos, de la belleza de las palabras que no entendían de bandos, de la mirada de los demás, de sus voces, porque de principio a fin, Miguel Hernández es poeta, es siempre Miguel.
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Teatro: Teatro Infanta Isabel
Dirección: Calle Barquillo 24.
Fechas: A partir del 06 de noviembre del 2024. Miércoles a domingo a las 19.00h
Duración: 95 minutos
Entradas: Desde 18€ en teatroinfantaisabel.
Ficha artística y técnica
ELENCO: Daniel Ibáñez, Eva Rubio y Pablo Sevilla
Director: Gabriel Fuentes
Director musical: Daniel Molina
Diseño de iluminación: Juanjo Llorens
Diseño de vídeo escena: Elvira Ruiz Zurita
Escenografía y vestuario: Isi Ponce
Espacio sonoro: Gaston Horischnkik
Producción: Pepe B Pérez, María Álvarez y Triana Cortes
Sonido: Enrique Rincón
Jefatura técnica: José Gallego
Regidor: Santiago Ayala
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